jueves, 26 de agosto de 2010

La Alfombra Mágica del Momento

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Este Momento es lo que es. Este Momento es "el Momento", pues no hay otro momento, sino que siempre es este Momento inmortal.

Este Momento no es la forma que adopta, sino mucho más.
Este Momento no es lo relativo al tiempo o al espacio, sino mucho más.
Este Momento está mucho más allá de lo que cualquier aparente "mente-separada" pudiera llegar a imaginar.

Este Momento es lo que eres: tu auténtico Ser.

En el Momento estás en Casa. El Momento te protege, el Momento te alimenta, el Momento tiende ante ti la Alfombra Divina que te invita a despertar (por cierto que dormir significa simplemente insistir en jugar a dramatizar). Mas no es una alfombra lineal que tengas que caminar a través de tiempo y espacio, pues esta Alfombra Mágica del Momento es una Alfombra Voladora que espontáneamente, por Su naturaleza divina (la cual es tu propia naturaleza divina), te invita solemnemente a desprenderte de las creencias del tiempo, del espacio, de las formas o cualquier otra limitación; y en esta Mágica Alfombra que es el Momento puedes, Ahora, relajarte y vivir en Paz, en tu Ser.

El Momento cuida siempre de Ti, pues cuida siempre de Sí Mismo.

Y nada puede atacar ni dañar al Momento. ¿Qué espada podría herir lo que no tiene forma? ¿Qué sombra podría triunfar sobre la Luz? ¿Cómo podría lo irreal dañar a Lo Real? ¿Cuándo o dónde podría ser atacado Aquello que vive más allá del tiempo y del espacio?

La Vida es Unidad. Es Momento. No hay otra cosa aparte del Momento. Todo lo que hay es el Momento. Tú eres el Momento.

El Momento inmortal te ama. Siempre está contigo, Él es Tú.

Aquí, Ahora, en el Momento Puro que Eres, estás bendito y a salvo.

Simplemente confía y déjate llevar. O sea, confía y relájate. Incluso cuando actúes, hazlo relajado. Déjate llevar. Cuando la Vida-Momento desee realizar algo a través de ti, sucederá. Sentirás el impulso de hacerlo. Y si te dejas llevar —y es imposible que no te dejes llevar cuando el Momento te llama— fluirás de manera bondadosa y apropiada al siguiente Regalo que la Vida tiende hacia Ti. En el Momento.

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martes, 24 de agosto de 2010

Confía

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Simplemente confía. Confía en la Vida. Confía en que todo está sucediendo como debe ser; en que tu proceso va al ritmo adecuado, como el proceso adecuado de una semilla creciendo, con todo lo necesario para cada momento de su crecimiento. Confía. O ni eso, porque no hace falta ni que confíes. El proceso fluye por sí solo, hagas lo que hagas, pienses lo que pienses, confíes o desconfíes. Tarde o temprano la Vida te lleva al siguiente Regalo, y luego al siguiente y al siguiente. No tienes que hacer nada. Aunque tampoco se trata de "no hacer nada". Simplemente sucede que lo que quiera que te veas impulsado a hacer o experimentar, es precisamente lo que la Vida ha destinado para ti, como parte del proceso que te conduce hacia el siguiente Regalo.

Lo que conviene que suceda, ya está sucediendo. Lo que necesitas saber, ya lo sabes. En cada momento la Vida te acerca el conocimiento de lo que sea apropiado que sepas en ese momento determinado. Nunca estás en peligro, ni en problemas, ni en riesgo. Estás protegido por Lo Que Eres. Estás bendecido en este sabio y amoroso proceso que fluye con la Vida.

Ya está sucediendo. Todo sigue bien. Confía. O haz lo que quieras. De todos modos, estás a salvo. Pues estás unido al Todo, al Único Ser, el cual es tu Garantía de Paz. Eres Lo Que Eres. Y tu nueva aventura es buena, está bien y ya está sucediendo. Espontáneamente.

Se puede confiar. Todo está sucediendo perfectamente, y adaptándose en cada instante de la manera adecuada. El Hogar es Aquí, Ahora. Y desde este Momento, desde el Aquí-Ahora, todo fluye como tiene que ser, al ritmo correcto y de la manera apropiada. Paso a paso estás siendo guiado, bondadosamente, por la Vida que Eres. Es un proceso espontáneo, sucede por Sí Mismo y nada puede frenarlo, pues nada hay más allá del Sí Mismo, nada hay más allá del Uno al que todos estamos conectados.

Se puede confiar y disfrutar. Eres digno de sentir la Paz de tu Ser, de recordar Lo Que Es.
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domingo, 22 de agosto de 2010

La enfermedad es una defensa contra la verdad

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Copiado del Libro de Ejercicios de Un Curso de Milagros (UCDM).

LECCIÓN 136

La enfermedad es una defensa contra la verdad.

1. Nadie puede sanar a menos que comprenda cuál es el propósito que aparentemente tiene la enfermedad. Pues entonces comprende también que dicho propósito no tiene sentido. Al no tener la enfermedad causa ni ningún objetivo válido, es imposible que exista. Una vez que se reconoce esto, la curación es automática. Pues dicho reconocimiento desvanece esta ilusión sin sentido, valiéndose del mismo enfoque que lleva a todas las ilusiones ante la verdad, y simplemente las deja allí para que desaparezcan. [Nota de Toni: En cierto modo, el enfoque al que se refiere es lo que el Curso de Milagros, como curso completo, pretende enseñar. Las lecciones del Libro de Ejercicios dan por sentado el contexto que provee el Libro de Texto, recomendable de haberse leído antes y el cual tiene más de 700 páginas para cubrir paso por paso sus objetivos de enseñanza. Intuitivamente se pueden captar las claves leyendo incluso algunas lecciones aisladas (en este blog hay algunas), aunque si no se capta el sentido de lo que se trata de transmitir conviene entonces comprender que el Curso es una Unidad, un todo completo, y que leer el Libro de Texto ayudaría a comprender bien lo que el Curso quiere compartir, sin tergiversarlo con nuestra memoria. Tanto el Libro de Texto (teoría) como el Libro de Ejercicios (la práctica) son valiosos. La teoría no es nada sin la práctica. La sabiduría se capta plenamente cuando la aplicamos en nuestra vida cotidiana]

2. La enfermedad no es un accidente. Al igual que toda defensa, es un mecanismo demente de auto-engaño. Y al igual que todos los demás mecanismos, su propósito es ocultar la realidad, atacarla, alterarla, incapacitarla, distorsionarla, tergiversarla y reducirla a un insignificante montón de partes desarmadas. La meta de todas las defensas es impedir que la verdad sea íntegra. Las partes se ven entonces como si cada una de ellas fuese un todo en sí misma.

3. Las defensas no son involuntarias ni se forjan inconscientemente. Son como varitas mágicas secretas que utilizas cuando la verdad parece amenazar lo que prefieres creer. Parecen ser algo inconsciente debido únicamente a la rapidez con que decides emplearlas. En ese segundo, o fracción de segundo en que decides emplearlas, reconoces exactamente lo que te propones hacer, y luego lo das por hecho.

4. ¿Quién sino tú decide que existe una amenaza, que es necesario escapar, y erige una serie de defensas para contrarrestar la amenaza que ha juzgado real? Todo esto no puede hacerse de manera inconsciente. Mas una vez que lo has hecho, tu plan requiere que te olvides de que fuiste tú quien lo hizo, de manera que parezca ser algo ajeno a tu propia intención; un acontecimiento que no guarda relación alguna con tu estado mental; un desenlace que produce un efecto real en ti, en vez de uno que tú mismo has causado.

5. La rapidez con la que te olvidas del papel que desempeñas en la fabricación de tu propia "realidad" es lo que hace que las defensas no parezcan estar bajo tu control. Mas puedes recordar lo que has olvidado, si estás dispuesto a reconsiderar la decisión que se encuentra doblemente sellada en el olvido. El hecho de que no te acuerdes no es más que la señal de que esa decisión todavía está en vigor, en cuanto que eso es lo que deseas. No confundas esto con un hecho. Las defensas hacen que los hechos sean irreconocibles. Ése es su propósito, y eso es lo que hacen.

6. Las defensas toman fragmentos de la totalidad, los ensamblan sin tener en cuenta la verdadera relación que existe entre ellos, y, de esta manera, tejen ilusiones de una totalidad que no existe. Este proceso es lo que produce la sensación de amenaza, y no cualquier resultado que pueda derivarse de él. Cuando se arrancan partes de la totalidad y se consideran como algo separado y como un todo en sí mismas, se convierten en símbolos que representan un ataque contra la totalidad y al, en efecto lograrlo, ésta no se puede volver a ver como la totalidad que es. Sin embargo, has olvidado que dichas partes sólo representan tu decisión de lo que debe ser real, a fin de que ocupe el lugar de lo que sí es real.

7. La enfermedad es una decisión. No es algo que te suceda sin tú mismo haberlo pedido, y que te debilita y te hace sufrir. Es una decisión que tú mismo tomas, un plan que trazas, cuando por un instante la verdad alborea en tu mente engañada y todo tu mundo parece dar tumbos y estar a punto de derrumbarse. Ahora enfermas, para que la verdad se marche y deje de ser una amenaza para tus falsos castillos.

8. ¿Por qué crees que la enfermedad puede escudarte de la verdad? Porque demuestra que el cuerpo no está separado de ti y que, por lo tanto, tú no puedes por menos que estar separado de la verdad. Experimentas dolor cuando el cuerpo lo experimenta, y en ese dolor te vuelves uno con él. De esta manera, tu "verdadera" identidad queda a salvo, y el extraño y perturbador pensamiento de que tal vez seas algo más que un puñado de polvo queda mitigado y silenciado. Pues fíjate, ese polvo puede hacerte sufrir, torcerte las extremidades y pararte el corazón, ordenándote que mueras y dejes de existir.

9. De esta manera, el cuerpo es más fuerte que la verdad, la cual te pide que vivas, pero no puede imponerse a tu decisión de querer morir. Y así, el cuerpo es más poderoso que la vida eterna, el Cielo más frágil que el infierno y los designios de Dios para la salvación de Su Hijo se ven contrarrestados por una decisión que es más fuerte que su Voluntad. El Hijo no es más que polvo, el Padre no está completo y el caos se sienta triunfante en Su trono.

10. Tal es el plan que has elaborado para tu propia defensa. Y crees que el Cielo se estremece ante ataques tan irracionales como éstos, en los que Dios queda cegado por tus ilusiones, la verdad transformada en mentiras y todo el universo hecho esclavo de las leyes que tus defensas quieren imponerle. Mas ¿quién podría creer en ilusiones salvo el que las inventa? ¿Quién más podría verlas y reaccionar ante ellas como si fuesen la verdad?

11. Dios no sabe nada acerca de tus planes para cambiar Su Voluntad. El universo permanece indiferente a las leyes con las que has creído gobernarlo. Y el Cielo no se ha inclinado ante el infierno, ni la vida ante la muerte. Lo único que puedes hacer es elegir pensar que mueres o que sufres enfermedades, o que de alguna manera tergiversas la verdad. Lo que ha sido creado no guarda relación alguna con eso. Las defensas son planes para derrotar lo que no puede ser atacado. Lo que es inalterable no puede cambiar. Y lo que es absolutamente impecable no puede pecar. [Nota de Toni: Respecto a esto de los planes, conviene tener en cuenta que esta lección de UCDM está íntimamente relacionada con la lección anterior del Curso, que copié aquí]

12. Ésta es la simple verdad. No recurre a la fuerza ni al dominio. No exige obediencia ni intenta demostrar cuán fútiles y lamentables son tus intentos de planear defensas que la pudiesen alterar. La verdad sólo desea brindarte felicidad, pues ése es su propósito. Quizá exhala un pequeño suspiro cuando rechazas sus dones. No obstante, sabe con absoluta certez que recibirás lo que Dios dispone para ti.

13. Este hecho es lo que demuestra que el tiempo es una ilusión. Pues el tiempo te permite pensar que lo que Dios te ha dado no es verdad ahora mismo, como no puede por menos que serlo. Los Pensamientos de Dios son totalmente ajenos al tiempo. Pues el tiempo no es sino otra absurda defensa que has urdido contra la verdad. Lo que Él dispone, no obstante, está aquí, y tú sigues siendo tal como Él te creó.

14. El poder de la verdad es muy superior al de cualquier defensa, pues ninguna ilusión puede permanecer allí donde se le ha dado entrada a la verdad. Y ésta alborea en cualquier mente que esté dispuesta a deponer sus armas y a dejar de jugar con necedades. La verdad se puede encontrar en cualquier momento; incluso hoy mismo, si eliges practicar darle la bienvenida.


15. Éste es nuestro objetivo hoy. Dedicaremos un cuarto de hora en dos ocasiones a pedirle a la verdad que venga y nos libere. [Nota de Toni: Usualmente no copio esta parte de las lecciones, pues forman parte del entrenamiento del Curso, el cual dura un año, con pequeñas prácticas como éstas de los 15 minutos, variadas según cada ocasión. Pero quizás no deje de ser algo valioso para quien le resuene practicarla incluso como lección aislada, si bien el Curso es el Curso -quien tenga oídos, que entienda] Y la verdad vendrá, pues jamás ha estado separada de nosotros. Tan sólo aguarda la invitación que hoy le hacemos. Introducimos dicha invitación con una plegaria de curación para que nos ayude a superar nuestra actitud defensiva y permita que la verdad sea como siempre ha sido:

La enfermedad es una defensa contra la verdad. Aceptaré la verdad de lo que soy, y dejaré que mi mente sane hoy completamente.

16. La curación destellará a través de tu mente abierta a medida que la paz y la verdad se alcen para ocupar el lugar de la contienda y de las imaginaciones vanas. No quedará ni un solo rincón tenebroso que la enfermedad pueda ocultar y defender contra la luz de la verdad. No quedarán en tu mente figuras sombrías procedentes de tus sueños ni sus absurdos y oscuros anhelos, cuyos propósitos dobles se persiguen descabelladamente. La mente sanará de todo deseo enfermizo que jamás haya tratado que el cuerpo obedeciera.

17. Ahora el cuerpo está sano porque la fuente de la enfermedad está dispuesta a recibir alivio. Y reconocerás que practicaste bien por lo siguiente: el cuerpo no sentirá nada en absoluto. Si has tenido éxito, no habrá sensación alguna de enfermedad o de bienestar, de dolor o de placer. La mente no responderá en absoluto a lo que el cuerpo haga. Lo único que se conserva es su utilidad y nada más.

18. Tal vez no te des cuenta de que esto elimina los límites que le habías impuesto al cuerpo como resultado de los propósitos que le habías adjudicado. A medida que éstos se dejan a un lado, el cuerpo tendrá suficiente fuerza para servir a cualquier propósito que sea verdaderamente útil. La salud del cuerpo queda plenamente garantizada porque ya no se ve limitado por el tiempo, por el clima o la fatiga, por lo que come o bebe, ni por ninguna de las leyes a que antes lo sometías. No tienes que hacer nada para que esté bien, pues la enfermedad es ahora imposible.

19. Mas para conservar esta protección es preciso que te mantengas extremadamente alerta. Si permites que tu mente abrigue pensamientos de ataque, juzgue o trace planes para contrarrestar cosas que tal vez puedan pasar en el futuro, te habrás vuelto a extraviar, y habrás forjado una identidad corporal que atacará al cuerpo, pues en ese caso la mente estará enferma. [Nota de Toni: Con respecto a la planificación, vale lo mismo que he comentado más arriba en la nota del punto 11]

20. De ocurrir esto, remédialo de inmediato, no permitiendo que tu actitud defensiva te siga haciendo daño. No te confundas con respecto a lo que necesita sanar, sino que di para tus adentros:

He olvidado lo que realmente soy, pues me confundí a mí mismo con mi cuerpo. La enfermedad es una defensa contra la verdad. Mas yo no soy un cuerpo. Y mi mente es incapaz de atacar. Por lo tanto, no puedo estar enfermo.

La metáfora de Messi

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Todos somos Uno, pues estamos conectados los unos a los otros y todos con la Fuente. No somos seres separados los unos de los otros. El ser humano juega (sueña) estar separado, finge y cree creer que toma sus propias decisiones independientes, que realiza sus acciones independientes, etc. Pero realmente no es así, porque más que de seres "independientes" (separados) lo que hay es una especie de red de relaciones, donde cada punto (ser humano, por ejemplo) de la red influye sobre los otros, especialmente en aquellos más próximos. No se puede explicar satisfactoriamente lo que uno hace o dice o decide, sin tener en cuenta a los otros: la red de interacciones en la que todos estamos unidos.

Veamos algunos ejemplos o metáforas que ilustren esto. El primer ejemplo es lo que podríamos denominar la "metáfora de Messi" o metáfora futbolística. No hace falta saber de fútbol para comprenderla, ni saber quién es exactamente Messi. Messi es uno de los futbolistas más conocidos hoy en día, juega en el Fútbol Club Barcelona y en la selección de Argentina. Algunos opinan que es el mejor futbolista de la actualidad, ha recibido algún galardón en este sentido, esto es obviamente opinable, pero para nuestro ejemplo basta comprender que está considerado como uno de los futbolistas más destacados del mundo, uno de estos talentos "afortunados" a quienes se suele idealizar, idolatrizar, "separar" del resto. Sin embargo, ¿es Messi realmente un ser separado de los demás? Esto se podría reflexionar en base a múltiples aspectos, pero vamos a centrarnos en este ejemplo en el aspecto futbolístico.

Y he aquí el asunto digno de reflexión: Messi deslumbra año tras año con los partidos que juega en su club habitual, el Barcelona. Desequilibra, participa mucho en el juego, y marca muchos goles, a menudo más de uno en un mismo partido. Sin embargo en el pasado Mundial, donde participó con la selección de Argentina, llegaron algunas críticas, quizás decepciones, hacia él. Participó en el juego de su selección pero no marcó ni un solo gol. Como si faltara algo, el brillo especial, el toque de genialidad con el que es conocido en el mundo entero. Su falta de gol (en los 5 partidos que disputó del Mundial no marcó ni un solo gol) se ha tratado de explicar desde diversos puntos de vista. Se ha dicho que la selección de Argentina no usaba la estrategia apropiada, o que Messi no era tan bueno como parecía, etc.

Nuestro ejemplo aborda otro punto de vista más al respecto. Consiste en que Messi, en sintonía con lo que decíamos arriba en el primer párrafo, no es un futbolista separado, sino que al igual que todos, forma parte de una red de relaciones. Esto desde luego no es nuevo, se sabe de sobra en el mundo del fútbol. Un futbolista no es solamente él, sino que su valía y talento dependen de los futbolistas que le rodean. El "Messi del Barça" no es un ser separado, sino parte de una red, funcionalmente unido a compañeros de talento los cuales, al actuar sincronizados, aumentan mutuamente sus cualidades como equipo. Esto es así; un futbolista por sí solo no es nada, eso es una mera abstracción. Lo que es, lo es en relación a las circunstancias que le rodean, en este caso sus compañeros, sus rivales, etc. Esto explica por qué a veces, un futbolista que muestra cualidades muy valiosas en un club de fútbol, al ser fichado por otro equipo no siempre está "a la altura" de lo esperado. Lo achacan a diversas razones. En realidad se trata de lo que estamos diciendo, de que lo que hay es una red de relaciones y ese mismo futbolista, en relación con sus nuevos compañeros, ya es en cierto modo "otro". Ha cambiado (han cambiado las circunstancias, han cambiado las relaciones). Esto a menudo se reconoce cuando se dice que lo que sucede es que le falta "adaptarse". Adaptarse a la nueva red, naturalmente.

La red de futbolistas de Argentina en el Mundial no cosechó los éxitos que muchos deseaban. Esto no quiere decir que los compañeros de Messi en el Barcelona sean "mejores" que sus compañeros con la selección de Argentina. Simplemente las redes unas veces funcionan "mejor", otras "peor". En cualquier caso, el ejemplo nos sirve de reflexión. Ningún futbolista es nada por sí mismo. Cierto que quien tiene talento a raudales, acaba destacando en una red y en otra, pero no es exactamente lo mismo, las circunstancias cambian. Con la vida sucede igual. No somos seres humanos separados, sino parte de una red. En nuestro trabajo, con nuestra familia y amigos, etc, quienes somos es algo que surge de la red de interacción de la que formamos parte.

Veamos algún ejemplo más, brevemente. El científico que realiza sus descubrimientos, no es sólo él, sino parte de "su red". Él es un eslabón de una cadena de la que forman parte otros científicos que le inspiraron, los libros que leyó, los ayudantes que le apoyaron, sus amigos y familiares, los profesores que le enseñaron e inspiraron de niño el amor a la ciencia, etc.

Del mismo modo un pianista es la guinda de esa red de quienes le educaron, quienes le amaron y le aman, quienes le escuchan, quienes le enseñaron, quienes le inculcaron el amor por la música, etc.

Nosotros mismos podemos comprobar en nuestra propia vida que no estamos separados. Formamos parte de nuestra red (o redes). Nuestros actos o decisiones no son tan autónomos como la mente "separada" quiere fingir creer. Por ejemplo, podemos haber hecho planes para pasar la tarde leyendo (esta sería nuestra aparente "decisión separada", aunque incluso ésta depende de pensamientos que nos vienen de la Fuente) pero de repente recibimos una llamada telefónica y acabamos "decidiendo" ir con los amigos al cine. ¿Quién tomó realmente esa decisión? La mente "separada" rápidamente dice: "yo". Sin embargo, ¿no ha sido esa decisión más bien una de las consecuencias determinadas por la red de interacciones de la que formamos parte?

Se podrían dar muchos más ejemplos, matices y apreciaciones. Pero ¿para qué? Las palabras no pueden explicar completamente el tema, así que sólo nos resultan de ayuda para indicar una posible reflexión que todos podemos profundizar por nosotros mismos, obteniendo nuestras propias conclusiones comprobadas.

De los anteriores ejemplos tan simples, reflexionando hasta las ultimísimas consecuencias, acaba quedando claro que todo sucede como tiene que suceder, en sintonía con la Armonía de la Unidad. Todo proviene de la Fuente. Y saber esto es una Luz que disipa las sombras. No estamos solos. Nadie está solo. Todos estamos conectados a todos. Todos somos parte de la Fuente. No ganamos nada con echar las culpas de cualquier acontecimiento a nadie, pues todo lo que sucede viene influido por las diversas redes de interacción, redes que están unidas las unas a las otras, formando una sola gran Red. Sabiendo esto, quizás nos abramos a comprender a nuestros hermanos. Nadie hace nada "bueno" o "malo". Lo que hacemos, lo hacemos todos. Como parte de la Red.

No somos personas separadas. Somos una Familia (qué linda Red). Y cuando ahondemos en esto y lo sepamos con plena certeza, cuando nos zambullamos en el Momento sin tergiversar la Realidad usando los prejuicios, sentiremos algo espléndido: nuestro verdadero Ser. Lo Que Somos. Un Ser bellísimo, eterno, pleno, tranquilo y unido al Todo.

Todos somos hermanos. Separados no somos nada (la separación es una abstracción, una fantasía). Unidos, somos el Todo, la Familia, el Amor.

Saludos
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La Puerta Abierta a la Verdad

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Adapto un mail donde surgió algo que da gusto compartir. Lo dejo tal cual pero eliminando el nombre de la persona a la que se lo escribí y de otra persona mencionada. Que seáis muy felices; sí sí sí sí sí...

En realidad es fácil vivir así. Es lo natural. Para la mente (limitada) es difícil, pero no somos la mente limitada, somos mucho más que eso, no algo separado sino unidos al Todo. Hace años leí una frase que me impactó profundamente. Era la siguiente:

Este momento es tan bueno como cualquier otro momento de la eternidad. (Ralph Waldo Emerson)

Esa frase es una pista, para mí lo fue. Por sí sola, esta pista es suficiente. Captando el Momento, lo demás que parezca haber se resuelve por sí solo, al ritmo correcto, sin prisa pero sin pausa.

La misma idea se puede tratar de expresar en palabras parecidas (adaptación de esa frase):

Este momento es tan bueno o malo como cualquier otro.

Este momento es como es.

Aquí SOY.

Aquí ES.


O frases similares. El asunto es que este Silencio que somos, este Silencio que no puede expresarse con palabras (de ahí el motivo por el que lo llamo Silencio, en este mail), está a nuestro alcance siempre, en todo Momento; es nuestro Ser.

Adonde no llegan las palabras, llega la "resonancia interior", llamémosla Intuición Divina. La Intuición es la Voz de Dios en nosotros, y todos la podemos sentir, captar, vivir. Es tan simple que todos la usamos en determinados momentos, aunque muchos -quienes juegan a no recordar quiénes son- no parecen darse cuenta, pero están usando esa Intuición igualmente sin "saberlo".

Se puede vivir en paz. Es más fácil de lo que la mente (creencias) cree. Puedo decir que vivo en paz. Que soy paz permanente. En palabras es fácil malinterpretar aquello que no puede expresarse plenamente con las palabras. Habría que matizar, en la medida que las palabras lo permitan, que no se trata de una paz experimentada por un "yo" limitado (porque no existen los "yoes" limitados, no existe nadie separado, en realidad todo está unido; si uno despierta, no puede presumir de ser especial o mejor, pues el despertar es para todos; lo que cada ser comprende, queda a disposición de todos, si lo aceptan, y antes o después lo aceptan). El otro matiz es la palabra "permanente". La paz es permanente, aunque la mayoría de la sociedad suele interpretar que la paz permanente es otra cosa, y por eso creen que no están en paz, pero la paz es su ser, es el ser de todos. La paz que digo no excluye nada; llamémosla Paz en mayúsculas, para distinguirla de la paz que se opone a la "guerra" o a la "intranquilidad". La Paz transciende la dualidad, es más que la dualidad paz/guerra, es lo que es. Si se siente tensión en el cuerpo, incluso stress, eso no eclipsa la Paz verdadera. La mayoría de quienes creen ser humanos se identifican con el stress y asumen la creencia de que ellos mismos están estresados. Pero el stress podría contemplarse como una mera "nube" que pasa, sin identificarse con él. Entonces uno capta la Paz, se abre a la Paz que ES, independientemente de si hay "nubes" o no.

Vuelvo a la frase que mencioné al principio:

Este momento es tan bueno como cualquier otro momento de la eternidad.

Para mí esta frase fue un gran detonante. Esta idea tiene el poder de disolver muchos velos de golpe. Captar el Momento, el Aquí-Ahora, sin darle energía a un supuesto yo-separado (el cual es una mera creencia), es algo liberador, bello, indescriptible, apacible. Esa frase (como también otras, por supuesto) apunta hacia Aquello que no se puede expresar con las palabras.

Una vez leí algo parecido a esto: Al cruzar la puerta del despertar, desaparece la puerta, se comprende que nunca hubo camino, nunca hubo puerta, pues siempre fuimos ESTO que Somos. La idea que me interesa remarcar con estas palabras es que ya Somos lo que Somos. Lo único que pareciera que nos separa de recordarlo, es la creencia de que aún no hemos alcanzado la Verdad. Pero, realmente, la Verdad ya ES (de hecho, es nuestro SER). Todos los seres son Uno con la Verdad, y están ya despiertos, aunque algunos crean lo contrario. No pasa nada con esa creencia, se trata de una especie de juego. Todos, en lo profundo de su Ser, comprenden el juego. Y pueden despertar del juego de una manera maravillosa, como así sucederá. Se podría decir que la "Puerta" para darse cuenta, la Puerta para despertar del juego-sueño, es el Momento. El Momento es la Puerta abierta hacia Dios y que nos muestra que somos Uno con Dios.

Por cierto A., esta misma mañana me he encontrado con un texto que toca este tema, con palabras claras y lindas. En Un Curso de Milagros. Lo voy a copiar al blog por si le resulta útil a alguien. Te lo enviaré a ti también cuando lo haya copiado, en un nuevo mail. Y probablemente también a B., por si le fluye compartirlo. Las palabras no alcanzan para explicar plenamente estas cosas, pero dan pistas, y eso es lindo. Pero no son más que palabras. Lo interesante no son las palabras, sino si se conmueve o no nuestro corazón y nos abrimos a Eso que en el fondo de nosotros ya sabemos.

Todo es como es. Y está bien así. Las semillas crecen a su ritmo, perfectamente protegidas. La Vida ES.

Mucha felicidad,

Toni

Y bueno, ahí quedó el mail. Fluyó lo que fluyó; fluye lo que fluye. ¡Qué bien!

Mucha felicidad a todos, que sois YO, que somos todos, que viva la Vida y que sí que sí que sí a jugar el Momento, baile, danza, lluvia de amor, cuando el Todo abraza Aquí, cuando Todo ES.

¡Qué bien!
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sábado, 21 de agosto de 2010

Escena con Groucho Marx a lo "UG"

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Es una escena concreta, dura 4 minutos, donde el personaje encarnado por Groucho Marx participa en una escena de humor a dúo; aparte del humor, le veo a la escena un aroma espiritual (claro que para ser sinceros, todo me parece "espiritual"). Y de hecho, veo en ese personaje encarnado por Groucho Marx (¡el del bigote!) cierta semejanza... en cierto aspecto... con UG, el "herético" UG mencionado alguna vez en este blog. Claro que, probablemente, más de uno podría preguntar tras ver el vídeo: ¿Y en qué leches se parecen UG y Groucho? Y, ciertamente, es difícil precisarlo en palabras... pero ahí ahí hay algo... jajaja



Link del mismo vídeo en youtube: http://www.youtube.com/watch?v=mWjHXJ--K6A

Posts sobre UG en este blog (para quien no sepa quién es): http://jugandoalegremente.blogspot.com/search/label/UG

Ahí van unas citas de Groucho:

Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y confirmar las sospechas

Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota

¿A quien va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?

Jamás aceptaría pertenecer a un club que me admitiera como socio

Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros

Nunca olvido una cara. Pero en su caso, estaré encantado de hacer una excepción

Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!

Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo

¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Que ha hecho la posteridad por mí?

Groucho Marx

¡Saludos!
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El Momento

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He leído un texto de Un Curso de Milagros que expresa muy claramente algo que aunque no puede describirse plenamente en palabras, sí puede indicarse o apuntarse con más o menos idoneidad. Lo comparto por si resulta de utilidad a alguien:

LECCIÓN 135

Si me defiendo he sido atacado.

1. ¿Quién se defendería a sí mismo a menos que creyese que ha sido atacado, que el ataque es real y que defendiéndose es como puede salvarse? En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fuesen reales. Ello no hace sino añadir más ilusiones a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fuesen reales. Ello no hace sino añadir más ilusiones, haciendo así que la corrección sea doblemente difícil. Y esto es lo que haces cuando tratas de planear el futuro, reactivar el pasado u organizar el presente de acuerdo con tus deseos.

2. Actúas basándote en la creencia de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque ello encierra una amenaza para ti. Sentirte amenazado es el reconocimiento de una debilidad inherente; es asimismo la creencia de que hay un peligro que tiene el poder de incitarte a que busques una defensa apropiada. El mundo está basado en esta creencia demente. Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus castigos y su pesado armamento, sus definiciones legales y sus códigos, su ética, sus líderes y sus dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de amenaza. Pues nadie andaría por el mundo cargando con una pesada armadura si no fuese porque el terror le encoge el corazón.

3. Las defensas son atemorizantes. Surgen del miedo, el cual se intensifica con cada defensa adicional. Crees que te ofrecen seguridad. Sin embargo, lo que hacen es proclamar que el miedo es real y que el terror está justificado. ¿No te parece extraño que al elaborar planes para reforzar tu armadura y afianzar tus cerrojos todavía más, jamás te detienes a pensar qué es lo que estás defendiendo, cómo lo estás defendiendo y contra qué?

4. Examinemos en primer lugar qué es lo que defiendes. Debe ser algo muy débil y vulnerable. Algo que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por lo tanto, necesita que tú lo defiendas. ¿Qué otra cosa sino el cuerpo adolece de tal fragilidad que para proteger su insignificante vida es necesario prestarle un constante cuidado y preocuparse en gran manera por su bienestar? ¿Qué otra cosa sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el digno anfitrión del Hijo de Dios?

5. Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer o ser algo temible. Las únicas necesidades que tiene son las que tú mismo le impones. No necesita complicadas estructuras que lo defiendan, ni medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te preocupes por él en absoluto. Si defiendes su vida, le haces regalos para embellecerlo o construyes murallas para su protección, estarás declarando que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es corruptible, que se está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes que protegerlo con tu propia vida.

6. ¿No es este cuadro aterrador? ¿Cómo puedes estar en paz con semejante concepto de tu hogar? Sin embargo, ¿quién fue lo que dotó al cuerpo con el derecho de servirte de esta manera sino tus propias creencias? Fue tu mente la que le asignó al cuerpo todas las funciones que percibes en él, y la que fijó su valor muy por encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente es. ¿Quién defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que es?

7. El cuerpo no necesita ninguna defensa. No podemos hacer suficiente hincapié en esto. El cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y elevadas metas que no puede alcanzar. Tales intentos ridículos, aunque celosamente atesorados, son la fuente de los múltiples y dementes ataques a que lo sometes. Pues el cuerpo parece frustrar tus esperanzas, tus valores y tus sueños, así como no satisfacer tus necesidades.

8. El "ser" que necesita protección no es real. El cuerpo, que de por sí no tiene valor ni es merecedor de la más mínima defensa, sólo requiere que se le perciba como algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil a través del cual la mente puede operar hasta que deje de tener utilidad. Pues ¿quién querría conservarlo una vez que deja de ser útil?

9. Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente. Pues habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las faltas y los defectos de los cuales crees que el cuerpo debe ser liberado. De este modo, no podrás ver a la mente como algo separado de las condiciones corporales. Y descargarás sobre el cuerpo todo el dolor que procede de concebir a la mente como frágil, limitada y separada de las demás mentes y de su Fuente.

10. Éstos son los pensamientos que necesitan curación, y una vez que hayan sido corregidos y reemplazados por la verdad, el cuerpo gozará de perfecta salud. La verdad es la única defensa real del cuerpo. Sin embargo, ¿recurre a ella para defenderlo? El tipo de protección que le ofreces no le beneficia en absoluto, sino que le añade más angustia a tu mente. Y no sólo no te curas, sino que eliminas toda esperanza de curación, pues no puedes ver dónde se deben depositar las esperanzas si es que éstas han de ser esperanzas fundadas.

11. La mente que ha sanado no planifica. Simplemente lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que no es la suya. Espera hasta que se le indica lo que tiene que hacer, y luego procede a hacerlo. No depende de sí misma para nada, aunque confía en su capacidad para llevar a cabo los planes que se le asignan. Descansa serena en la certeza de que ningún obstáculo puede impedir su avance hacia el logro de cualquier objetivo que sirva al gran plan que se diseñó para el bien de todos.

12. La mente que ha sanado se ha liberado de la creencia de que tiene que planear, si bien no puede saber cuál sería el mejor desenlace, los medios por los que éste se puede alcanzar, ni cómo reconocer el problema que el plan tiene como propósito solucionar. La mente no podrá sino hacer un mal uso del cuerpo al hacer sus planes mientras no reconozca que esto es así. Mas cuando acepte que esto es verdad, sanará y dejará a un lado al cuerpo.

13. Forzar al cuerpo a que se amolde a los planes que una mente no curada traza para salvarse a sí misma es lo que hace que el cuerpo enferme. En tal caso el cuerpo no es libre para ser un instrumento de ayuda en un plan que le ofrece mucha más protección de la que él podría prestarse a sí mismo, y que por un tiempo requiere de sus servicios. Cuando se utiliza con este propósito, la salud está asegurada. Pues todo aquello de lo que la mente se valga para tal fin funcionará perfectamente y con la fortaleza que se le ha otorgado, la cual no puede fallar.

14. Tal vez no sea fácil darse cuenta de que los planes que uno mismo inicia son tan sólo defensas, al ser su propósito el mismo para el que se concibieron todas las defensas. Estos planes constituyen los medios a través de los cuales una mente atemorizada intenta hacerse cargo de su propia protección a costa de la verdad. Esto se puede reconocer fácilmente en algunas de las formas que adopta este auto-engaño, en las que la negación de la realidad es muy evidente. No obstante, rara vez se reconoce que hacer planes es en sí una defensa.

15. La mente que se dedica a hacer planes para sí misma está tratando de controlar acontecimientos futuros. No cree que se le vaya a proveer de todo cuanto pueda necesitar, a menos que ella misma lo haga. El tiempo se convierte en algo en lo que lo que se enfatiza es el futuro, el cual se debe controlar mediante el aprendizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y de las creencias que se abrigan. Dicha mente pasa por alto el presente, basándose en la idea de que el pasado le ha enseñado lo suficiente como para permitirle dirigir su futura trayectoria.

16. La mente que hace planes, por lo tanto, no permite ningún cambio. Lo que aprendió en el pasado se convierte en la base de sus futuros objetivos. Sus experiencias pasadas determinan su elección de lo que ha de suceder. Y no se da cuenta de que aquí y ahora se encuentra todo cuanto necesita para garantizar un futuro muy diferente del pasado, libre de la continuidad de las viejas ideas y de las creencias enfermizas. No hay ansiedad con respecto al porvenir, pues la confianza presente está a cargo de éste.

17. Las defensas son los planes que emprendes para atacar la verdad. Su objetivo es seleccionar aquello a lo que le das tu conformidad, y descartar lo que consideras que es incompatible con tus creencias acerca de lo que es tu realidad. No obstante, lo que queda ciertamente no tiene significado. Pues tu realidad es "la amenaza" que tus defensas intentan atacar, ocultar, despedazar y crucificar.

18. ¿Qué no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir, es amorosamente planeado por Aquel cuyo único propósito es tu bien? Tal vez no hayas entendido bien Su plan, pues Él nunca podría ofrecerte dolor. Mas tus defensas no te dejaron ver Su amorosa bendición iluminando cada paso que jamás diste. Mientras hacías planes para la muerte, Él te conducía dulcemente hacia la vida eterna.

19. Tu presente confianza en Él es la defensa que te promete un futuro tranquilo, sin ningún vestigio de sufrimiento y lleno de un júbilo que es cada vez mayor, a medida que esta vida se vuelve un instante santo, ubicado en el tiempo, pero reconociendo únicamente la inmortalidad. No permitas que ninguna defensa, excepto tu presente confianza, dirija el futuro, y esta vida se convertirá en un encuentro significativo con la verdad, la cual sólo tus defensas podrían ocultar.

20. Sin defensas, te conviertes en una luz que el Cielo mismo, lleno de gratitud, reconoce como propia. Y te conducirá por los caminos que se diseñaron para tu felicidad, de acuerdo con el plan ancestral que comenzó al nacer el tiempo. Tus seguidores unirán su luz a la tuya, y ésta aumentará hasta que el júbilo ilumine al mundo. Y nuestros hermanos gustosamente dejarán a un lado sus engorrosas defensas, que de nada les sirvieron y sólo les causaban terror.

21. Esperaremos hoy con gran expectación ese momento llenos de absoluta confianza en el presente, pues esto es parte de lo que se planeó para nosotros. Descansaremos en la certeza de que se nos proveerá de todo cuanto podamos necesitar para lograr esto hoy. No haremos planes acerca de cómo se va a lograr, sino que nos daremos cuenta de que nuestra indefensión es lo único que se requiere para que la verdad alboree en nuestras mentes con absoluta certeza.

En fin, hasta ahí el fragmento copiado (añadí los colores y las letras en negrita). Me resulta muy inspirador. Lo comparo a una frase que suelo citar, igual de inspiradora a pesar de su brevedad:

Este momento es tan bueno como cualquier otro momento de la eternidad (Ralph Waldo Emerson)

¡Saludos!
*

viernes, 20 de agosto de 2010

¿En qué consiste el verdadero perdón?

*
Copio un texto muy esclarecedor acerca del verdadero perdón. Extraído del Libro de Ejercicios de Un Curso de Milagros.

LECCIÓN 134

Permítaseme poder percibir el perdón tal como es.

1. Repasemos hoy lo que significa “perdonar”, ya que es algo que puede tergiversarse muy fácilmente y percibirse como que entraña un sacrificio injusto de la justa indignación, como una dádiva injustificada e inmerecida y como una total negación de la verdad. Desde esta perspectiva, perdonar no puede sino verse como una extravagancia, y este curso aparenta basar la salvación sobre un capricho.

2. Esta perspectiva distorsionada de lo que significa perdonar puede corregirse fácilmente, si puedes aceptar el hecho de que no se te está pidiendo que perdones lo que es verdad. El perdón se limita únicamente a lo que es falso. Es irrelevante con respecto a todo, excepto con respecto a las ilusiones. La verdad es la creación de Dios, y perdonar eso no tiene sentido. Todo lo que es verdad le pertenece a Él, refleja Sus leyes e irradia Su Amor. ¿Puede esto acaso requerir perdón? ¿Cómo vas a poder perdonar lo que es incapaz de pecar y es eternamente bondadoso?

3. La mayor dificultad a la que te enfrentas para poder perdonar realmente, es que todavía crees que tienes que perdonar lo que es verdad, no lo que es ilusorio. Consideras que el perdón es un vano intento de ignorar lo que se encuentra ahí y de pasar por alto lo que es verdad, lo cual es parte de un esfuerzo inútil por engañarte a ti mismo al querer hacer que una ilusión sea verdad. Este punto de vista tergiversado no hace sino reflejar el dominio que la idea del pecado todavía ejerce sobre tu mente tal como tú te consideras a ti mismo.

4. Puesto que crees que tus pecados son reales, consideras que el perdón es un engaño. Pues es imposible pensar que el pecado es verdad sin creer que el perdón es una mentira. Así pues, el perdón en realidad no es más que otro pecado, al igual que todos los demás. Afirma que la verdad es falsa, y le sonríe al corrupto como si fuera tan irreprochable como la hierba; tan inmaculado como la nieve. El perdón se engaña con respecto a lo que cree que puede lograr. Considera correcto lo que es claramente erróneo, y ve lo aborrecible como algo bueno.

5. Desde esta perspectiva, el perdón no es un escape. Es simplemente una señal más de que el pecado es imperdonable, algo que en el mejor de los casos se debe ocultar, negar o llamar por otro nombre, ya que es una traición a la verdad. La culpabilidad no se puede perdonar. Si pecas, tu culpabilidad es eterna. Aquellos que son perdonados desde la perspectiva de que sus pecados son reales son víctimas de la burla y de una doble condena: en primer lugar, la suya propia por lo que creen haber hecho, y en segundo lugar, la de los que los perdonan.

6. La irrealidad del pecado es lo que hace que el perdón sea algo completamente natural y sano; un profundo consuelo para todos aquellos que lo conceden y una silenciosa bendición allí donde se recibe. El perdón no apoya las ilusiones, sino que, riendo dulcemente, las congrega a todas sin muchos aspavientos y las deposita tiernamente ante los pies de la verdad. Y ahí desaparecen por completo.

7. El perdón es lo único que representa a la verdad en medio de las ilusiones del mundo. El perdón ve su insubstancialidad, y mira más allá de las miles de formas en que pueden presentarse. Ve las mentiras, pero no se deja engañar por ellas. No hace caso de los alaridos auto-acusadores de los pecadores enloquecidos por la culpabilidad. Los mira con ojos serenos, y simplemente les dice: “Hermano mío, lo que crees no es verdad”.

8. La fuerza del perdón estriba en su honestidad, la cual es tan incorruptible que ve las ilusiones como ilusiones y no como la verdad. Por eso, en presencia de las mentiras, el perdón se convierte en aquello que desengaña; en el gran restaurador de la simple verdad. Mediante su capacidad de pasar por alto lo que no existe, le allana el camino a la verdad, la cual había estado bloqueada por sueños de culpabilidad. Ahora eres libre para recorrer el camino que al perdonar de verdad se despliega ante ti. Pues si un hermano ha recibido este regalo de tu parte, la puerta queda abierta para ti.

9. Hay una manera muy sencilla de encontrar la puerta que conduce al verdadero perdón y de percibir que está abierta de par en par en señal de bienvenida. Cuando te sientas tentado de acusar a alguien de algún pecado, no permitas que tu mente se detenga a pensar en lo que esa persona hizo, pues eso es engañarse uno a sí mismo. Pregúntate, en cambio: “¿Me acusaría a mí mismo de eso?”.

10. De esta manera podrás ver las alternativas entre las que puedes elegir desde una perspectiva que hace que el acto de elegir tenga significado y que mantiene a tu mente tan libre de culpa y de dolor como Dios Mismo dispuso que estuviese, y como en verdad está. Son únicamente las mentiras las que condenan. En realidad lo único que existe es la inocencia. El perdón se alza entre las ilusiones y la verdad; entre el mundo que ves y lo que se encuentra más allá; entre el infierno de la culpabilidad y las puertas del Cielo.

11. A través de este puente, que es tan poderoso como el Amor que derramó su bendición sobre él, todos los sueños de maldad, de odio y de ataque se llevan silenciosamente ante la verdad. No se conservan para que se inflen, exploten y aterren al cándido soñador que cree en ellos. A éste ya se le ha despertado dulcemente de su sueño al entender que lo que creía ver jamás existió. Y ahora ya no puede pensar que se le ha negado toda escapatoria.

12. No tiene que luchar para salvarse. No tiene que matar a los dragones que pensaba le perseguían. Tampoco tiene que erigir las sólidas murallas de piedra ni las puertas de hierro que pensó que lo mantendrían a salvo. Ahora puede deshacerse de la pesada e inútil armadura que construyó a fin de encadenar su mente a la miseria y al temor. Su paso es ligero, y cada vez que alza el pie para dar otro paso hacia adelante, deja tras de sí una estrella para señalarles el camino a aquellos que le siguen.

13. El perdón tiene que practicarse, pues el mundo no puede percibir su significado ni proveer un guía que muestre su beneficencia. No hay un solo pensamiento en todo el mundo que conduzca a un entendimiento de las leyes que rigen el perdón o del Pensamiento que refleja. El perdón es algo tan ajeno al mundo como lo es tu propia realidad. Sin embargo, es lo que une a tu mente con la realidad que mora en ti.


Otros posts de este blog, relacionados:

Síntesis del Perdón: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/sintesis-del-perdon-sobre-el-perdon.html

Algunos comentarios sobre el tema del Perdón Divino
(es la continuación de la Síntesis del Perdón, un buen complemento quizás): http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/algunos-comentarios-sobre-el-tema-del.html

Libro "La Desaparición del Universo": http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/02/la-desaparicion-del-universo.html

Un Curso de Milagros: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/03/tres-citas-de-un-curso-de-milagros.html

Sólo hay Amor y nada más que Amor: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/solo-hay-amor-y-nada-mas-que-amor.html

Todos los posts de este blog que tocan el tema de Un Curso de Milagros, están etiquetados con la abreviatura UCDM. Pueden consultarse en las etiquetas, visibles en la columna izquierda del blog, aunque voy a poner el link también aquí: http://jugandoalegremente.blogspot.com/search/label/UCDM

¡Saludos!
*

miércoles, 18 de agosto de 2010

Todo al Fuego

*
Padre nuestro
que todos somos,
bendito Eres con nosotros.

Que sepamos todos
disfrutar plenamente
del brindar todo
al Fuego del Momento.


Y así entregamos todo al Momento.
Y sabemos que nada nos pertenece sin el Momento de Fuego.
Aceptamos lo que venga y lo ofrecemos como ofrenda al Fuego del Momento.

Lo que es, será bendecido y expandido en el Fulgor del Momento.
Lo que no es, se desvanecerá ante la Luz del Momento.

En este Momento, Padre, somos todos Uno.
La Belleza eterna del Momento de Fuego Divino, es lo que somos.

Por siempre Resplandeciente Momento.
Este Momento...

*

lunes, 16 de agosto de 2010

Ángeles de lo Uno

*
Copio unos fragmentos del libro "Ángeles de lo Uno". El pseudónimo de la escritora/canalizadora es URBOREAS. Lo publica en España la editorial Sirio.

9. La puerta del Conocimiento

Verdaderamente, no puede existir unidad con nada
si el corazón no está despierto, presente.
El corazón despierto es la puerta primera.
Siempre.
Cualquier otra puerta que se use en primer lugar
está fuera de sitio, descolocada.
Lo primero, el corazón.

El buscador de Conocimiento que busca la Unidad
entrando por puertas desordenadas no encuentra ni sabe
con verdad nada, sólo malinterpreta.
Colecciona fotografías distorsionadas, aunque sean
escáneres del interior de lo otro.

Por eso os hemos dicho: «Si queréis conocer a los ángeles,
invocad desde el corazón a vuestro Ángel,
porque nosotros entramos en contacto con vosotros
a través del corazón».

Otro:

13. El endiosado y el que es lo que es

El endiosado cree que lo que conoce lo conoce porque él
consiguió penetrarlo. Y se enorgullece de su persistencia
y capacidad de penetración.
El que es lo que es, sabe que conoce porque lo Otro
le permitió la entrada. Y lo agradece, feliz.

El endiosado se ufana de su conocimiento, y, orgulloso,
lo atesora. O cree que lo atesora.
El que es lo que es, sabe que el conocimiento se renueva a cada
instante, porque está vivo, y por lo tanto... es imposible acumularlo.

El endiosado vive la ansiedad por estar «al día» y por averiguar lo
último de lo último que se dice en todas partes. Pone ojos en todas
las esquinas, antenas parabólicas en todos los edificios y, si puede,
lanza satélites, para «estar enterado»... ¡no sea que se le escape algo!
El que es lo que es, vive en paz. Y sus ojos, como no ansían ni
devoran, irradian su paz y Conocimiento al mundo entero.

El endiosado intenta frenar el cambio del conocimiento, porque
lo siente como una amenaza para la estabilidad de sus logros. Vive
preocupado, y estudia con gravedad cada situación que cree manejar.
El que es lo que es, se divierte con lo que fluye, y con ello,
surfea feliz. Todo su hálito es libertad y gozo.

Pero no creáis que hay dos seres separados, uno aquí y otro allí.
Sólo os mostramos símbolos, espejos, juegos.
En realidad hay múltiples grados de cada uno y hay UNO.

Todo lo que hoy no es aún LO QUE ES
tiende a ello o va en camino de SERLO.
La Naturaleza se pule a sí misma.
Lo incompleto busca su plenitud.
Lo enfermo va en pos de su curación.
Lo ansioso busca la paz.
El que realmente tiene, anhela dar.
El que sana busca sanar.
El pacificador irradia paz.

Y al FINAL, todo se encuentra.
Alfa y Omega, Principio y Fin... ¿Qué es, pues?

Quien halle en sí al Todo, ya es semejante al Uno.
Quien vea en sí todas las letras, ya es su Hijo.

Otro:

65. El sueño y el despertar

Hemos dicho: todo es sueño,
y así es.

Estáis llenos de ansias por vivir «el» despertar,
pero no hay tal.
No hay un único despertar
sino progresivos despertares.

Cuando se alcanza la culminación de vida de un cuerpo,
éste se despierta.
No hay otra cosa.

Parece que es «el» despertar,
pero sólo es algo del Todo que culminó por fin,
y se vive como un momento grande.
Así es.

Cuidad lo que os es dado,
sanaos, recomponeos, alimentaos y vivid con perfección
hasta alcanzar el ser completos,
la madurez.
Entonces despertaréis de modo natural.
Así es.

Despertará un cuerpo, y empezará otro.
Siempre hay algo que termine cuando algo empieza,
y viceversa.

Cada despertar es síntoma de un nuevo sueño,
y cada sueño anuncia un futuro despertar.
Pero tenéis prejuicios hacia el sueño,
lo consideráis «malo», inadecuado.

Sin embargo, no podéis hacer otra cosa más que dormir
mientras no estéis preparados,
es decir, completos, plenos, perfectos.

Cuando el sueño os ha restaurado,
el despertar natural acontece.
Cuando la formación del bebé culmina,
él mismo sale del sueño
del vientre materno
y «despierta»
a la vida nueva.

Así es todo.
Igual con el despertar,
ése que llaman «espiritual».


Otro:

155. Ser somos

Pero veréis que el Verdadero Ser no es «ser uno mismo»
como alguien separado del resto
o «independiente».

Eso es como un planeta que aún cree
que sigue «su» propio rumbo,
un rumbo desconectado del resto del sistema solar
o de una galaxia.

Eso es semiser,
porque la consciencia enfocada
en el sólo sí mismo
no abarca todo LO QUE LO UNO ES.

El Verdadero Ser del que os hablamos
es «Ser-con», «Ser unido-a».
Es...
SOMOS.

Ser Unidad,
Ser parte de lo Uno
es SER.

Hasta ahí, aún falta.


Otros breves fragmentos:

PARA VOLVER A CASA

¿Qué es casa?
Es donde ERES, verdaderamente y con toda plenitud.
Casa es el Abrazo.
Casa es Paz.

Otro fragmento:

(...) Por eso Aquello que es Uno está en todas partes,
pues su Esencia Creadora está presente en toda su obra.

Así es, y por eso se dijo
que «Dios está en todas partes»
y que «todo es sagrado».

Hay un Centro sin centro,
hay un Corazón que palpita en millones de átomos-corazones
y, al mismo tiempo, Todo es Uno.
Esto es un Misterio.

Otro:

(...) Dad y así no os equivocaréis.
Dad desde el acoger.
Dad desde el corazón abierto a abrazar el dolor del otro.

Otro:

(...) AMAD vuestro «soy»
y tenderéis de manera natural
hacia el «SOMOS».

El blog actual de la escritora/canalizadora del libro "Ángeles de lo Uno" es éste: http://cuerpoangelico.blogspot.com/ Ahí han fluido de momento pocos capítulos de lo que quizás acabe convirtiéndose en un nuevo libro. Me ha gustado la metáfora explicada a lo largo de varios capítulos, del Águila y del Cordero. Otro trocito que me ha gustado es esta otra metáfora:

(Copio sólo las líneas donde aparece la metáfora, sin el resto del texto que la contextualiza):

Las semillas son todas divinas,
pero la FORMA varía
dependiendo del servidor que la retransmite.

Es como la música: el aire que pasa a través de una flauta
es el mismo que pasa a través de la trompeta
¡pero suenan muy diferente!
Así es con el Cuerpo Angélico,
así es con lo que llamáis ángeles,
que no son más que las diferentes partes de un único y gran cuerpo,
el Cuerpo Angélico de la creación.

¡Saludos!
*

miércoles, 11 de agosto de 2010

UG: arrojando los dardos a la cara

*
Este post es una ampliación a la breve reseña que posteé aquí sobre UG. Las citas no recuerdo si todas o la mayor parte las tomé de uno de sus libros, el que más me gustó: "La mística de la iluminación", también titulado "UG. Charlas con un iluminado contestatario". Libro descargable en estos sitios:

U.G. (Charlas con un "iluminado" contestatario) Links para descargarlo: 1) http://nytz.files.wordpress.com/2012/01/242485-u-g-krishnamurti-la-mistica-de-la-iluminacion.pdf Link alternativo para leerlo online: 2) http://www.scribd.com/doc/242485/U-G-Krishnamurti-La-mistica-de-la-iluminacion

Copio de citas y comentarios que hice hace años en un foro, cuando UG aún estaba vivo (se nota en mis comentarios). Lo dejo como estaba por pereza, así no hay que reelaborarlo jejeje... Lo del título del post, "arrojando los dardos a la cara", lo digo en alusión a su carácter intenso que muchos podrían interpretar como de ánimo confrontador, ¡casi para temer porque decía las verdades como puños, sin suavidad ni vaselina jajaj!

En fin... copio:

-->
¿Quién es U.G.? Unos dicen que es un iluminado (él niega que exista la iluminación). Otros dicen que es ateo (él ríe ante este calificativo, no le gustan las etiquetas; pero afirma que no existen los dioses ni la vida post-mortem). Algunos mencionan hechos insólitos de su vida y él se ríe de ellos llamándolos crédulos exagerados...
En otros hilos de este foro dije que abriría un tema sobre UG, y aquí está. Iré poniendo muy poco a poco frases suyas, la mayoría sacadas del libro "The Mystique of Enlightenment" (si uso citas de otro libro, lo avisaré explícitamente).
U.G. se llama Uppaluri Gopala Krishnamurti (no es pariente del famoso Jiddu Krisnamurti). Nació en 1918 y actualmente está muy mayorcito pero sigue vivo. Siempre ha dicho que no tiene ninguna enseñanza que ofrecer, porque no existe la iluminación (pese a eso, la gente le ha buscado durante años tomándole por un iluminado). U.G, practicó Yoga durante años y alcanzó todas esas experiencias (samadhi, éxtasis diversos, etc), pero dice que no sirven para nada, que te dejan igual que estabas y que no tienen más valor que el éxtasis que uno siente cuando usa drogas. Dice que si uno quiere ese tipo de experiencias, las drogas son un camino más rápido que el yoga, pero tampoco lo recomienda porque dice que todo ese tipo de experiencias no sirven para nada.
Elegiré las frases de UG que a mí me den la gana. Las que me llamen la atención. Y si es necesario sacaré alguna de contexto, porque no pienso copiar el libro completo, sino solo frases sueltas y algunos párrafos que tengan gancho.
UG no ha escrito libros, pero sus admiradores le han grabado en numerosas conversaciones y las han publicado. A UG se la trae floja cuál sea el efecto de esas publicaciones, ya que considera que no tiene nada útil que decir y si alguien crea una doctrina sobre sus palabras, allá ellos...
El siguiente aviso suele aparecer al principio de los libros sobre UG:
Mi enseñanza, si queréis llamarla así, no está sujeta a ningún tipo de derechos de autor. Sois pues perfectamente libres para reproducirla, difundirla, interpretarla, deformarla o adulterarla. Podéis hacer con ella lo que mejor os parezca. Podéis incluso atribuiros su paternidad, sin mi consentimiento ni el permiso de nadie. (U.G.)
A continuación pongo una parrafada de U.G, que resume más o menos todo cuanto tiene que decir (ya puse esta parrafada en otro hilo):
...aquellos que escuchan los "discursos espirituales", los que leen los libros religiosos, y los que esperan visiones y experiencias maravillosas, son todos como monos sentados alrededor de una mancha de ocre rojo, tratando de calentarse. Ya sabéis: el ocre es rojo, pero no emite ningún calor. Nada se puede obtener de las charlas espirituales ni de los libros religiosos. Es siempre lo que intento que comprendan todos aquellos que se molestan en escucharme: no hay nada que lograr, nada que esperar. ¿Qué queréis? ¿Qué buscáis? Ésa es mi pregunta. Si buscáis, si realmente queréis algo, lo primero que tenéis que hacer es tirar el anzuelo, la caña, el corcho y todos los aparejos a los que tan pegados estáis, de lo contrario no tenéis la mínima posibilidad de ser vosotros mismos. Si seguís una vía, cualquiera que sea, os extraviáis... Si tomáis mis palabras en consideración estáis perdidos en cuerpo y alma, y si existe un Dios, debería aunque sólo fuera por misericordia, poneros a salvo de mí. Lo que tengo que dejar claro es que no estoy aquí para liberaros. ¿Quién soy yo para liberaros? ¿Y de qué queréis liberaros? Estáis buscando lo que ya tenéis. Me limito a señalaros que estáis sobre una pista falsa y me preguntáis: "¿Cuál es la buena pista?". Esto significaría otra vez un instructor al que seguir y unas fábulas en las que creer. Y es precisamente todo eso lo que debe desaparecer. ¿Estáis preparados a tirarlo todo por la borda? ¿Eh?
Vuestro maestro debe desaparecer. Poco importa quién sea el maestro. Incluso el libro que estáis leyendo -eso es aquello de lo que tenéis que liberaros-. No os conduce a nada. Debéis ser vosotros mismos, y la vía de otros, tiende a haceros otro diferente de vosotros mismos. ¿Por qué queréis ser otro? Si no lo quisierais, no escucharíais a nadie...
U.G.
Y a partir de ahora pondré frases sueltas, normalmente muy breves, en los posteriores mensajes que iré añadiendo de vez en cuando. En realidad lo esencial ya está dicho arriba y se resume en: no seáis crédulos ni os creáis lo que dicen los demás; vivid vuestra vida a vuestra manera.
Pongo unas frasecitas más y otro día iré añadiendo algunas otras:
Se me llama "iluminado". Detesto esta palabra, pero la gente no puede encontrar otra para describir mi forma de actuar. Manifiesto, desde ahora, que no existe en absoluto esa iluminación. Puedo decirlo, porque he estado toda mi vida tratando de llegar a iluminarme y he descubierto que la iluminación no existe. Así pues, no se plantea el dilema de saber si una persona concreta está iluminada o no...
No voy a gritar por un Buda del siglo VI a.C. ni tampoco por todos los demás que tenemos entre nosotros. Son una banda de explotadores, que prosperan gracias a la ingenuidad de la gente. No hay ningún poder fuera del hombre. El hombre ha creado a Dios, movido por el Miedo, de donde se deduce que el problema es el Miedo, no Dios.
He descubierto por mí mismo y para mí mismo, que no hay ningún yo a realizar. De esa "realización" es de la que hablo. Cae como un mazazo. Has invertido todo en el mismo saco y de pronto descubres que no hay yo que decubrir, no hay yo a realizar y te dices ¡¿Qué diablos he hecho toda mi vida?! Eso te derrumba. (U.G.)
Voy a poner otro:
Pero antes voy a hacer un breve comentario. UG habla de una especie de "estado natural", en confrontación con el concepto de "iluminación". Buscar la "iluminación" es lo que despista a la gente. Lo que hay es un estado natural, que es el estado que todos poseemos espontáneamente. Pero al buscar algo diferente de lo que somos (la supuesta iluminación), entonces dejamos de vivir de forma natural nuestro verdadero estado propio. Esto es lo que dirá UG una y otra vez, usando distintas palabras. Pondré ahora unas frases más:
Todo lo que haces imposibilita lo que ya hay, dispuesto a manifestarse. Eso mismo es lo que yo califico de "estado natural". Tú estás siempre en ese estado. Lo que impide que se manifieste es la búsqueda. La búsqueda va siempre en la dirección mala y, por tanto, lo que consideras sagrado interviene contaminando tu consciencia. Tal vez no te guste la palabra "contaminación" (se ríe), pero todo lo que consideras sagrado, santo y profundo es una contaminación.
Si pudiese, estaría dispuesto a ayudar a alguien; pero eso es algo que no puedo hacer. ¿Por qué, además, iba a hacerlo? ¡Es ridículo pedir lo que ya se tiene!
No se trata de sentir. No se trata de saber. Nunca sabrás. No tienes ningún medio de saberlo por ti mismo. Se manifiesta de forma espontánea. No es nada consciente...
U.G.
Nota: lo importante no es lo que U.G. diga (él mismo reconoce que es imposible comunicar nada, excepto cosas sencillas como: ¿cuánto vale 1 Kg de patatas?). Lo importante es lo que cada uno interprete. Nuestro cerebro lo traduce todo de una forma única. Cada persona es un universo propio.
Procuraré incluir algún párrafo o frase cada vez que entre al foro. Aquí va más:
Mi formación no tiene ningún valor. No puede servir de modelo, porque la formación de cada uno es única. Cada acontecimiento de nuestra vida es único, a su manera. Nuestras condiciones de vida, nuestro entorno, todo este conjunto es diferente...
(...) Entonces, hice yoga, meditación, lo estudié todo. He tenido todas las experiencias de que hablan los libros: samadhi, super-samadhi, nirvikalpa-samadhi... El pensamiento puede crear cualquier experiencia que desees verdaderamente: felicidad, beatitud, éxtasis, disolución en la nada: todo. Pero no era eso lo que yo buscaba, ya que seguía siendo la misma persona que hace mecánicamente todo esto. Para mí, las meditaciones no sirven para nada, no me llevan a ningún sitio.
(...) A los 21 años, llegué a sentir con fuerza que todos los instructores -Buda, Jesús, Sri Ramakrishna- engañaban, forjaban ilusiones y embaucaban a todo el mundo.
U.G.
Bueno, en esta fase del libro a U.G. le han preguntado sobre su vida y la cuenta durante varias páginas. No voy a extenderme sobre esto, así que solo voy a poner 2 apartados; en el primero una pequeña anécdota en su juventud. Y en el segundo apartado explico un poco lo que él llama su "calamidad" (algo extraño que le sucedió a los 49 años). Es importante mencionar la calamidad porque puede que más adelante ponga frases suyas que resultarían incomprensibles sin conocer este suceso.
1) Encuentro de U.G. con Ramana Maharshi: Desde joven, U.G. empezó a ser considerado por sus amigos como una especie de ateo (había sido educado por los mejores maestros en hinduismo y Teosofía, gracias a los contactos de su abuelo. El problema es que al conocer tan de cerca a algunos "maestros", descubrió que la mayoría eran unos hipócritas: por ejemplo, uno predicaba severos ayunos y UG le sorprendió zampándose unos mantecados a escondidas... También conoció de cerca el entorno de Jiddu Krishnamurti y mantuvo una relación directa con ese movimiento, como conferenciante). Sus amigos se preocupaban por él y querían devolverle al buen "camino". Un amigo le insistió para que fuera a ver al famoso iluminado hindú Ramana Maharshi. Ahora voy a transcribir un largo fragmento de palabras de U.G. comentando ese encuentro. Lo importante fue la reacción emocional de U.G. ante lo que sucedió. Después de eso, nada especialmente importante pasó en su vida hasta que le llegó la "calamidad".
Así es como, a regañadientes, fui a ver a Ramana Maharshi. Me arrastró mi amigo. Me dijo: "Ve, aunque sólo sea una vez. Verás cómo sientes algo". Me dio un libro: En busca de la India secreta, de Paul Brunton. Leí un capítulo dedicado al hombre en cuestión. Bueno, no tengo nada en contra, vamos.
Cuando me encontré en presencia de aquel hombre, sentado delante de mí, me dije inmediatamente: "Bueno, ¿éste es el hombre en cuestión?". Aquel tipo que se entretenía leyendo tebeos, pelando legumbres o jugando con cualquier cosilla, ¡cómo iba a poder ayudarme! A pesar de todo, me quedé allí y no sentí nada. Lo miraba y él me miraba. "En su presencia -se me había dicho- te quedarás en silencio... desaparecerán tus preguntas... su mirada te transformará..." ¡Todo esto no eran más que chirigotas! Estuve allí sentado durante dos horas y las preguntas, estúpidas además, no desaparecían... "¡Bueno, tengo que decidirme!". He de decir que, por entonces, yo tenía muy fuertes deseos de moksha (liberación, iluminación), este moksha formaba parte de mi condicionamiento. ¡Lo quería! "Usted está considerado como un ser liberado", le dije... "¿Puede darme lo que usted tiene?" No me contestó... Al cabo de un rato, repetí esta misma pregunta. Entonces me dijo: "Yo puedo dárselo, pero ¿puede recibirlo usted?"...
¡Vaya chasco! Era la primera vez que alguien me decía que tenía algo que podía darme, dándome a entender que yo no podría recibirlo. Los demás me decían: "Haz sadhana (prácticas para iluminarse: yoga, ayunos, renuncias, meditaciones, lo que sea), ponte de cabeza, con los hombros en el suelo, cuélgate de un árbol... Renuncia a todo..." Mira por donde, es la primera vez que oigo a alguien que me dice: "Yo puedo dárselo, pero ¿puede recibirlo usted?".
Entonces me dije: "Si hay en el mundo algún individuo capaz de recibir eso, tengo que ser yo, porque hago Sadhana. ¡Siete años de Sadhana!... Él puede pensar lo que quiera sobre si puedo o no, pero yo sé que puedo. Y, si yo no puedo, ¿quién va a poder?" Ese estado de ánimo tenía yo entonces. (Se ríe). ¡Fijaos hasta qué punto estaba seguro de mí mismo!
No tenía ninguna intención de quedarme con él ni de leer sus libros, pero tenía que hacerle todavía unas preguntas: "¿Se puede -le dije- estar unas veces liberado y otras no?". "O eres libre o no lo eres en absoluto", me respondió. Hice también otra pregunta más, de la que ya no me acuerdo bien, que recibió de él una respuesta extraña: "No hay etapas en el camino que lleva a Eso". Yo no le hacía caso a estas respuestas. No me importaban.
Pero la anterior... "¡Qué arrogancia!", me decía yo. "¿Y por qué no voy a poder recibirlo, cualquiera que sea su naturaleza? ¿Qué es lo que tiene?". Esa era mi pregunta, completamente lógica. Y la pregunta fundamental era la siguiente: "¿Cuál es, pues, el estado en que se encuentra esta gente: Buda, Jesús y compañía...? Ramana está en ese estado, o por lo menos así está considerado... Sin embargo, es como yo: un ser humano. ¿En qué se diferencia de mí? Lo que dicen los demás y lo que dice él mismo no tiene ninguna importancia para mí. En cuanto a lo que hace, está al alcance de todo el mundo... No puede ser diferente a mí en nada...
(...) Mira, si alguien me hiciese hoy día una pregunta de este tipo (como la que UG le hizo a Ramana), le contestaría que no hay nada que esperar de nadie... ¿Quién soy yo para "darte" nada? Tienes lo mismo que yo.
U.G.
El apartado 2 (sobre su "calamidad"), lo pondré en el próximo mensaje.
Finalmente mencionaré lo de su “calamidad” en el apartado 3. En el apartado 2 voy a incluir el tema de su relación con Jiddu Krishnamurti. Posteriormente, en otro mensaje, contaré lo de su “calamidad”.
2) Su interacción con la Teosofía y Jiddu Krishnamurti: Como dije, U.G. tuvo acceso desde niño a los mejores maestros, a la Teosofía, etc, todo esto por mediación de su abuelo (que fue quien le crió). Ya de adulto, antes de entrar de pleno en la Sociedad Teosófica estudió psicología, filosofía oriental y occidental, etc. Pondré un fragmento de cómo describe U.G. aquella etapa de su vida:
(...) Me interesaba por la psicología, simplemente porque el problema de la mente me dejaba perplejo. “¿Dónde está esta mente?, quiero saber más de ella. Aquí, dentro de mí mismo, no veo la mente, pero todos los libros hablan de ella... ¡En fin! Vamos a ver un poco lo que los psicólogos occidentales tienen que decir de ella”. Un día, dije a mi profesor: “Hablamos continuamente de la mente. Estudiamos los libros de Freud, Adler y compañía. Todo esto lo conozco. He leído las definiciones y descripciones que hay en los libros. ¿Pero usted sabe algo, por sí mismo, de la mente?”. Él me dijo: “¡Deje de hacer preguntas impertinentes!” (Se ríe). ¡No hay duda de que son preguntas peligrosas! Si tienes que aprobar el examen, limítate a tomar apuntes, guardarlos en la memoria y repetirlos en tus ejercicios, con lo que tendrás asegurado el diploma. Y aquello no tenía interés para mí. Lo que me interesaba era descubrir la mente...
Mi posterior entrada en la Sociedad Teosófica se explica por mi condicionamiento. Mi abuelo me dejó en herencia la Sociedad Teosófica, Jiddu Krishnamurti y una buena suma de dinero. A partir de ahí, podía lanzarme a una actividad de este tipo; pero mi corazón no estaba por ello. “Todo esto es información de segunda mano...” Sin embargo, fui enrolado para dar conferencias en la Sociedad. Era un excelente orador... ¡cosa que ya no soy!... Daba conferencias por todas partes, en todos los estrados. Tomé la palabra en todas las universidades de la India. “Esto no tiene para mí ningún sentido- me decía-. Cualquiera que tenga un cerebro organizado, puede recopilar información y difundirla. ¿Qué es lo que estoy haciendo aquí? ¿Por qué voy a estar perdiendo el tiempo? Esto no va con mi forma de ser. Si se tratase de ganarme la vida, bien, lo comprendería: repites las cosas como un loro y te aseguras un sueldo; pero ese no es mi problema”. Sin embargo, en algunos aspectos, estos asuntos me interesaban...
Entonces es cuando entró en escena Jiddu Krishnamurti. Seguí durante siete años las conferencias que daba. No lo conocí personalmente por entonces, porque el “show” de “Gran Instructor del Mundo” creaba una especie de barrera alrededor de él. Yo me decía: “¿Cómo se puede producir la creación de un ‘Instructor del Mundo’? Se nace Instructor del Mundo, no se hace uno...”. Conociendo los tejemanejes de todo este asunto, me mantuve siempre en la periferia y no quise dejarme atrapar por completo. En aquel ambiente también había hipocresía. Tenían una vida superficial todos aquellos sabios, aquellos grandes cerebros, aquellas personas eminentes. “Pero –me decía yo- ¿qué hay de valor detrás de todo esto?”.
Al cabo de siete años, las circunstancias nos pusieron en relación directa. Veía a Krishnamurti todos los días y discutíamos. Yo no ponía el mínimo interés en sus abstracciones ni en sus enseñanzas. Una vez le dije: “Usted ha cogido la jerga psicológica que está de moda y trata de explicar cualquier cosa valiéndose de ella. Usted adopta el análisis y llega a un callejón sin salida. Este tipo de análisis paraliza a la gente, no le ayuda. Por lo menos, a mí no me ayuda”. Mi pregunta seguía siendo la misma: “¿Qué es lo que tiene usted? Las abstracciones con que me bombardea no me interesan. ¿Hay algo de valor detrás de todo esto?... A veces, tengo la sensación –pero puede ser una proyección por mi parte- de que, tomando una comparación tradicional que nos resulte familiar, usted, por lo menos, ha visto el azúcar, pero no estoy seguro de que lo haya saboreado”...
Nos hemos peleado así durante años (Se ríe). Teníamos divergencias personales. Yo quería sacarle respuestas directas, honestas, sobre su pasado, pero él no me las daba de una forma satisfactoria. Estaba siempre a la defensiva. Al final de nuestras conversaciones, le insistí: “¡Vamos a ver! ¿Hay, de verdad, algo detrás de estas abstracciones con que me bombardea?”. Este señorito me dijo entonces: “De ninguna forma podrá usted descubrirlo por sí mismo”. ¡Esta era la conclusión!, el final de nuestras relaciones: “Si no puedo descubrirlo por mí mismo ni usted puede comunicármelo, ¿para qué diablos discutimos? ¡Adiós! No quiero volver a verlo”. Y me marché.
U.G.
Toca hablar sobre lo que U.G. llama su calamidad. Para resumirlo, lo voy a explicar con mis palabras. Al final veré si incluyo alguna frase suelta de U.G. que refleje el funcionamiento de su sistema nervioso.
En fin, quiero mencionar también que U.G. se casó de joven, tuvo varios hijos, luego se separó de su familia, etc. Cuando abandonó la Sociedad Teosófica hubo un tiempo intermedio durante el cual acabó como mendigo por Europa, estaba en las últimas, finalmente en Suiza conoció a Valentina, con la cual no se llegó a casar pero fueron una especie de “pareja de hecho” hasta que ella murió en 1991.
3) La “calamidad” de U.G.: Quienes le consideran un “iluminado”, suelen considerar que su iluminación ocurrió en los días en los que U.G. sufrió la por él llamada “calamidad”. Algo sucedió más o menos a partir de su 49 cumpleaños. Fue un proceso muy sufrido y extraño que le cambió el funcionamiento “normal” del sistema nervioso. El proceso principal duró varias semanas (aunque en realidad ya había habido “avisos” a lo largo de su vida, por ejemplo desde los 35 años empezó a sentir fuertes dolores de cabeza con efectos secundarios extrañísimos). Y los cambios continuaron durante meses, por espacio de unos 3 años. Entre los médicos y científicos que le han visitado desde la “calamidad”, algunos le sugirieron que sería interesante que se hiciera una revisión médica para averiguar los cambios exactos que han ocurrido en su cerebro y sistema nervioso, pero U.G. no le concede demasiada importancia a eso. Le da igual qué partes de su cerebro han cambiado, si es que han cambiado; el ahora funciona de otra manera, está adaptado a eso y no se hace preguntas ni siente curiosidad por escanear su cerebro.
Los cambios que describe que le ocurrieron (y que le dejaron distinto para siempre a como era antes), a mí me parece que pueden tener alguna explicación neurológica. Cuando posteriormente leí los libros del neurólogo Oliver Sacks, encontré algunos casos que guardaban una semejanza (lejana) con algunos de los problemas que sufrió U.G. a los 49 años. Los pacientes de Sacks sufrieron diversas lesiones cerebrales (accidentes, infecciones o cánceres) y algunos resultados son sorprendentes (toqué también ligeramente el tema en el hilo sobre Inteligencia Artificial). En algunos casos, los pacientes no eran capaces de reconocer su propio cuerpo. Lo sorprendente en U.G. es que él no ha sufrido menoscabo alguno tras esos cambios, sino que siempre se ha adaptado. Aparte de que algunos de esos cambios no los había escuchado nunca. Pero él los asimiló y desde entonces funciona de esa extraña manera.
Los cambios fisiológicos de U.G. fueron durísimos (en su momento supuso un gran dolor para él). No voy a relatar los cambios (es algo muy largo de contar). Pero como curiosidad pondré algunos: suavidad de la piel, le creció un pecho (de lo que se deduce que sufrió también cambios hormonales), perdía el sentido como si estuviera a punto de morir, tremendos dolores por todo el cuerpo (especialmente la cabeza) sus ojos dejaron de parpadear (no quedó ciego gracias a que, al mismo tiempo, empezó a lagrimear y las lágrimas remojaban los ojos impidiendo que se dañaran. UG dice que lo que algunos admiradores de “santos” llaman lágrimas de beatitud, no es más que ese reflejo mecánico para lubricar los ojos cuando no parpadean), etc etc etc.
Lo que me interesa de esos cambios es que como consecuencia de ellos perdió el sentido del “yo”. Sus sentidos funcionan por separado, sin integrar todos los datos bajo un “yo” único. Por ejemplo, cuando oye una voz no relaciona espontáneamente esa voz con la persona que está moviendo los labios delante de sus narices. Cuando está en la cama, sólo es consciente de los fragmentos de su cuerpo que están en contacto con las sábanas. Al principio de su “calamidad” le sucedía que cada vez que veía cualquier cosa preguntaba: “¿Esto qué es?”. Valentina le decía, por ejemplo, “eso es una vaca”, y U.G. se decía “claro, claro”, pero en cuanto perdía de vista a la vaca olvidaba la existencia de las vacas.
Posteriormente superó esa etapa, se adaptó. Pero sigue sin tener un sentido del ”yo”. Dice que el “yo” es producto de los pensamientos y la memoria. Cuando está solo, no se siente consciente de ser “alguien”. No se hace preguntas. Pero cuando recibe visita, puede acceder a su “banco de memoria” para responder preguntas. Dice que las responde mecánicamente, como si fuera un aparato que hace uso de forma automática de los bancos de memoria que hay en su cerebro.
Más adelante pondré (supongo) algunas afirmaciones suyas donde se aprecia la manera diferente en que funcionan sus sentidos y la manera en que percibe el mundo. Él dice que “él” no percibe nada, pues no tiene un “yo”. Lo compara diciendo que es como si los ojos tomaran imágenes, los oídos sonidos, pero no hay ningún camerámam dentro de él que interprete lo que ve y oye. Él no tiene pensamientos espontáneamente. De hecho, desde entonces los pensamientos sólo los usa cuando es requerido para una circunstancia concreta: por ejemplo, si sus visitas le hacen alguna pregunta. Él compara su “calamidad” con la muerte, porque tras la “calamidad” se extinguió aquello llamado “yo”.
Para finalizar este mensaje, incluiré algunas frase de U.G. en las que hace referencia a su “calamidad”.
(...) Sí, insisto: es como una explosión nuclear que os descompone el cuerpo en piezas. No es un proceso fácil: es el fin del hombre. Es un golpe demoledor que deshace cada célula, cada nervio de tu cuerpo. He soportado con esto enormes torturas físicas. A decir verdad, no se siente la explosión en sí, sino los efectos secundarios, la recaída, que es lo que transforma toda la química de tu cuerpo.
(...) En ningún momento tengo consciencia de una diferencia entre usted y yo. ¡Jamás! Y eso es, sencillamente, porque no hay ningún punto de referencia ni ningún centro.
(...) El cuarto día, fue la vista la que sufrió el cambio. Estábamos sentados en el restaurante Rialto y empecé a notar una formidable “vistavisión”, una especie de espejo cóncavo. Los objetos se me acercaban... se revolvían... se me separaban. (...) En este momento, lo veo así. Cuando usted me lleva en su coche, soy como un operador que juega con su cámara. Los coches que vienen en sentido contrario entran en mí. Los que nos adelantan, salen de mí y, cuando se paran mis ojos en un objeto, lo fijan con toda atención, como una cámara. (...) El cuarto día noté también un cambio en la audición. Oí ladrar un perro y aquel ladrido salía de mí. Lo mismo me pasó con el mugido de una vaca y el silbato de un tren. Todos los ruidos tenían su origen en mí. Salían de mí y no venían del exterior... y me sigue pasando esto. (Nota: cuando leí a U.G. por primera vez estos cambios me sorprendieron mucho, pero posteriormente leyendo casos sobre neurología encontré otros casos parecidos en estos cambios en la vista y el oído. Lo que sigo sin conocer es otro caso en el que todos estos cambios le ocurran, todos juntos, a una misma persona).
(...) al sexto (día), yo estaba echado en un sofá, Valentina andaba por la cocina y, de repente, desapareció mi cuerpo. (¡Es tremendo! ¡Me van a llevar al manicomio...!). Me miraba la mano... “¿Es ésta?” De esto no hay ninguna duda... pero, si tocaba aquel cuerpo, no notaba más que el punto de contacto... Entonces llamé a Valentina: “¿Ves mi cuerpo en el sofá? No hay en mí nada que me diga que éste es mi cuerpo”. Ella tocó mi cuerpo. “Sí, es tu cuerpo”. Pero esta afirmación no me dio ningún alivio ni satisfacción. (Nota: éste tipo de caso es también conocido por la neurología y conozco algunos otros ejemplos).
(...) Yo llamo “calamidad” a todo este conjunto de acontecimientos, porque, para el que crea ver en ellos algo fantástico, benefactor –beatitud, amor, éxtasis- es una auténtica tortura física. Desde este punto de vista, se trata de una “calamidad”. Para mí no es una calamidad, pero sí para los que se imaginan que les va a pasar algo “maravilloso”.
(...) El octavo día, estaba sentado en el sofá y, de repente, se desencadenó una formidable energía que sacudía al mismo tiempo mi cuerpo, el sofá, el chalet y el universo entero... ¡Todo vibraba! Nadie hubiera podido producir tal sacudida por sus propios medios. Fue todo repentino. ¿Venía de fuera? ¿De dentro? ¿De arriba? ¿De abajo? No lo sé. No podía localizar su origen. Estaba por todas partes. Y aquello duró horas y horas. No podía soportarlo, pero tampoco podía acabar con ello. Me encontraba completamente impotente. Cada vez que me sentaba, empezaba de nuevo. La vibración era parecida a un ataque epiléptico. Pero aquello duró días y días...
(...) Estás acostado en tu cama y, de repente, empieza... empieza a moverse lentamente... como un hormigueo... Creí que había chinches en la cama. Saltaba de la cama y ¡nada! ¡No había chinches! Volví a acostarme y, de nuevo... se me erizaron los pelos y también se movían lentamente.
El dolor afectaba a todo mi cuerpo. El pensamiento había controlado este cuerpo de tal forma que, cuando se distraía, todo el metabolismo se alarmaba. Todo el organismo se transformaba a su manera, sin que yo interviniese. (...) Empezaron a cambiar todas las células y esto continuó sin descanso durante seis meses. Después de esto, les tocó el turno a las hormonas sexuales y ya no sabía si era un hombre o una mujer. “¿Qué es todo este lío?” Hasta empezó a salirme un pecho en el lado izquierdo. No quiero entrar en detalles: hay un registro completo de todos estos fenómenos. La cosa seguía su marcha. Tuvieron que pasar tres años para que este cuerpo adoptase por fin su ritmo propio.
(...) Hay algunas glándulas –he discutido muchas veces con médicos que se dedican a la investigación de las glándulas cerradas- que podrían ser lo que los hindúes llaman chakras y que están situadas en los mismos sitios en que los hindúes localizan los chakras. Tengamos en cuenta una glándula llamada timo, que es muy activa en el niño que tiene sensaciones extraordinarias. Cuando se llega a la pubertad, esta intensidad, según dicen, se adormece. Cuando se produce el cambio de estado –dicho de otra forma, cuando renaces- esta glándula se activa automáticamente y se sitúan en ella todas las sensaciones. Digo bien sensaciones, y no emociones o pensamientos, y entonces sientes lo que le pasa a otro. Si alguien se hace una herida en un sitio, esta herida se siente aquí. No es un dolor, sino una sensación. Automáticamente dices: ¡Ay!...
(...) Hablo como un maniático que delira: la diferencia entre un maniático y yo es el diámetro de un cabello. Por eso afirmo que usted no tiene opción a elegir entre dos actitudes: descartar mis palabras de un golpe o huir.
El interlocutor pregunta a U.G. sobre posibles puntos en común entre él y otros supuestos “iluminados”. U.G. responde:
Ese no es mi problema, aunque sí parece que es el suyo. Yo jamás me comparo con nadie.
U.G.
No me he propuesto liberar a nadie. Debéis liberaros vosotros mismos y podéis llegar a ello. Lo que yo tengo que deciros no os liberará. Lo único que quiero es describir mi estado, poner en claro la ocultación y la mitificación que la gente del “negocio sagrado” ha puesto en marcha para violar la realidad. Tal vez llegue a convenceros para que no perdáis el tiempo ni malgastéis vuestras energías buscando un “estado” que no existe más que en vuestra imaginación.
Comprendedme bien: lo que describo es vuestro estado, vuestro estado natural, y no el estado de un iluminado que dice de sí mismo que se ha convertido en Dios, ni el de un mutante, ni el de quien argumente cualquier otra fábula. Ese es vuestro estado natural y lo que le impide manifestarse a su propia manera es vuestro propio esfuerzo por convertiros en otro.
No llegáis a comprender esto: vuestras “experiencias” no pueden escapar a la influencia del pasado. Ese estado natural está libre de toda experiencia. Cualquier comunicación es imposible y hasta innecesaria. Lo que es verdaderamente real es vuestra forma de funcionar. Es inútil tratar de establecer una relación entre mi descripción y vuestra forma de funcionar. Cuando renunciáis a toda comparación, lo que queda es el estado natural. Entonces, no escucharéis ya a nadie.
U.G.
¿Existe la iluminación? Lo que existe, a mi modo de ver, es un proceso puramente físico: no hay nada de místico ni de espiritual. (U.G.)
No imparto ninguna enseñanza ni ofreceré jamás ninguna. Enseñanza no es la palabra adecuada. Toda enseñanza supone un método, un sistema, una técnica o, por lo menos, una nueva forma de pensar que pretende producir una transformación en vuestra forma de vida. Lo que yo os digo se sale del ámbito de lo que se puede enseñar: es, simplemente, la descripción de la forma en que yo funciono, una descripción del estado natural del hombre, es decir, la forma en que, libres de las maquinaciones de la mente, podéis vosotros mismos funcionar.
(...) El pensamiento se entromete en los asuntos de los sentidos, tiene una finalidad “lucrativa”: dirige la actividad de los sentidos para sacar provecho de ellos y los utiliza para asegurarse una continuidad.
Vuestro estado natural no tiene la mínima relación con los estados religiosos de felicidad, de beatitud y de éxtasis, que pertenecen al ámbito de la experiencia. Es posible que los que han guiado al hombre durante siglos en la búsqueda de la religiosidad hayan sentido estos estados religiosos. Vosotros podéis hacer lo mismo. Son estados del ser sugeridos por la mente: aparecen y desaparecen. La Consciencia de Krishna, la Consciencia de Buda, la Consciencia cristiana y no sé cuántas más, son otras tantas divagaciones: esos diversos estados dependen del tiempo. Jamás se podrá experimentar, coger o abarcar lo intemporal en su conjunto y mucho menos hacerlo objeto de una expresión verbal. Este camino tan pisoteado no os llevará a ningún sitio. No hay en él ningún oasis. El espejismo te deja clavado en el mismo lugar...
U.G.
Unos comentarios más de U.G. acerca del “estado natural”:
Este estado es la condición física de vuestro ser. No se trata de una forma de mutación psicológica. No es un estado en el que os encontráis un día y desaparece al siguiente. No podríais imaginar hasta qué punto, en estos momentos, el pensamiento perturba cada célula de vuestro cuerpo e interviene en su funcionamiento. La irrupción de vuestro estado natural fulminará cada célula, cada glándula, cada nervio. Es una transformación química. Interviene una “obra” alquímica. Pero este estado natural no tiene nada que ver con las experiencias de drogas químicas, del tipo L.S.D. Eso son experiencias; el estado natural no lo es.
U.G.
¿Existe la iluminación? Lo que existe, a mi modo de ver, es un proceso puramente físico: no hay nada de místico ni de espiritual.
(...) El estado natural es un estado de no-conocimiento. No sabéis verdaderamente qué es lo que miráis. Puede darse el caso de que me pase una hora mirando un reloj de pared, sin saber qué hora es y sin darme cuenta, ni siquiera, de que se trata de un reloj. En mí no hay más que ensimismamiento: “¿Qué es lo que estoy mirando?” Pero la pregunta no se plantea así, en frases compuestas por palabras. Todo mi ser es un enorme y único punto de interrogación. Es un estado de asombro, de perplejidad, precisamente porque no sé qué es lo que miro. El conocimiento que había adquirido en otro tiempo está relegado a un segundo plano, salvo en caso de necesidad. Se trata de un estado inconexo... Si usted me pregunta qué hora es, puedo decirle: las tres y media. La respuesta vendrá con la rapidez de una flecha y volveré inmediatamente a mi estado de no conocimiento, de admiración...
U.G.
Usted no sabría comprender la inconmensurable paz que hay dentro de usted y que es su clima natural. Su esfuerzo por establecer en usted un estado de espíritu apacible no hace más que introducir la tribulación. Puede hablar de paz, crear en usted cierto estado de espíritu y decirse que está en paz: eso no es paz, sino violencia. Es inútil “practicar” la paz. No tiene sentido “practicar” el silencio. El verdadero silencio es explosivo; no es ese silencio de muerte al que se aferran los buscadores espirituales. “¡Estoy en paz conmigo mismo! -dicen-. ¡Hay un silencio formidable! ¡Siento la experiencia del silencio!”. Todo eso no quiere decir nada. El estado natural es volcánico, está en constante ebullición: la energía, la vida, éstas son sus cualidades peculiares. Podéis preguntarme cómo lo sé. No sé... La vida es lúcida. Digamos que es consciente de sí misma.
U.G.
¿Hay en usted alguna entidad a la que llame “Yo” o “el espíritu” o el “Ego”? ¿Hay algún coordinador llamado a establecer una relación entre lo que ve, lo que oye, lo que huele, lo que saborea, y así sucesivamente? ¿Hay algo que agrupe las diversas sensaciones que emanan de un solo sentido, como el flujo de los impulsos que salen de los ojos? En realidad, hay siempre una zanja entre dos sensaciones. El “coordinador” llena el vacío y establece una solución de continuidad ilusoria...
En el estado natural no hay ninguna identidad llamada a coordinar los mensajes de los diferentes sentidos. Cada sentido funciona independientemente, a su manera. Cuando hay un requerimiento del exterior que hace necesaria la coordinación de dos o de todos los sentidos para que respondan a cualquier llamada, no hay coordinador, sino un estado temporal de coordinación. Cuando se ha satisfecho esa petición, no hay continuidad y se vuelve al funcionamiento independiente, inconexo, separado... Cuando es innecesaria la continuidad, entendiendo como tal la continuidad ilusoria, ésta finaliza.
¿Todo lo que digo tiene para usted algún significado? No es posible que lo tenga. Todo lo que sabe está comprendido en el marco de su experiencia y depende del pensamiento. Sólo pretendo hacerle sentir su naturaleza, cosa que, por desgracia, lo único que puede hacer es inducirlo a error.
U.G.
¿Se da el caso de que usted escuche a alguien? No, usted no escucha nunca más que a usted mismo. Cuando deja que actúe por su cuenta el sentido del oído, lo único que hay es la vibración pura del sonido (...). Seamos claros: usted no oye jamás una sola palabra de nadie, sea cual sea la relación de intimidad que crea tener con esa persona: no oye más que sus propias traducciones; son sus palabras las que oye. Todas las palabras pronunciadas por esta otra persona pueden ser para usted un ruido, una vibración, captado por el tímpano y transmitido al cerebro a través del nervio auditivo. Usted traduce estas palabras continuamente, tratando de comprenderlas, porque quiere sacar algo de lo que oye. Eso está bien cuando se trata de una conversación como: “Ahí está el dinero; déme medio kilo de zanahorias”, pero ese es el límite de sus relaciones, de su conversación con quien sea.
Cuando no hay traducción, todas las lenguas suenan igual... La única diferencia está en la separación de las sílabas y en la entonación. Cada lengua tiene su propia forma melódica. Es un orden de prioridades adquirido el que nos dice que la Novena Sinfonía de Beethoven es más bella que los gritos penetrantes de un coro de gatos; pero tanto lo uno como lo otro produce sensaciones igualmente válidas. También sabemos que algunos sonidos son nocivos para el cuerpo y, por encima de cierto número de decibelios, insoportables para el sistema nervioso: pueden producir la sordera; pero no es esto de lo que quiero hablar. Sin embargo, la apreciación de la música, de la poesía y del lenguaje tiene una determinación cultural. Es el producto del pensamiento...
El movimiento del pensamiento interviene en el proceso del tacto, igual que en el de los demás sentidos. Todo lo que tocamos lo interpretamos siempre como “duro”, “suave”, “caliente”, “frío”, “blando”, “seco”, etc.
Usted no se da cuenta, pero es su mente la que crea su cuerpo. Sin el proceso del pensamiento, no hay consciencia del cuerpo, lo que equivale a decir que ya no hay cuerpo en absoluto. Mi cuerpo existe para los demás, pero no existe para mí: no hay más que puntos de contacto aislados, gestos táctiles que no están coordinados por el pensamiento.
(...) Los órganos olfativos están abiertos permanentemente a los olores, pero, si uno no interviene en el sentido del olor, lo único que percibe es una irritación nasal. No hay ninguna diferencia entre una boñiga de vaca y el más caro perfume francés –te frotas la nariz y no le prestas atención.
U.G.
Mi conversación consiste en dar respuesta a las preguntas que me hagáis. Sentarme a pronunciar un discurso sobre el “estado natural” sería para mí entrar en una situación artificial. No hay nadie que pueda elaborar “pensamientos” antes de decidirse a dar una respuesta. Cuando me lanzáis una pelota, rebota y vuelve hacia vosotros. Eso es lo que llamáis “respuesta”. Pero yo no doy ninguna respuesta: es el estado natural el que se manifiesta por sí mismo. En realidad, no sé lo que digo y lo que digo no tiene ninguna importancia. Usted puede transcribir mis palabras: no tendrán ningún sentido para mí. Estarán “muertas”.
Lo que tiene ante usted es la vida. No tengo la facultad de atraparla, ni usted tampoco... Es como una flor (es la única comparación que puedo darle). Abre, está presente. Mientras dura, emite un perfume que es diferente y distinto al de cualquier otra flor. Puede que no la reconozcáis, podéis animaros a escribir odas y sonetos sobre ella... Puede comérsela una vaca que pasa o cortarla alguien que va segando hierba. También puede marchitarse y llegar a su término. Eso no tiene importancia. No podéis conservar su perfume y, aunque pudieseis, no sería más que un perfume sintético, químico, pero no la flor viva. Conservar las expresiones, la enseñanza de un hombre, no tiene ningún sentido. Su “estado natural” no tiene más que un valor: su expresión contemporánea.
La personalidad no cambia cuando se llega al estado natural. Entonces se es, ante todo, como un ordenador que actúa tal como se ha programado. En realidad, es su esfuerzo actual por transformarse lo que lo aleja de usted mismo y lo que le impide funcionar de una forma natural. La personalidad no va a cambiar. No cuente con que alguien se va a liberar de la cólera o de su idiosincrasia. No cuente con que le va a hacer una demostración de humildad “espiritual”. Ese hombre puede ser la persona más arrogante que haya visto jamás, porque está en contacto con la vida en el único punto que ningún otro ha podido tocar.
Por esta razón es por lo que cada uno de los que han llegado a este estado se expresa de una forma única en el lenguaje de su tiempo. Esta es también la razón de que dos personas que vivan en este estado en la misma época no se comuniquen jamás. No van por la calle dando saltos cogidos de la mano diciendo: “¡Estamos realizados! ¡Estamos en comunión...!”
U.G.
Las necesidades naturales de un ser humano son básicas: el alimento, los vestidos y un techo. Una de dos: o trabajas para llegar a satisfacerlas o te las garantiza otro. Si son éstas tus únicas necesidades, no es difícil satisfacerlas. Negarte a ti mismo estas necesidades básicas no es indicio de espiritualidad; exigir más de lo necesario en lo relacionado con alimentos, vestidos y techo es pasar a un estado neurótico.
¿Es el sexo una exigencia fundamental del ser humano? El sexo depende de la mente. El cuerpo, por sí solo, no tiene sexo. (...) Es el pensamiento el que interpreta las sensaciones sexuales del cuerpo y dice: “Esto son sensaciones sexuales”. Y es el pensamiento el que organiza la estructura sin la cual no es posible ningún sexo. (...).
Suprimiendo o tratando de sublimar el sexo, no se llega a ese estado natural. En tanto cuanto pienses en Dios, tendrás pensamientos sexuales. Pregunte a cualquier buscador espiritual que conozca y que practique el celibato si no sueña por la noche con mujeres. El summum de la experiencia sexual en la vida es lo más próximo a una experiencia de primera mano. Cualquier otra experiencia es de segunda mano y es más sugerida por otros que nuestra. ¿Por qué traman tantos tabúes e ideas en torno a una experiencia así? ¿Para qué destruir la alegría del sexo? No pretendo en absoluto hacer apología de la facilidad o de la promiscuidad, sino asegurar que la abstinencia y la continencia no son el medio de llegar a la realización.
U.G.
Usted no conocerá la muerte, puesto que no hay muerte para usted. No puede sentir la experiencia de su propia muerte. ¿Ha nacido? La vida y la muerte no se pueden separar. No tiene la mínima posibilidad de conocer por usted mismo dónde empieza una y dónde acaba otra. Puede tener la experiencia de la muerte de otro, pero no la suya. La única muerte es la muerte física: no hay muerte psicológica.
¿Por qué tiene tanto miedo a la muerte?
(...) Durante su vida, usted se conocía, estaba presente en ella, con lo que ha adquirido el sentimiento de su propia eternidad. Para justificar este sentimiento, su estructura mental se ha dedicado a convencerse de la posibilidad de que usted tuviese una vida después de la muerte -¿el cielo, la reencarnación, la transmigración del alma o qué? ¿Qué es lo que queda de usted que se reencarne? ¿Dónde puede estar su alma? ¿Puede conocerla, palparla, enseñármela? ¿Qué es lo que tiene usted que pueda ir al cielo? Usted no tiene más que miedo.
U.G.
Juzgar los actos propios antes y después de su ejecución, eso es lo que crea el problema moral. (...). La vida es acción. La acción sin problema es moralidad. Enjuiciar sus actos es destruir la expresión misma de la vida. Una persona que deja que la vida se desarrolle a su manera, sin el movimiento protector del pensamiento, no tiene ningún “yo” que defender.
¿Qué es lo que le impide estar en su estado natural? Está alejándose continuamente de usted mismo. Quiere ser feliz, bien sea continuamente o en un momento concreto. No está satisfecho de sus experiencias diarias: necesita otras nuevas. Quiere “perfeccionarse”, cambiar. Dirige su esfuerzo hacia la realización de un personaje que no es usted. Eso es lo que lo aleja de usted mismo...
La sociedad le ha presentado el hombre perfecto ideal. Cualquiera que sea el medio cultural en que se encuentre, usted dispone de doctrinas basadas en escrituras y de tradiciones que se le ponen al alcance de la mano para decirle cómo debe comportarse. Tiene unos mandamientos que observar, virtudes que cultivar. Se le dice que, con una práctica adecuada, hasta puede llegar al estado alcanzado por los sabios, los santos y los salvadores de la especie humana... Por eso es por lo que viene a controlar su conducta y sus pensamientos y a convertirse en un ser “desnaturalizado”.
Vivimos todos en una “esfera mental”. Sus pensamientos no son de su propiedad: pertenecen a todo el mundo. No son más que pensamientos; pero usted crea una contrapartida: el “pensador” que lee cada pensamiento. Su esfuerzo por controlar la vida ha creado en usted un movimiento secundario de pensamiento al que usted llama “YO”. Este movimiento de pensamiento que hay en usted es paralelo al movimiento de la vida, pero está separado de él, jamás puede estar en contacto con la vida. Usted es una criatura viva y, sin embargo, pone toda su vida bajo el dominio de este movimiento del pensamiento aislado y paralelo. Usted se limita la vida y eso va contra-natura.
El estado natural no es un estado sin pensamiento: ese es uno de los mayores disparates cometidos durante siglos con los pobres hindúes indefensos... Usted no estará sin pensamiento hasta que su cuerpo quede reducido al estado de cadáver, ¡un cadáver bien muerto! Para sobrevivir hay que ser capaz de pensar, pero en el estado natural el pensamiento deja de estrangularte, vuelve a su ritmo natural. Usted deja de existir para leer los pensamientos y tomarlos como “suyos”.
U.G.
¿Hay un más allá? Como no os interesa lo cotidiano ni lo que pasa en torno a vosotros, habéis inventado lo que se llama el más allá, lo Intemporal, Dios, la Verdad, la Realidad, Brahman, la Iluminación y qué sé yo, y vais en su búsqueda. Pero puede que no haya más allá... No sabéis absolutamente nada de ese más allá. Lo único que sabéis es lo que se os ha dicho y es este conocimiento el que proyectáis y sobre el que basáis la experiencia: el conocimiento crea la experiencia y la experiencia viene a reforzar el “conocimiento”.
Lo que sabéis no puede ser jamás el más “allá”. Lo que experimentáis no es el más allá. Si hay un más allá, el movimiento de vuestro “yo” está ausente. La ausencia de este movimiento es, tal vez, el más allá... ¿Por qué tratáis de experimentar lo que no se puede?
U.G.
Todas esas experiencias que va acumulando (paz, alegría, silencio, beatitud, éxtasis y sabe Dios qué) son conocimiento antiguo y de segunda mano... El mismo hecho de que se encuentre en estado de beatitud y de un formidable silencio supone que ya conoce estos estados. Se tiene que conocer una cosa para sentir su experiencia. Este conocimiento no tiene nada de maravilloso ni de metafísico. ¿Puede sentir la experiencia de una cosa tan banal como ese banco que tiene delante? No: usted experimenta el conocimiento que tiene y cuyo origen es siempre un mecanismo exterior. Se piensan los pensamientos de nuestro entorno social y se viven las experiencias de nuestra sociedad: no hay experiencias nuevas.
De esto se deduce que todo lo que el hombre ha pensado o sentido alguna vez debe salir de su organismo y usted es el producto de todo este conocimiento –eso es todo lo que es usted...
(...) Los pensamientos son lo que son: ni buenos ni malos.
U.G.
Qué es lo que hace que vuelva una persona a su estado natural, una persona y no otra distinta, no lo sé. Tal vez esté inscrito en las células. Es a-causal. No es, por su parte, un acto “voluntario”: usted no puede provocarlo. No hay nada que pueda hacer. Puede desconfiar del hombre que le diga cómo ha llegado a ese estado. Hay una cosa de la que puede estar seguro: no lo sabe ni él mismo ni tiene posibilidad de comunicárselo a usted. En la estructura del cuerpo hay un mecanismo de disparo. Si se detiene la estructura de la experiencia, automáticamente entra en funcionamiento el otro proceso. A partir de ese momento, el funcionamiento del cuerpo es completamente diferente, sin que intervenga el pensamiento, salvo cuando sea necesario para comunicarse con alguien. Usando una fórmula de boxeo, no tiene que hacer más que “tirar la toalla”. Nadie puede venir en su ayuda ni puede usted tampoco ayudarse a sí mismo.
U.G.

¡Saludos!
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