lunes, 9 de enero de 2012

¡No siento las piernas!

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¿Es que no tengo cuerpo? ¿Nunca me he movido? ¿Estoy loco… o lo he estado hasta ahora? ¿Habrá libros de reclamaciones para esto? jejeje… ¡Imposible moverme!

Cuando —según las convenciones— este cuerpo era adolescente, varias veces me vino a la mente la idea de que —mientras mi cuerpo caminaba— yo en realidad no me movía. En el corto trayecto a pie desde el Instituto a mi casa, esas pocas veces que me vino esta idea, mientras caminaba cuesta arriba, imaginaba cómo podría ser esta interpretación alternativa de no estar moviéndome: podía suceder que mis pies sólo hiciesen el gesto de caminar (o mi mente el “gesto” de verme caminar) y que fuese el deslizante suelo junto con todos los edificios el que se movía en la dirección correcta (que me acercaba a casa). La idea ahí quedó, sin profundizar en exceso, de hecho creo que quizás sólo una vez de esas veces la sondeé con un poco más de intensidad, pero ni siquiera esa vez pasó de un simple rato entretenido en sopesar una idea que no pude llegar a tomar seriamente (de todos modos no tomaba seriamente nada).

Pocos años después, a los 20 años o así, supongo, sopesé otras ideas relacionadas que también me venían a la mente, por ejemplo durante un viaje en autobús (de casi dos horas de duración) recuerdo estar comentando con un amigo mi “teoría” (un simple pensamiento que había surgido en la mente) de que en realidad todo era mental y que las dos horas de viaje era el tiempo que tardábamos en convencernos de que efectivamente habíamos llegado. No recuerdo bien la reacción de mi amigo pero me parece que sólo logré arrancarle alguna sonrisa jejeje

Hoy, ahora, escribiendo en mi tranquilo cuarto (¿tranquilo de por sí… o qué le confiere esta tranquilidad…?), frente al teclado y el monitor, recordando aquellos vislumbres en la adolescencia, sigo teniendo ante mí la libertad de creer en diversas interpretaciones acerca de cualquier cosa, acerca de este simple momento. Por ejemplo, la interpretación dual que me obligaría a considerarme un cuerpo que teclea estas palabras, un cuerpo incluido en un cuarto más allá del cual hay un pasillo, un salón, cocina, etc; todo un mundo. ¿Es todo eso real? Es una posible interpretación, es lo que parece (a la mente ingenuamente dual). Otra interpretación es que todo lo que aparece sea de naturaleza mental. "Existe" este cuarto y este tecleo mientras les preste atención. No existe la cocina, ni "existirá" hasta que le preste atención y la haga aparecer en mi fascinante imaginación. Según esta última interpretación, resulta obvio que no tengo cuerpo, ni puedo moverme: el cuerpo sólo parece aparecer cuando le presto atención, al igual que sus sensaciones, emociones, pensamientos, etc, y el movimiento no es más que el "escenario" adaptándose a mis convicciones (un escenario proyectado, o sea: una fantasía mental). Como lo mismo sucede respecto al tiempo, entonces todas las épocas posibles o imposibles son ahora; de repente hay la certeza obvia de que soy este Momento, tranquilo, intocable, eterno, gozoso, inmutable, pleno, satisfecho.

¿Cuál de ambos tipos de interpretaciones es real, si es que alguno lo es? Uno parece ser correcto a primera vista. Otro lo es, se piense lo que se piense, e incluso si se deja de pensar. Una de esas interpretaciones parece real a primera vista. La otra, es como es, sin posible discusión (las palabras no consiguen cambiar su verdad). Pero ambas son meras teorías mientras uno no se toma la molestia de investigarlas, sopesarlas profundamente, verificarlas por sí mismo, por experiencia propia.

Toni, cuando eras adolescente, aparentemente no tenías internet, por lo que este post-idea aparentemente no te podría llegar. No a través de internet, la red, pero hay tantas redes… Así que esto va dedicado a ti, y a todos los “adolescentes” del universo. En otras palabras: dedicado a todo ser que se atreva a dudar de que lo que aparece tenga que ser forzadamente tal como parece.

¡Invéstigalo todo sin miedo! ¡Trágate todo, trágate el mundo, respíralo, acéptalo, examínalo, ilúminalo con la luz de tu atención y deja que se disuelva! Examinar sin miedo las sombras equivale a dar la bienvenida a la luz.
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4 comentarios:

  1. El universo está contenido en nosotros y no nosotros en él. Pero lo tenemos programado (el universo y el mundo)en el disco duro y no sabemos disolverlo. Puede ser que la dificultad estribe en creernos parte del programa , de forma que si lo borramos , desaparezcamos con él.

    Sin miedo, todo es posible. . .¡qué se abra la veda para la intuición y la aventura!

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  2. ¡Que así sea! Desaparezca lo falso, y así seamos conscientes de la eterna permanencia de lo real. Y lo falso desaparece cuando dejamos de apoyarlo. Entonces desaparece nuestro "yo" irreal, o sea, lo que hemos creído ser, y en su lugar queda lo que siempre hemos sido y siempre seremos: puro ser inmutable, eterno, ilimitado, incondicionado, gozoso y espléndido.

    El poco brillo que puede captarse en el mundo del ego no es más que un pálido reflejo del brillo ilimitado del Ser.

    ¡Un abrazo!

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  3. Sobre los dos últimos párrafos: ¿Es Toni hablandose a sí mismo o el Si Mismo hablando a Toni?. Si es lo primero, lo que tenemos es un desdoblamiento, mas si es lo segundo tenemos lo imposible, porque lo que existe, lo real, no se puede comunicar con lo que no existe o no tuvo ni ha tenido nunca lugar :P

    Sobre la duda y el movimiento citaré a un tal Shakespeare:

    "Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que eres amado."

    Yule.

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  4. Hola; nadie ha escrito esos dos párrafos ni el resto del post, puesto que ni siquiera el blog existe, ni Toni ni un mundo que los incluya como fenómenos separados jejeje ;-)

    Como símbolo el post es meramente un símbolo neutro. Es uno mismo quien lo interpreta como prefiera, cada uno quien lo usa o no, y si lo usa, puede hacerlo para despertar o para dormitar, como sucede con todos los símbolos, y todo lo fenoménico son símbolos, no realidad directa.

    En cuanto a lo de Shakespeare, es bello. Y también simbólico, como todas las palabras, pero más allá de las palabras es cierto el amor compartido.

    Un abrazo

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