domingo, 26 de febrero de 2012

Breves de Nisargadatta Maharaj

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Las siguientes breves citas de Nisargadatta Maharaj son del libro «Ser», 2ª edición, 2001, Editorial Sirio (debajo de cada cita pongo el número de la página, por si alguien tiene el libro y quiere leer más extensamente dentro del contexto de la conversación).

Escucha bien esto: El «yo soy» es una ilusión y todo lo demás es verdadero. (Página 211)

Puede que a alguien le "choque" la anterior expresión, pero no hay que apegarse a las palabras sino tratar de captar el sentido de lo que se dice. En este caso podemos recordar las explicaciones de Ramana de que el concepto de «yo» crea el «mundo», por lo tanto el mundo y todo lo ilusorio, que dependen del «yo» o «yo soy», están incluidos en ese lote. Por lo tanto, decir «todo lo demás», es referirse a lo restante una vez que lo ilusorio ya ha sido eliminado, y por lo tanto, efectivamente, sólo queda lo verdadero.

Para apoyar esta interpretación, podemos citar otra frase que dice Maharaj unas páginas después, y como es de 3 breves capítulos más tarde, probablemente se dijo unos días después de la anterior, al menos 3 días después, aunque no pone la fecha. Dice:

El «yo soy», limitado a algo material, es el error fundamental. (Página 223)

En cualquier caso, es destacable la flexibilidad del lenguaje, pues en unas conversaciones usa algunas palabras con un significado, y en otras con otro. De hecho, el propio Nisargadatta Maharaj aconsejó varias veces a lo largo de los años a quienes le escuchaban que no se aferrasen a las palabras. Un ejemplo de esto (en «Yo Soy Eso» hay algún ejemplo más):

No os aferréis a las palabras. Comprended su significado y después tiradlas. (Página 224)

En esa misma página también dice:

El «yo soy» es el primer concepto y hay que deshacerse de él, antes de tener acceso al Absoluto. (Página 224)

También en la página 224 tenemos 2 ideas más:

Vosotros, por desgracia y a pesar de lo que yo digo, seguís pensando «yo soy el cuerpo», «yo soy el que actúa». Todo llega de forma espontánea, a través del dinamismo original que es movimiento; pero os habéis acostumbrado a acaparar este principio, fomentar la ilusión de que «somos este movimiento, somos quienes actuamos». (Página 224)

Esta noción errónea de que «yo soy este cuerpo» es como una espina en un pie. Para quitaros este falso concepto, yo os doy otros conceptos, que son como un alfiler que sirve para sacar la espina del pie: pero, si dejáis el alfiler clavado en el pie donde estaba la espina, ¿qué habréis ganado? Una vez que mis conceptos hayan cumplido su misión, también tendréis que deshaceros de ellos. Tirad la espina y el alfiler. (página 224)

Esta es la misma idea tantas veces repetida por Ramana Maharshi, quien decía más o menos así: «Un clavo saca otro clavo; luego, ambos se desechan» (o a veces se traduce con la palabra «espina» en lugar de «clavo»). Un curso de milagros también lo dice a su manera:

«(...) De momento, su verdadero significado es una lección que tienes que aprender. Al igual que todas las demás lecciones, es una ilusión, puesto que en realidad no hay nada que aprender. Esta ilusión, no obstante, debe ser reemplazada por un mecanismo correctivo: otra ilusión que reemplace a la primera para que ambas puedan finalmente desaparecer. La primera ilusión que debe ser desplazada antes de que otro sistema de pensamiento pueda arraigarse, es que abandonar las cosas de este mundo supone un sacrificio. ¿Qué podría ser esto sino una ilusión, dado que el mundo en sí no es nada más que una ilusión?» (UCDM; Manual para el maestro, 13.1)

Es un consejo típico, porque a las mentes confundidas por conceptos nefastos se las simplifica y alivia mediante conceptos benignos que finalmente serán también abandonados cuando hayan cumplido su función, del mismo modo que se abandona una barca o un puente una vez que ya nos ha ayudado a cruzar el río.

Seguimos con Nisargadatta:

Pensáis: «Puedo comprender que no soy este cuerpo, que soy sencillamente el que conoce en mí esta consciencia». Pero aceptar que vuestra consciencia sea la misma que la mía, que esa sensación del «yo» que sentís vosotros sea también la mía, eso os resulta muy difícil. (Página 226)

No tengo forma ni nombre. ¿Qué podría hacer un dios por mí? No hay en el mundo nada que me interese; ni el placer ni el dolor tienen poder sobre mí. El estado de existencia es un estado de miseria. (Página 237)

Por supuesto se refiere a la existencia limitada. Más abajo dice:

La conciencia de vigilia depende del tiempo. El ensueño y el estado de vigilia son los dos una convicción de actuar en cierto espacio. El ensueño dura unos minutos, la vida ochenta o cien años; pero el proceso es el mismo. Los dos estados son ilusorios, aunque la convicción de ser realidad es idéntica en ambos casos. (página 237)

Pregunta: ¿Puedo preguntar a Maharaj por qué tiene tantas fotografías de sabios en las paredes?

Maharaj: Estas fotos se han ido uniendo unas a otras a lo largo de mi vida. Son la prueba de mi ignorancia anterior, la recapitulación del encaminamiento de mi consciencia. Pero ¿quién ha querido saberlo? ¿Cuál es la entidad que ha deseado esta explicación?

((sigue Maharaj)) El conocimiento de los tres estados (sueño, ensueño y vigilia) es intuitivo y espontáneo. Es la única realidad, la única experiencia no formulable y auténtica. Además, difícilmente se puede llamar conocimiento. (Página 241)

Deja la memoria, deja las palabras. (Página 243)

Quiérete menos, quiere menos a tu cuerpo, a tus posesiones. Lo que eres tú mismo en realidad no necesita ningún amor: es amor. Dejad de luchar, dejad que se escapen esas posesiones irrisorias y el amor se amará a sí mismo. Lo que pensáis que amáis no tiene ninguna realidad, el ser no tiene ninguna necesidad de amor ni de nada. (Página 244)

Nunca es la persona la que se libera, sino que se libera uno de la persona. Las palabras señalan, indican una dirección. Seguidla, pero no os llevéis las palabras con vosotros. (página 244)

El «yo soy» es el primero y el último punto de la dualidad. Es el último concepto que también hay que trascender. Pero del «yo soy» es de donde brotará de forma espontánea la unión con el todo. No olvides que la ignorancia es la que permite a la consciencia abrirse al conocimiento como una flor se abre al sol. (Página 245)

Ea, que un clavo saca otro clavo; usemos el clavo "correcto" para sacar los incorrectos y luego toca trascender todos los clavos sin excepción.

Si has llegado a comprender que no puedes morir, haz lo que quieras y ve donde quieras, que no tiene ninguna importancia. (...) Sé que has comprendido todo lo que he dicho y que el único obstáculo que queda es tu intimidad con el cuerpo. La seguridad de que vas a morir algún día es el obstáculo más grave. (Página 246)

Tú eres el conjunto de todo lo que existe; pero tu orgullo condiciona esta grandeza a las medidas de tu cuerpo y tus convicciones se limitan a formas ilusorias. (Página 246)

No hagas nada, sé. La meditación no es otra cosa. Quédate anclado, inamovible, en la consciencia de ser. No tengas conocimiento de nada. Sé. Esa es la meditación perfecta. (...) Si no puedes desechar la idea de que vas a morir, entonces, acepta esta revelación: Tú eres el conjunto de lo manifestado. (Página 247)

Y para finalizar:

En ningún momento podéis confundiros con este disfraz del cuerpo. Establecerse en la consciencia lleva consigo la renuncia espontánea a lo físico y a lo material. Insisto: una renuncia no deliberada, que procede de sí misma.

Crees en tu vida individual, aunque sea ilusoria. Fíjate: ¡Lo que consideras verdadero cambia continuamente!

¿Podrías decirme una sola cosa constante? Lo único que existe es el sentido de ser; pero tú no puedes darte cuenta de ello, porque todos tus puntos de referencia cambian también. El «yo soy» es lo único que permanece, hagas lo que hagas, idéntico a sí mismo.

El «yo soy» es el alma de todo el universo. Está en el gusano, en el cielo, en el hombre, en todas partes. Todo repite «yo soy». Se pretende matar el principio dinámico, limitándolo al cuerpo; pero es inmortal.
(Páginas 247 y 248)

¡Saludos! ☼
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2 comentarios:

  1. Sus enseñanzas son un paralelismo a las enseñanzas de RAMANA MAHARSHÍ , son la fuente original de nuestra verdadera morada y esencia

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