viernes, 13 de julio de 2012

Dar y recibir: Muchos, Uno, Ninguno

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El dar es propio de los dioses. El recibir es propio de los humanos. Para los dioses no hay diferencia entre el dar y el recibir. La Plenitud trasciende el dar y el recibir, simplemente es. Del sueño denso y pesado de ser humanos, se despierta a la inconmensurable Plenitud eternamente inmutable, mediante el no-camino del sueño ligero y feliz de ser dioses. Muchos sueñan; sólo Uno despierta; y realmente Ninguno se ha dormido jamás.
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martes, 10 de julio de 2012

Una economía ética (entrevista a Christian Felberg)

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Copio una noticia/entrevista donde parece filtrarse algo de aire fresco y ética en el campo de la economía:

«Nadie debe cobrar más de 20 veces el salario mínimo»

«Tengo 39 años, austriaco. Licenciado en Filología Románica, Ciencias Políticas, Psicología y Sociología. Doy clases en la Universidad de Economía de Viena. Soltero. La economía debe servir a la sociedad. Universo significa un solo verso, yo soy parte de esa canción»

Christian Felberg, cofundador de Attac y padre de la economía del bien común

Debemos resolver la contradicción ética entre los valores de los mercados capitalistas (afán de lucro y competencia) y los principios constitucionales que recoge, entre otras, la Constitución de Baviera.

"Toda actividad económica sirve al bien común". La economía del bien común es un sistema económico alternativo completo. Hoy se han adscrito al movimiento y aplican el modelo 717 empresas en 15 países, tres bancos europeos, 129 organizaciones y 50 políticos.

¿Y en qué consiste su modelo? Está basado, como la economía de mercado, en empresas privadas. La diferencia estriba en que las empresas no compiten entre ellas, sino que cooperan para conseguir el mayor bien común a la sociedad en su conjunto.

¿Y cómo se consigue eso? Cambiando las reglas del juego político. El éxito económico no se mide por indicadores monetarios como el beneficio financiero o el PIB, sino por el balance del bien común. Hoy una empresa puede ser exitosa agravando los problemas sociales y ecológicos.

Destrozando el medio ambiente. Sí, y pisoteando los derechos humanos, empleando mano de obra infantil, desviando sus beneficios a paraísos fiscales o presionando mediante lobbies para promover leyes que vayan en su propio beneficio.

Algo debe cambiar. El 80% de los alemanes y el 90% de los austriacos esperan un nuevo orden económico. Según las encuestas, si se pregunta a la gente cuáles son los indicadores de calidad de vida más relevantes, las respuestas son prácticamente idénticas en todo el mundo.

¿Qué queremos? Se resume en 15 identificadores (sanidad, calidad del tiempo, confianza, cooperación, aprecio, democracia, solidaridad...) que hoy podemos medir para saber cuál es la aportación de las empresas a ese bien común deseado. Cuanto más social, ecológica, democrática y solidaria sea la actividad de la empresa, mejores serán los resultados del balance del bien común alcanzados.

¿Y tendrán premio? Sí, disfrutarán de ventajas legales: aranceles ventajosos, créditos baratos, tasas de impuestos reducidas, privilegios en compra pública y en concursos públicos...

Hoy los productos éticos y ecológicos son considerablemente más caros. Cierto, pero con esos incentivos se abaratarán, mientras que los no éticos subirán de precio. El consumidor podrá identificar mediante un código de barras el balance del bien común a través de internet y del móvil, y el producto tendrá un distintivo de color, un semáforo, que informará del aporte de este producto al bien común.

¿Cree que algún parlamento aprobará sus propuestas? Las estudia la UE, pero paralelamente estamos creando convenciones económicas democráticas que están redactando las reglas del juego, y el pueblo soberano las podrá convertir en vinculantes y legales.

¿Hay algún ejemplo? Muro d'Alcoi, en Alicante, se ha declarado oficialmente municipio del bien común. Y hay municipios en Austria, Italia y Alemania que lo están fomentando porque hay empresas, científicos y organizaciones que se han pronunciado a favor de esta iniciativa. Viena se esta planteando dar prioridad en la compra pública a empresas que hagan el balance del bien común.

¿Qué otras medidas propone? Que los excedentes financieros no se utilicen para bonificar a personas que no trabajan en la empresa, prohibir la adquisición hostil de otras empresas, la inversión en mercados financieros y la aportación a partidos políticos. En contrapartida, el impuesto sobre el beneficio empresarial se elimina.

¿Dónde revertirían esos excedentes? En inversiones con plusvalía social y ecológica, devolución de créditos, depósitos en reservas limitadas, bonificación a los empleados de forma restringida y créditos sin intereses a empresas cooperadoras.

¿Qué más? Cuanto más tengas, más difícil será adquirir más. Ha de haber un límite por arriba y por abajo a la desigualdad en los ingresos, la propiedad privada y el tamaño de las empresas.

¿Qué propone para las diferencias de ingresos y patrimonios? Limitarlas, ingresos máximos de por ejemplo 20 veces el salario mínimo y propiedades que no excedan los diez millones de euros. Y el derecho de cesión y herencia de 500.000 euros por persona.

¿Y el empleo? Las empresas serán más exitosas cuanto más contribuyan a reducir el paro, proponemos diversas medidas como un año sabático cada diez que reduciría un 10% el paro. Y un banco democrático con depósitos de ahorro garantizados, cuentas corrientes gratuitas, créditos de interés reducido y de riesgo con plusvalía social y ecológica.

¿Qué hacemos con los impuestos? En Austria el 90% de la población no tiene ni la tercera parte de toda la propiedad privada, no vamos a poner ningún impuesto sobre ellos.

¿Que paguen los súper ricos? La propiedad privada es cinco veces la deuda pública en toda la zona euro; si le aplicamos el 1% de impuestos, en diez años se reduciría a la mitad y a las grandes fortunas sólo les implicaría el 10% de su fortuna.

Fin de la entrevista.

Copio ahora el recuadro a la izquierda:

Calidad de vida 
 Felberg sentó las bases de La economía del bien común (Ed. Deusto) y se fueron sumando economistas y empresarios para profundizar en este nuevo modelo que pretende poner la economía al servicio del ciudadano y no del beneficio, con propuestas claras. Corregir, por ejemplo, las abismales desigualdades salariales: "En Alemania los altos ejecutivos ganan 5.000 veces más que el salario mínimo legal. Creo que es inconstitucional y debemos conseguir que lo prohíban por ley". El egoísmo y la irresponsabilidad de la economía deben dar paso a la cooperación. Felberg invita a personas, empresas y comunidades a sumarse a esta reconstrucción de la economía (www.economia-del-bien-comun.org)

Su libro puede comprarse en Amazon.es: «La economía del bien común»

Fuente de donde he tomado la noticia: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120710/54322329143/la-contra-christian-felberg.html

¡Saludos!
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martes, 3 de julio de 2012

Unos libros de psicología

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Los incluyo en la Biblioteca, la cual la he seguido actualizando de vez en cuando. En este post, reúno unos pocos libros de psicología con sus respectivos links de descarga, por si a alguien le va el tema:

«El mito de la enfermedad mental». 1961. Autor: Thomas Szasz (psiquiatra). Link de descarga: http://nytz.files.wordpress.com/2012/07/0011961el-mito-de-la-enfermedad-mental-szasz-thomas-ed-amorrortu-2008.pdf

«Ideología y enfermedad mental». 1970. Thomas Szasz. Link de descarga: http://nytz.files.wordpress.com/2012/07/0021970ideologc3ada-y-enfermedad-mental-szasz-thomas.pdf

«El libro del Ello». 1923. Georg Groddeck (médico). Link de descarga: http://nytz.files.wordpress.com/2012/07/0071923el-libro-del-ello-georg-groddeck.pdf

Thomas Szasz es un psiquiatra que se atrevió a poner en tela de juicio algunos de los paradigmas centrales de la psiquiatría, considerándolos mitos (en cierto modo: prejuicios). Sus libros son un referente dentro del mundo de la psicología/psiquiatría. Ficha en la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Szasz

Georg Groddeck fue un médico anti-convencional, quien simpatizó con el psicoanálisis pero lo aplicó no sólo a lo mental, sino a sus propios pacientes con enfermedades físicas, con resultados sorprendentes. Fue considerado, en cierto modo, un raro entre los raros. http://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Groddeck

Dejo unas frases de Thomas Szasz, de otro de sus libros («El segundo pecado»):

Filosofía es, literalmente, amor al conocimiento; fobosofía es miedo al mismo. Obviamente, en el mundo hay más «fobósofos» que «filósofos». 

Nota: en los siguientes ejemplos se refiere al "poder" de las palabras o del lenguaje. A veces, llamando a las cosas con otro nombre, se hace pensar que son cosas diferentes.

Mendacidades médicas: 

☼ A la prevención de la paternidad la llaman «paternidad planificada». 

☼ Al homicidio cometido por médicos lo llaman «eutanasia».

☼ Al encarcelamiento ordenado por los psiquiatras lo llaman «hospitalización mental ». 

Quod licet Jovi, non licet bovi (Lo que se permite a Júpiter no se permite a la vaca): 

☼ Los policías reciben sobornos; los políticos reciben aportaciones a la campaña. 

☼ La marihuana y la heroína las venden traficantes; de cigarrillos y el alcohol los venden comerciantes. 

☼ Los pacientes mentales que recurren a los tribunales para recuperar su libertad son agitadores; los psiquiatras que usan los tribunales para privar a los pacientes de su libertad son terapeutas.

☼ Si la General Motors vende coches, lo llaman publicidad; si el Instituto Nacional de la Salud Mental vende psiquiatría, lo llaman educación; si una buscona vende relaciones sexuales, lo llaman importunar; si un pillete callejero vende heroína, lo llaman traficar con droga.

 Nota: Los dos libros de Thomas Szasz que incluyo arriba como descargas son de un tema más serio y profundo que estos ejemplos ligeros sacados de otro de sus libros, que son sobre otro tema pero estos ejemplos cortos quedan mejor para citar algo breve en un post.

Otra cita de Thomas Szasz, también del libro «El segundo pecado»: El tema dramático central de la vida puede reducirse a la siguiente exigencia que las personas se hacen unas a otras: «¡Acepta, haz válida y refuerza mi fantasía acerca de mí mismo! Si no, no te amaré, te castigaré, te dejaré, te mataré». Resumiendo: «¡Certifica mi autenticidad, o ya verás!».

Y de ese mismo libro, pero tocando ya parte de lo que es el tema principal en los libros linkeados arriba, extraigo estos fragmentos:

Idiopático: palabra de la jerga médica que significa «No sabemos qué es, cuál es su causa ni que podemos hacer para curarlo..., pero no lo reconoceremos ante los profanos y parientes». [Efectivamente, en la Wikipedia leemos: Idiopático es un adjetivo usado primariamente en medicina, que significa de irrupción espontánea o de causa obscura o desconocida. La combinación de raíces del griego significa "una enfermedad de etiología desconocida"]

Palabras tranquilizadoras: tipo de mendacidad médica consistente en que el doctor le comunica al paciente falsedades calculadas que, según el doctor, son lo que el paciente quiere oír. 

Tratamiento: 1. Intervención que el paciente pide al médico para aliviar o curar una enfermedad. 2. Castigo (como en la expresión «Vamos a aplicarle el tratamiento...»); goza de especial popularidad en las instituciones psiquiátricas y en los países totalitarios. 3. Cualquier cosa, generalmente de naturaleza desagradable, que queramos hacerle a otra persona. A menudo se confunde con lo que nuestros insensibles antepasados llamaban «castigo», pero que ahora, gracias a los descubrimientos de la psiquiatría moderna, comprendemos que son formas de tratamiento médico. 

El concepto de «tratamiento» es el gran legitimador de nuestra época. Llamen «tratamiento» a lo que quieran hacer y al instante les aclamarán como grandes bienhechores y científicos. Freud decidió escuchar a las personas y hablar con ellas, de modo que llamó «terapia» a la conversación y a ahora se reconoce el psicoanálisis como una forma de tratamiento médico. Cerletti decidió aplicar sacudidas eléctricas a las personas, así que llamó «terapia» al electrochoque y también a éste se le reconoce ahora como un tipo de tratamiento médico. Masters decidió enseñar a los hombres a actuar sexualmente, de manera que llamó «terapia» a proporcionarles prostitutas y el proxenetismo se convirtió en una nueva variedad de tratamiento médico. 

Cuando una persona come demasiado acortan sus intestinos; a esto lo llaman «operación de derivación por obesidad». 

Cuando una persona piensa demasiado le extirpan parte del cerebro: a esto lo llaman «lobotomía frontal por esquizofrenia».

(...)

El diagnóstico psiquiátrico es una afirmación relativa al paciente que tiene utilidad para el psiquiatra. El síntoma psiquiátrico es una afirmación relativa al paciente que es útil para el paciente. 

So capa de diagnosticar una enfermedad, el psiquiatra descalifica las desviaciones. 

El problema de los diagnósticos psiquiátricos no estriba en que carezcan de sentido, sino en que pueden usarse y a menudo se usan como porras semánticas: romper la dignidad y la respetabilidad del paciente le destruye tan eficazmente como partirle el cráneo. La diferencia es que todo el mundo reconoce al de la porra como un criminal, pero no ocurre lo mismo en el caso de quien empuña un diagnóstico psiquiátrico. 

La formación psiquiátrica es el adoctrinamiento ritualizado del joven médico en la teoría y la práctica de la violencia psiquiátrica.

[...]

No hay ni puede haber abusos de la psiquiatría institucional porque la psiquiatría institucional es ella misma un abuso, del mismo modo que no había ni podía haber abusos de la Inquisición porque la misma Inquisición era un abuso. A decir verdad, de igual manera que la Inquisición era el abuso característico y, quizá evitable, del cristianismo, la psiquiatría institucional es el abuso característico y tal vez inevitable de la medicina. 

El problema principal de la psiquiatría institucional es la violencia: la posible y temida violencia del loco, y la violencia real de la sociedad y la psiquiatría institucional contra él. 

La legitimidad de la psiquiatría institucional se apoya directamente en la premisa dual de que los «pacientes» carecen de autodominio y, por consiguiente, son incapaces de ejercer la autodeterminación, y de que los «terapeutas» no sólo poseen estas cualidades, sino que son además expertos capacitados profesionalmente para la «protección de los mejores intereses de los enfermos mentales». 

La psiquiatría institucional satisface una necesidad básica de los seres humanos: validarse uno mismo como bueno (normal) invalidando al otro como malo (enfermo mental). 

El «depresivo» tiene la moral abatida; el psiquiatra se la levanta por medio de fármacos. 

El «maníaco» tiene la moral alta; el psiquiatra utiliza fármacos para bajársela.

Estos ejemplos ilustran el principio en que se basa la psiquiatría institucional (y orgánica): todo lo que haga el paciente está mal, y todo lo que haga el psiquiatra está bien. 

La psiquiatría institucional se ocupa de juicios; la teoría psicoanalítica, de justificaciones.

Los hospitales mentales son los campos de prisioneros de nuestras guerras civiles no declaradas ni expresadas. 

La hospitalización mental voluntaria: la amenaza de que «Si no vienes por las buenas, será peor para ti» aplicada a personas a las que se acusa de enfermedad mental. 

La hospitalización mental forzosa: según los pacientes de los hospitales mentales, encarcelamiento por un período indefinido sin delito, juicio ni sentencia; según los psiquiatras de los hospitales mentales, un procedimiento tan raro que prácticamente no existe, al que sólo se recurre para proteger a los enfermos mentales y que únicamente rechazan los que sienten temores paranoicos y hostilidad ante los psiquiatras institucionales. 

De hecho ninguna persona encerrada en un hospital mental es libre de irse cuando quiera. No obstante, la ley distingue entre dos clases de pacientes de hospital mental: voluntarios y forzosos. Los pacientes voluntarios piensan que pueden irse del hospital; los forzosos saben que no pueden. El paciente voluntario está equivocado y el forzoso está en lo cierto. No obstante, los psiquiatras insisten en que los pacientes voluntarios sufren de enfermedades mentales benignas, mientras que las que padecen los pacientes forzosos son graves. Ello se debe a que los primeros tienen creencias falsas que convienen al psiquiatra, mientras que los segundos tienen creencias verdaderas que no le convienen. 

Desde hace mucho tiempo, está de moda lamentar, y denunciar la inhumanidad de encarcelar a hombres cuerdos en manicomios. Según los que piensan así, encarcelar a los supuestos locos es permisible, toda vez que para ellos la «hospitalización» es una forma de tratamiento médico, sin duda desagradable, pero siempre necesario y a menudo útil. 

Esta opinión es desacertada, y no sólo porque la enfermedad mental no existe. También lo es porque se basa en un error fundamental al interpretar la ética médica. En medicina se permite una intervención peligrosa o mutiladora no tanto porque ayude a la persona enferma a recuperarse de su enfermedad como porque dicha persona la desea. Por ejemplo, a un paciente que tiene cáncer de pulmón se le puede extirpar parte de ese órgano. Sería verdaderamente horrible si un cirujano le hiciera lo mismo a una persona cuyo pulmón está sanísimo. Pero también sería horrible si un cirujano se lo hiciera a un enfermo de cáncer contra la voluntad de éste. Porque, a fin de cuentas, lo que hace que una intervención médica sea permisible desde el punto de vista moral no es el hecho de que sea terapéutica, sino que el paciente la desea. De modo parecido, lo que hace que la intervención casi médica de la hospitalización psiquiátrica forzosa no sea moralmente permisible no es su carácter dañino, sino que se trate de algo que el supuesto paciente no quiere.

La hospitalización mental involuntaria es como la esclavitud. Mejorar los criterios que rigen el ingreso en un hospital mental viene a ser como adornar las plantaciones de esclavos. El problema no consiste en cómo mejorar los requisitos de ingreso, sino en cómo abolir esta clase de hospitalización.

[...]

Hoy día [este libro, El segundo pecado, fue publicado en 1972], especialmente en Estados Unidos, todas las dificultades y todos los problemas de la vida se consideran enfermedades psiquiátricas y, en mayor o menor medida, a casi todo el mundo se le considera un enfermo mental. De hecho, no es exagerado decir que la vida misma se ve ahora como una enfermedad que empieza con la concepción y termina con la muerte, y que mientras dura necesita a cada paso la ayuda de los médicos y sobre todo de los profesionales de la salud mental.

En los libros linkeados arriba lo explica de manera larga y profunda, detallando exactamente a qué se refiere, con numerosos ejemplos y haciendo un repaso a la historia de la psiquiatría, en lo que resulta una crítica fuerte aunque en su opinión constructiva, pues es necesario percatarse de los errores para corregirlos. 

Ahora una referencia acerca de Georg Groddeck, copiada de la Wikipedia: «Aquel que llega a la conclusión de que yo medico mentalmente a un humano que se rompió la pierna tiene razón —pero ajusto la fractura y protejo la herida. Y entonces le doy un masaje, hago ejercicios con él, le doy a la pierna baños diarios con agua a 45°C por media hora y cuido que no se inflame ni supure, y cada tanto le pregunto: ¿por qué se rompió la pierna, “usted mismo”?».

Copié dos frases de Georg Groddeck en este post: http://jugandoalegremente.blogspot.com.es/2012/06/lo-que-rechazas-en-otros-es-lo-que-no.html

¡Saludos!
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