jueves, 7 de marzo de 2013

Amor incondicional: «¿Me amarías si...?»

* 
Conversación entre amantes:

— Te amo.

— Te amo.

— Me pregunto una cosa... 

— Dime. 

— ¿Me amarías si...?

— ¿Si qué? Dilo, dilo, porque digas lo que digas te amaré siempre. Te amo y punto. Esto es incuestionable, de nada podemos estar más seguros. 

— Bien... Digamos que... Suponte que pierdo mi trabajo y mis ahorros. ¿Me amarías de todos modos?

— Sí. Sin duda alguna. 

— ¿Sí? 

— Sí. 

— ¿Y me amarías si me pongo enfermo de una enfermedad incurable? ¿O si tuviese un accidente que me desfigurase la cara o me quedara paralítico en silla de ruedas? ¿Me amarías igual? 

— Sí. 

— ¿Y me amarías si perdiese la memoria? ¿Si tuviese Alzheimer o si de repente me entrara una fuerte amnesia y me olvidara de todo? ¿O si perdiese la cabeza y me comportara alocadamente? ¿Me amarías? 

— Sí. 

— ¿Y me amarías si mi aspecto cambiara muchísimo... cambiara tanto que...? Imagina que un hada me transformara en alguien del sexo contrario, o en un animal, ¡o en un insecto! O que me volviese viejo y me pareciese a ese vecino que detestabas... ¿Me amarías a pesar de todo?

— Sí. De hecho ese vecino ya no me cae mal. Además... no somos las formas, sino el puro ser que juega temporalmente a disfrazarse con ellas. Las formas son ilusorias, pero incluso quienes se identifican con las formas harían bien en reflexionar para darse cuenta de que las formas son ilusiones que no están aisladas entre sí. Por ejemplo, todos los cuerpos contienen átomos que antes han formado parte de los demás cuerpos... y el intercambio de átomos es una danza que continúa... y de hecho los átomos que forman hoy tu cuerpo no son los mismos que los de unos años atrás. Por ejemplo el aire que respiramos nos hace intercambiar átomos con todos los cuerpos del planeta constantemente. O si por ejemplo un mosquito aterriza en tu brazo y te chupa algo de sangre, o si una mosca te chupa algo de sudor, entonces la mosca tendría átomos de tu cuerpo, y si amo tu cuerpo, ¿por qué no amar el cuerpo de la mosca o del mosquito que comparten átomos con el tuyo? Todos los cuerpos están interconectados y hay átomos de todos en todos, porque los cuerpos son ilusiones y las ilusiones forman todas parte de una sola Gran Ilusión. ¿Cómo no voy a amarte, te disfraces como te disfraces?

— ¿Y me amarías si al ver la cabeza de la legendaria Medusa me convirtiese en una estatua de piedra? 

— Sí. 

— Ah, ¿sí? :-) ¿Me amarías aunque mágicamente me transformara en una estatua? ¿O en una mesa? ¿O en un extraterrestre con forma rara? ¿O en un contenedor de basura? 

— Sí, claro que te amaría. Mi amor es para siempre. No importan las apariencias... tu apariencia cambiará, las apariencias cambian, pero de lo que podemos estar seguros es de que siempre te amaré. Más allá de los cambios de apariencia brilla nuestro amor. Te amo por lo que eres, no por lo que pareces ni por lo que hagas. Y lo que eres, lo que somos, nunca va a cambiar. En cuanto a las apariencias, me dan igual, no me impiden amarte. 

— ¡Qué bien! ¿Y me amarías incluso si yo no te amara? 

— Sí, claro, pero en realidad no puedes dejar de amarme, nadie puede dejar de amar. A lo sumo lo máximo que podrías hacer es creer que has dejado de amarme. Pero el amor estaría ahí, lo reconocieses o no. Y en cuanto a mí se refiere, te amo pase lo que pase, siempre. 

— ¿Síiii? :-) ¿Y me amarías incluso si yo estuviese en todas partes? ¿Me amarías en todos los seres y en todas las formas? 

— Sí. De hecho tu ser no está encerrado en una forma, por lo que estás en todas partes. Eres el ser ilimitado. Las formas son solamente apariencias temporales, pero las amo porque tras esas ilusiones brilla y juega un único ser eterno, que eres tú, que soy yo... Ah, ciertamente un día todas las apariencias se desvanecerán y dejarán de aparecer, pero tú nunca dejarás de ser el ser esencial que eres, el cual nunca dejaré de amar incluso cuando todas las apariencias se hayan desvanecido, ¡de hecho el amor será más intenso entonces! Y podemos experimentarlo ya, ahora, si no nos concentramos en las apariencias. 

— ¡Y qué genial eres! ¿Y me amarías incluso si yo careciese de forma? ¿Me amarías si desapareciera de tu vista, si fuese puro espíritu, puro ser y no pudieras percibirme con los sentidos? ¿Me amarías si fuera invisible y sin forma?

— Sí. Te amo por lo que eres. Seas lo que seas, como seas. El ser que amo, eres tú, en mí y en todas partes. El Amor es sin forma y no por eso deja de amar. El Amor, que no está limitado por las formas, es puro Amor, es lo más intenso, es eternamente pura Dulzura inmutable e invulnerable. Esta Dulzura no puede ser cambiada ni dañada y aunque es intemporal sin embargo aumenta constantemente, o así se experimenta. Lo único que aumenta en el Amor es el Gozo, la Felicidad, el Amor Mismo. Por lo tanto, incluso sabiendo que no somos formas y con más motivo por eso, mi amor resplandece y nunca se acabará.

— Entonces... ¿siempre me vas a amar?

— Sí.

— ¡Te amo! :-)

— ¡Sí! :-)
*