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La siguiente entrevista a
Bill Thetford (en la entrevista "
WT" debido a su nombre completo:
William Thetford) la he copiado de esta web:
http://miracleshome.org/spanish/publications/entrevista_con_wt.htm Se la hicieron en el año 1984 (4 años antes de su muerte, el 4 de julio de 1988).
Bill Thetford fue uno de los dos primeros estudiantes de Un Curso de
Milagros, y ayudó a presentarlo al mundo para que la gente pudiera
usarlo como medio para recordar a Dios. Bill era una persona muy sincera
y razonable, y sin embargo no se ha escrito mucho sobre este magnífico
testigo del Amor de Dios. Esta entrevista con Bill fue publicada en
la revista New Realities (Nuevas Realidades) en Septiembre / Octubre
1984. Con alegría la hago llegar ahora a todos ustedes. Disfrútenla!
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Entrevista con William N. Thetford, Ph D
Revista “Nuevas Realidades”: Septiembre / Octubre 1984
Una franca conversación exclusivamente para nosotros con una
de las dos “personalidades ocultas” detrás de la
manifestación de uno de los sistemas de pensamiento más
enigmáticos y profundos del siglo – Un Curso de Milagros.
Quién fue una vez un agnóstico confeso, ahora el Dr, Thetford
habla abiertamente de su papel secreto como redactor del Curso, y de
la manera en que esto lo afecto en su persona y en su trabajo en psicología,
así como en las posiciones de prestigio que ocupó como
profesor de Psicología Médica en el Colegio de Médicos
y Cirujanos de la Universidad de Columbia, y como Director del Departamento
de Psicología del Hospital Presbiteriano de la ciudad de Nueva
York.
NR: Como una de las dos personas responsables de la redacción
de “Un Curso de Milagros”, ¿qué impacto tuvo
éste en su vida?
WT: La ha cambiado totalmente. Recuerdo haber escrito a máquina
los primeros cincuenta principios sobre milagros que nos llegaron a
través de Helen Schucman en el otoño de 1965, y darme
cuenta de que si este material era verdadero entonces absolutamente
todo aquello en lo que creía debería ser cuestionado,
y que debería reconstruir totalmente mi sistema de creencias.
En ese entonces, sin embargo, pensé que eso sería imposible;
No sabía cómo poder hacerlo. No obstante sentía
que sería un requisito que tendría que cumplir, ya que
el material que llegaba a través de Helen en la fase inicial
parecía demasiado auténtico y genuino. Por algún
tiempo me sentí conmocionado; me preguntaba como sería
posible llevar a cabo un cambio tan abrupto en mi percepción
de la vida y del mundo. Más tarde me dí cuenta de que
Dios es misericordioso y no nos pide que hagamos cambios tan abruptamente,
que habría tiempo suficiente para empezar gradualmente a cambiar
mi percepción.
Creo que lo que fue importante fue mi disposición a cambiar,
y no el dominio del material. Y, por supuesto, me mudé del medio
de Manhattan, en donde había vivido durante veintitrés
años a Tiburón, California, algo que nunca pensé
que podría suceder. Me había acostumbrado a mi rutina
de neoyorkino y sentía que la Gran Manzana era el centro del
Universo, y el lugar al que pertenecía. Esa mudanza fue probablemente
el shock cultural más grande que haya experimentado: hacer una
transición abrupta de la confusión de una vida agitada
en la ciudad de Nueva York a la tranquilidad de Tiburón, California.
Eventualmente dejé también la vida académica. Primero
retirándome de mi puesto como Director del departamento de Psicología
del Centro Médico Presbiteriano de Columbia, y varios años
más tarde retirándome de mi puesto como Profesor de Psicología
Médica del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad
de Columbia.
NR: ¿Eso fue para dedicarse por completo al Curso, o para dedicarse
a otras cosas?
WT: Una combinación de ambas, creo. Después de veinte
años en Columbia sentía que era tiempo de dejar la vida
académica. Parecía natural irse cuando el Curso se publicara.
NR. ¿Cuál fue exactamente su rol en la redacción
del Curso? ¿También usted escuchaba una voz?
WT. Tanto Helen como yo supimos desde un principio que esta era una
misión en conjunto, aunque yo no escuchara la voz. Aunque Helen
escuchaba el dictado interior, ella misma era incapaz de transcribir
el material directamente, dado que el contenido del Curso le parecía
demasiado amenazante. Mi papel era darle a Helen el considerable apoyo
y tranquilidad que necesitaba cada día para continuar con la
anotación taquigráfica en su cuaderno. Después
me leía el material, y yo lo escribía directamente de
su dictado.
NR. Dado que el Curso cuestionaba sus propias creencias y sistema de
pensamiento, porque simplemente no lo rechazó, no lo descartó?
WT. Bueno, de hecho a veces mi intelecto se rebelaba. Pero yo era el
que había pedido que hubiera “otra manera”, una mejor
manera de relacionarnos, con respecto al contexto profesional extremadamente
estresante en el que tratábamos de funcionar Helen y yo. Cuando
empezó a llegar el material de Un Curso de Milagros fue obvio
para mi que esta era la respuesta a mi pedido, muy claramente la respuesta.
Así que rechazarlo o aún ignorarlo nunca fue algo que
ni siquiera considerara hacer.
NR: Específicamente ¿qué acerca del Curso hizo
que fuera obvio para usted que ésta era sin dudas su respuesta?
WT: Quizá el hecho de que era tan completamente diferente de
la forma en la que había estado actuando durante toda mi vida.
Pero más que nada fue la autenticidad del material la que me
impresionó. Sabía que Helen no lo había inventado,
aún con su fértil imaginación.
NR: ¿La autenticidad?
WT: Bueno, el material era tal que trascendía cualquier cosa
que tanto Helen como yo pudiéramos concebir. Y, dado que el contenido
era totalmente ajeno a nuestra experiencia, intereses y formación,
era obvio que provenía de una fuente inspirada. La calidad del
material era muy convincente, y su belleza poética contribuía
a su impacto.
NR: Parece muy inusual que usted, un reconocido psicólogo que
ocupa dos puestos prestigiosos, siquiera considerara apoyar este tipo
de material, si tenemos en cuenta su formación y los estrictos
principios que rigen la vida académica, a los que sin duda usted
adhería.
WT: Creo que si no hubiera sido por muchas de las extraordinarias experiencias
que ocurrieron durante el verano de 1965, ni Helen ni yo habríamos
estado dispuestos a aceptar el material que ella escribía. Ustedes
han relatado muchas de esas experiencias en estas páginas en
la nota sobre el nuevo libro de Robert Skutch Journey without Distance,
The Story behind A Course of Miracles. (“Viaje sin distancia.
La historia detrás de Un Curso de Milagros”). Sin embargo,
no informaron de nuestra experiencia asociada a la Clínica Mayo
en Rochester, Minnesota en su revista “New Realities”. Quizá
más que ninguna otra, fue esta serie de eventos la que consolidó
la dirección completamente nueva que seguiríamos.
NR: El evento de la Clínica Mayo ocurrió en Septiembre
y ¿no es que el Curso no empezó hasta el próximo
mes de Octubre?
WT: Si. Se me había pedido que fuera a la Clínica Mayo
y averiguara porque ganaban dinero con el funcionamiento de su servicio
psicológico, mientras que parecía que en el Presbiteriano
de Columbia siempre perdíamos dinero. Pensaba que conocía
la respuesta a esa pregunta porque nosotros veíamos en su mayoría
a pacientes clínicos que no podían pagar los honorarios,
y los pacientes de la Clínica Mayo pertenecían a la clase
media o media alta y podían pagar. No obstante, parecía
importante hacer este viaje y le pedí a Helen que me acompañara.
Justo antes de salir – creo que fue la noche antes – Helen
vió una imagen vívida de una iglesia, que me describió
con gran detalle. Hasta me hizo un bosquejo de ella. Era una antigua
iglesia con varias torretas y torres. Ella pensaba que probablemente
era una iglesia luterana. Estaba convencida de que, de alguna manera
veríamos la iglesia desde la ventanilla cuando fueramos a aterrizar
en Rochester. Eso, por supuesto, parecía bastante improbable,
dado que los aeropuertos que conozco no están situados cerca
de las iglesias. De todos modos nos mantuvimos muy atentos a lo que
veíamos por las ventanas durante el aterrizaje, y para gran decepción
y angustia de Helen no hubo tal iglesia a la vista.
De hecho, Helen estaba tan molesta de no encontrar su iglesia que yo
no tenía muchas esperanzas de que pudiéramos llevar a
cabo nuestro trabajo a menos que de alguna manera se tranquilizara.
Urgido por las circunstancias le sugerí que alquiláramos
un taxi para ver si podíamos encontrar su iglesia en alguna parte
del área metropolitana de Rochester. Así que Helen y yo
salimos en busca de iglesias. Al principio pensamos que nos limitaríamos
a las iglesias luteranas. Creo que había dos, y ninguna se parecía
ni remotamente a la imagen de Helen. Después decidimos que ya
que estábamos podíamos muy bien ver todas las otras iglesias.
Creo que había veintisiete en total en los alrededores de Rochester.
Y ni una se parecía para nada a la imagen de Helen. Obviamente,
Helen estaba desolada, pero tratamos de calmarnos dado que teníamos
que trabajar al día siguiente.
El día después de que habíamos completado con éxito
el trabajo encomendado, Helen y yo estábamos por irnos del hotel.
Bajé al lobby para esperarla con el equipaje, y al ver un kiosco
de periódicos pensé en comprar uno. En cambio, vi un folleto
llamado “Historia de la Clínica Mayo”. Como pensé
que sería agradable tener un recuerdo de nuestra visita lo compré
por un dólar.
Mientras lo hojeaba rápidamente vi una ilustración de
la antigua iglesia de Helen, tal como ella me la había descrito
con todas sus torretas y torres. Hasta era una iglesia luterana. El
único problema era que había sido demolida, y de hecho
la actual Clínica Mayo había sido construida en el predio
que había ocupado la iglesia. Fue muy impresionante y estaba
ansioso por compartirlo con Helen. Cuando bajó le dije apresuradamente:
“Helen, después de todo no estabas loca en absoluto. Tu
iglesia estuvo aquí pero ya no lo está. Cuando pensabas
que estabas mirando hacia abajo como desde un avión en realidad
estabas mirando hacia atrás en el tiempo”
Helen manifestó una rara mezcla de emociones. Por un lado, alivio
de que no estaba totalmente loca; por otro, era evidente que ella estaba
haciendo algo que consideraba paranormal, y este era un tipo de situación
que la hacía sentir muy incómoda.
En nuestro viaje de vuelta a Nueva York tuvimos que cambiar de avión
en Chicago. Mientras estábamos en la sala de espera Helen observó,
sin que ella lo notara, a una jóven que leía una revista
sentada en un rincón. Se la veía ligeramente inquieta,
como muchas veces pasa con la gente que tiene que esperar conexiones
en los aeropuertos. Me sorprendí cuando Helen me dijo. “¿Ves
esa joven que esta allí? Está en apuros, tiene muchos
problemas.” Helen insistió en que debía acercarse
y hablarle. Resultó que la jóven, cuyo nombre era Charlotte,
nunca antes había viajado en avión. Había volado
por Aerolíneas Ozark a Chicago camino a Nueva York y estaba en
estado de pánico. No sabía nada de Nueva York. Después
nos enteramos que estaba abandonando a su marido y a dos hijos pequeños,
y que se sentía muy angustiada.
Charlotte tenía que viajar en el mismo avión que nosotros.
Durante el vuelo nos sentamos a ambos lados de ella sosteniéndole
la mano y tratando de calmarla. Le preguntamos dónde se quedaría
en Nueva York ya que no conocía a nadie. Dijo que, como era luterana,
había pensado que podía ponerse en contacto con una iglesia
luterana y que de alguna manera ellos le encontrarían un lugar
en la ciudad. Fue en ese momento que nos miramos con Helen. El mensaje
estaba claro para ambos. Helen oyó decir a su voz interior: “Y
esta es mi verdadera iglesia, ayudar a tu hermano necesitado, y no el
edificio que viste antes” La autoridad de esta voz interior se
hizo cada vez más familiar a ambos cuando el Curso comenzó
una semanas más tarde en octubre.
NR: Debe haber sido difícil en cierta forma durante ese período,
vivir una doble vida recibiendo y ocupándose del material de
milagros que les llegaba y continuando con su vida académica
normal.
WT: Si, podría decirse que era como vivir en dos mundos diferentes.
Mis sentimientos eran tan complejos que es difícil expresarlos
de forma simple. Obviamente Helen no había perdido la razón,
pero había una sensación de haberse lanzado a algo que
nos superaba y para lo que no estábamos preparados.
Naturalmente no discutíamos esto con nuestros colegas, y ninguna
de las personas con las que nos relacionábamos profesionalmente
estaba al tanto de que esto estaba sucediendo como una dimensión
adicional en la vida de Helen y en la mía. A la vez, no podíamos
separar completamente el Curso de nuestras responsabilidades académicas,
y gran parte de la transcripción tenía lugar en el Centro
Médico. Helen me dictaba sus apuntes durante la hora del almuerzo
o en cualquier momento que podíamos, pero esto no interrumpía
el flujo de nuestros compromisos profesionales que incluían dar
charlas, redactar subvenciones para investigación y artículos
para publicación, así como una enorme cantidad de tareas
administrativas – todas las cosas que forman parte de una intensa
vida profesional. Así que lo que experimentamos durante ese período
fue en verdad extremadamente inusual.
NR: ¿No hubo momentos en los que Helen consideró seriamente
la posibilidad de ver a un psiquiatra o psicólogo por este tema?
¿O quizá pensó en buscar algún tipo de medicación
que pudiera librarla de la voz que le dictaba?
WT: No era en absoluto una voz en ese sentido. Helen no era perseguida
por voces; era un tipo muy específico de comunicación
canalizada que le venía de tanto en tanto; ella se daba cuenta
de que había material para transcribir, y podía hacerlo
cuando lo creíamos conveniente. No había ninguna presión
para dejar de hacer lo que estaba haciendo de inmediato y tomar apuntes.
Por el contrario, el material estaba allí casi como si hubiera
sido grabado con anterioridad y estuviera esperando que le prestara
atención. Se le presentaba en un lugar separado y nítido
de su mente. No lo experimentaba para nada como una voz externa.
NR: Sin embargo, dado el carácter de alguien que oye una voz
– en el sentido psicoterapéutico tradicional – ¿cuál
cree usted que hubiera sido el diagnóstico o pronóstico
de Helen sin comprender la dinámica que estaba implícita?
WT: Creo que a las personas que hacen cosas inusuales de ese tipo probablemente
se las considera algo disociadas o posiblemente esquizofrénicas.
Sin embargo, el hecho de que la habilidad de Helen para desempeñarse
como psicóloga no se viera afectada en absoluto durante este
período era una muestra clara de que no era víctima de
episodios delirantes. Si acaso, diría que su habilidad para funcionar
profesionalmente mejoró a medida que continuamos en este trabajo.
Durante la época en la que trabajamos en el Curso pareció
aumentar nuestra productividad profesional y la calidad de nuestro trabajo.
Confirma mis palabras el hecho de que cuando completamos el manuscrito
ambos obtuvimos nuestras titularidades como profesores.
NR: Helen parece haber tenido mucho más dificultad en adoptar
el material del Curso que usted. ¿Hubo algún tipo de formación
espiritual o religiosa en su vida o alguna otra cosa que hizo que así
fuera?
WT: Bueno, ciertamente no se debió a ningún tipo de formación
religiosa en mi caso. Había asistido a la Escuela Dominical de
una congregación de Ciencia Cristiana hasta los siete años,
cuando de pronto murió mi hermana y mis padres perdieron interés
en la religión. Luego, en mi juventud asistí a numerosas
iglesias protestantes pero ciertamente para la época en la que
había comenzado a trabajar con graduados en la Universidad de
Chicago ya había dejado de tener interés en la religión.
¡Por otra parte recuerdo que a menudo se describía a la
Universidad de Chicago como una universidad bautista en la que profesores
ateos enseñaban filosofía tomista a estudiantes judíos!
Con ese tipo de formación, creo que está a la vista que
cualquiera fueran las creencias religiosas que hubiera podido tener
simplemente se hubieran vuelto aun más confusas.
NR: ¿Cuál diría que era su perspectiva filosófica
o espiritual en esa época?
WT: Me describiría como un agnóstico. Realmente no me
importaba si la realidad espiritual era un hecho o no. Freud consideraba
que la religión era una ilusión, y creo que muchos de
mis estudiantes graduados y los otros profesores con los que me vinculaba
en ese tiempo veían la religión como algo que no merecía
ningún respeto intelectual.
NR: Dado su enfoque agnóstico en ese tiempo, ¿había
alguna otra cosa en la que estuviera involucrado que hubiera podido
preparar el camino para que usted se convirtiera en el catalizador para
Un Curso de Milagros?
WT: No como tal, aunque sí fui uno de los primeros estudiantes
graduados de Carl Rogers cuando vino a la Universidad de Chicago en
1945. El enseñaba que el “afecto positivo incondicional”
era un prerrequisito esencial para una terapia centrada en el cliente.
Ahora me doy cuenta de que lo que Rogers enfatizaba era que la total
aceptación en nuestras relaciones significaba expresar perfecto
amor. Aunque reconocía cuán lejos estaba de poder aplicar
esta idea a mi vida, comprendí con el tiempo su contribución
a mi propio desarrollo espiritual.
En realidad, siempre pensé que una Autoridad Superior se había
equivocado al elegirnos a Helen y a mí para esta misión.
Cuando Helen le preguntó una vez a la voz porque había
sido elegida para este papel, la respuesta que recibió fue: “Obviamente
eres la persona indicada porque lo estás haciendo”
NR: Lo que es tan extraño es que ustedes dos – Helen la
atea y Bill el agnóstico – contemplaran la idea de hacer
algo de este tipo. ¿Cómo conciliar estos dos aspectos?
De seguro, algo debe haber provocado dentro suyo.
WT: Durante el verano de 1965 tuvimos muchas experiencias que amenazaron
mi sistema de creencias y que me hicieron estar mucho más abierto
a la posibilidad de una intervención divina. Para la época
en que empezó el Curso, diría que realmente yo ya no era
más un agnóstico.
Helen, sin embargo, tenía gran dificultad con el Curso debido
a sus propias creencias personales. Continuó cuestionando lo
que le sucedía durante el tiempo en el que transcribió
el Curso, y no estoy seguro si alguna vez pudo reconciliar lo que hacía
con quién ella sentía que era.
NR: Es interesante que usted emplee a menudo el término “misión”
(N. del traductor: assignment, que puede también traducirse como
función o tarea) con respecto a su participación y la
de Helen en el Curso. ¿Por qué?
WT: Bueno, nos pareció que los sucesos que experimentamos y que
llevaron al dictado del Curso nos prepararon para una misión
que de algún modo, en algún lugar, habíamos aceptado
llevar a cabo juntos. De cierto modo estábamos cumpliendo con
nuestra función.
NR: Los sucesos que precedieron al dictado del Curso a los que se refiere
involucraron varias experiencias psíquicas y místicas
por parte de Helen. ¿Tuvo usted experiencias similares?
WT: Si, pero nunca parecían tan espectaculares como las de Helen.
Sin embargo, una que me causó un profundo efecto ocurrió
un domingo de Pascua en 1970. Había accedido a llevar a Jean,
una mujer mayor, una artista, a cenar a Greenwich Village con otros
amigos artistas. Era un día de lluvia, invernal, muy frío.
Caía aguanieve y soplaba un fuerte viento, lo que era inusual
para esa época del año. Como no tenía auto, me
di cuenta de que me iba a resultar muy difícil encontrar un taxi,
así que medité brevemente acerca de qué hacer.
Recibí un claro mensaje de que debía ir a la esquina de
la calle 78 y la Quinta Avenida, cerca de donde vivía, exactamente
a las 3.15 y el problema se solucionaría. Sentí una enorme
resistencia para hacerlo, pero me puse de todas maneras mi equipo de
lluvia, caminé hasta la esquina indicada y traté de llamar
un taxi. Dado que competía con todos los porteros de la Quinta
Avenida parecía totalmente inútil.
Entonces cerré los ojos un momento y me despreocupé, a
la vez que me decía: “Gracias, Padre, ya está hecho”.
Y por un instante realmente lo creí. Cuando abrí mis ojos,
una limusina con chofer había parado justo frente a mi en la
esquina y el conductor bajó la ventanilla y me preguntó
“¿Puedo ayudarlo, señor?”. Esto, como sabe
todo aquel que haya estado en Nueva York o vivido allí, es algo
altamente improbable.
Estuve tentado de preguntarle porqué se había detenido
frente a mi, y entonces me di cuenta de que sería una pregunta
inapropiada. Simplemente debía aceptar este regalo. Me subí
y fuimos a buscar a Jean a su casa. ¡Estaba totalmente encantada
de que hubiera venido a buscarla en una limusina!
Lo interesante, también, es que no discutí el precio con
el chofer. Simplemente me dejó subir sin hacer ninguna pregunta,
y cuando llegamos a nuestro destino le pregunté cuánto
le debía y dijo algo ridículo como cinco dólares.
Creo que le di varias veces esa cantidad por la gratitud y el alivio
que sentía.
NR: ¡Qué otras experiencias de ese tipo…?
WT: Mientras estábamos en el proceso de transcribir el material
del Curso, oré para que pudiéramos encontrar un maestro
viviente – alguien que personificara estas enseñanzas en
su propia vida. Por esta época un sacerdote amigo, el padre Michael,
me contó acerca de la Madre Teresa de la India. Impresionado
como corresponde, conseguí una copia de Something Beautiful for
God (“Algo hermoso para Dios”), de Malcolm Muggeridge, el
primer libro que describe el asombroso trabajo de sanación de
la Madre Teresa para con los más pobres entre los pobres.
Poco tiempo después de leer el libro, el Padre Michael me informó
que en esos días la Madre Teresa estaba en Nueva York. Recientemente
había fundado un centro para su orden en la parte sur del Bronx
– en ese tiempo la peor de todas las zonas de la ciudad, sumida
en la pobreza y con alto índice de criminalidad, y se le había
pedido que la ayudara con algunos preparativos. Nos invitó a
Helen y a mi a unírsele cuando la visitara en el Bronx.
Al principio me asustaba que mis plegarias realmente fueran respondidas,
ya que no estaba seguro de estar a la altura de conocer a una santa
viviente. No obstante, cuando esta pequeña mujer nos recibió
gentilmente con las palmas extendidas sentí una sensación
de alivio casi instantánea. Parecía como si la hubiera
conocido de toda la vida. Totalmente desinteresada y sin ninguna pretensión
irradiaba la alegría que produce un compromiso espiritual total.
Más tarde, se dirigió hacia mí y me dijo, “Doctor,
no le gustaría venir a la India? Hay tanto que podría
hacer para ayudar a los pobres!” Sentí un impulso casi
irresistible de contestar “¡Si!”
Desde entonces me he encontrado con la Madre Teresa varias veces, incluyendo
una visita que hizo junto con el Padre Michael a nuestras oficinas en
el centro Médico el año anterior a que Helen se retirara.
Para mí, su vida es una demostración de lo importante
que es una completa dedicación y una total coherencia en el camino
espiritual. Nuestras plegarias reciben respuesta, aunque frecuentemente
sucede de la forma que menos esperamos.
NR: Ha habido alguna especulación sobre la posibilidad de que
Helen y usted hayan editado el Curso. ¿Lo hicieron?
WT: No. Tenga en cuenta que al principio no sabíamos con exactitud
qué estaba sucediendo. Así que hacíamos preguntas
de naturaleza personal y anotábamos las respuestas que Helen
recibía. Yo escribía las respuestas como parte de un proceso
continuo, sin diferenciarlas del dictado interior que Helen anotaba
en su cuaderno de taquigrafía. Más tarde, cuando nos dimos
cuenta de que era obvio que este material no era parte del Curso, entonces
sí lo suprimimos. Es verdad que ha habido un proceso de edición
en lo que hace a escribir con mayúsculas, puntuar, dividir en
párrafos e introducir títulos en las diferentes secciones
del Texto. Sin embargo, estos cambios fueron menores y el Libro de Ejercicios
y el Manual para el Maestro también aparecen exactamente como
los recibió Helen.
NR: ¿Podría darme un ejemplo del material de tipo personal
que decidió suprimir?
WT: Oh, eran preguntas como “Hay algo que deberíamos estar
haciendo que aumentaría nuestra habilidad ara meditar mejor?”.
Había también algunos comentarios al principio sobre teorías
psicológicas que constituían digresiones de tipo intelectual,
y que no tenían nada que ver con el Curso mismo.
NR: Brevemente, ¿cuál considera que es el propósito
del Curso?
WT: Ayudarnos a cambiar de idea respecto de quiénes somos y quién
es Dios, y ayudarnos, por medio del perdón, a dejar de aferrarnos
a la creencia de que nuestra separación de Dios es real. Aprender
a perdonarnos y a perdonar a los demás es realmente la enseñanza
fundamental del Curso. El Curso enseña cómo conocernos
y cómo desaprender todas aquellas cosas que nos impiden reconocer
quiénes somos y siempre hemos sido.
NR: ¿Por qué piensa que se llamó “Un Curso
de Milagros”? Por qué no “Un Curso de Amor, o de
Perdón, o de Verdad”?
WT: Por una buena razón, como nos dimos cuenta después.
Pero sí recuerdo, sin embargo, cuando Helen me llamó aquella
noche memorable y me dijo que una voz interna le estaba dictando y que
repetía todo el tiempo “este es un curso de milagros, por
favor toma apuntes”. En ese momento, ciertamente, mi reacción
al título no fue positiva. No obstante, cuando uno se adentra
en el Curso y luego en la definición de lo que es un milagro
entonces sí tiene sentido. De hecho, es el único nombre
apropiado para el Curso.
NR: ¿Y un milagro es…
WT: Creo que un milagro es el amor que sustenta el universo. Es un cambio
de percepción que elimina las barreras u obstáculos que
nos impiden ser concientes de la presencia del amor en nuestras vidas.
El Curso también nos dice que no hay un orden de dificultad en
los milagros- uno no es más difícil que otro, ya que la
expresión del amor es siempre máxima.
NR: ¿Cuál fue su reacción como psicólogo
cuando el Curso les planteó la idea de que hay solo dos emociones:
el amor y el miedo?
WT: Recuerdo con mucha claridad haber mecanografiado esa sección
que dice “Sólo puedes experimentar dos emociones. La una
la inventaste tú y la otra se te dio”. Y recuerdo haber
pensado que esa idea realmente abarca la totalidad del problema psicológico
de los diferentes estados emocionales. Y es real, por ejemplo, que la
ira es simplemente una expresión del miedo en acción.
No puedo enfadarme a menos que antes me sienta amenazado de algún
modo, lo que quiere decir que tengo miedo. El amor es en realidad la
única otra emoción que existe, y reconocerlo como un hecho
simplificó mucho las cosas.
NR: ¿Y que es el amor según su definición?
WT: Es muy simple: el amor es la ausencia de miedo. También podría
decirse que el miedo es la ausencia de amor. El amor y el miedo no pueden
coexistir al mismo tiempo, aunque muchos de nosotros tratamos de vivir
como si ello fuera posible. Tratamos de equilibrar un poco de miedo
con un poco de amor, y esperamos poder diferenciarlos. Sin embargo,
cuando soltamos el miedo por un instante, automáticamente el
amor está ahí. No es algo que debamos entender o buscar;
el amor simplemente es.
Es muy parecido al sol que está oculto en un día de niebla.
Aunque no podemos verlo sabemos que está allí. No bien
se levanta la niebla podemos verlo. Tal es el caso también para
nosotros: cuando podemos detener los pensamientos que nos infunden miedo
podemos aceptar el amor y la luz que están siempre allí.
NR: En cierta forma eso presupone confiar en que está siempre
allí, pero parece que a menudo somos llevados a un lugar, casi
un precipicio, y se nos pide que demos un paso adelante, confiando en
que todavía esté allí. Es realmente difícil
adquirir la confianza suficiente para hacerlo.
WT: Con frecuencia, en mi propia vida llamo a eso “la práctica
celestial de correr riesgos”: estamos allí afuera caminando
por la planchada y sin saber qué va a suceder después.
Pero ¿de qué otra forma podemos aumentar nuestra conciencia
del potencial dado por Dios si no nos lanzamos a lo desconocido?
Creo que todos tenemos que estar por lo menos parcialmente dispuestos
a averiguar si hay una forma diferente y mejor de vivir. De otra manera
simplemente seguiremos repitiendo en nuestras vidas los mismos modelos
de pensamiento.
NR: El Curso también diferencia el ego del Ser en términos
distintos de los convencionales. ¿Cuál fue su reacción
como psicólogo?
WT: el término “ego” como se usa en el Curso se refiere
a nuestra ser superficial o falso que se identifica con el cuerpo como
forma de expresión externa. Esta identificación ego-cuerpo
es el ser que hemos hecho y que contrasta con el Ser espiritual que
Dios comparte con nosotros. El ego no es otra cosa que nuestra creencia
en un ser separado de Dios. La proyección de este pensamiento
de separación da lugar al mundo de la forma. El ego cree que
este mundo fenoménico existe independientemente aunque no tiene
ninguna existencia fuera de la mente dividida que lo proyectó.
NR: Uno de los conceptos más controvertidos que presenta el Curso
es que este mundo es ilusorio, no real, y que Dios en realidad no está
involucrado en él; que Dios sólo se involucra y se interesa
por nosotros, no por nuestras cosas, y que somos nosotros quienes les
damos valor, no Dios. Este es un concepto muy difícil de comprender
y de aceptar, no es así?
WT: Sin duda. Es un desafío y un problema para todos nosotros.
Pero como sabe, muchos físicos del siglo veinte se han referido
en forma exhaustiva a las consecuencias que tiene la mecánica
cuántica para el misticismo y el pensamiento místico.
Recientemente Ken Wilbur ha editado un libro titulado Quantum Questions
(“Cuestiones Cuánticas”) que trata el tema de la
realidad física y las experiencias místicas en los escritos
de Einsten, Heisenburg, Eddington, Schroedinger y varios otros físicos
ganadores del Premio Nobel. Wilber señala que todos estos notables
científicos produjeron una visión trascendental o mística
del mundo. Si bien la física moderna no prueba que el misticismo
es verdadero, sí elimina todo obstáculo teórico
importante que pudiera impedir la posibilidad de una realidad espiritual.
En efecto, el sólido universo material se ha disuelto en una
serie de abstractas ecuaciones matemáticas. Lo que esto demuestra
es que muchos físicos conciben el mundo material de la misma
forma que el Curso: el mundo es ilusorio dado que la materia física
no es ya entendible en términos de la conciencia sensorial. De
algún modo estamos percibiendo algo que no está allí,
y es sólo nuestra percepción la que le otorga realidad.
La cuestión es entonces ¿Cuál es la naturaleza
del poder sustentador que yace detrás de toda forma?
El énfasis en el cambio de percepción que hace el Curso
se aplica a todo en nuestras vidas, no simplemente al universo externo,
y muy especialmente a nuestras relaciones – a la forma en la que
nos vemos a nosotros mismos y a los demás. A medida que cambiamos
nuestra percepción, o más bien a medida que cambiamos
nuestras actitudes del miedo al amor, de la culpa a la total aceptación,
lo que vemos como un universo limitado también cambia.
Todo lo que es perecedero se ve como una ilusión, y todo lo que
es eterno es verdadero conocimiento y proviene de Dios. El objetivo
del Curso, entonces, es permitirnos cambiar nuestra percepción
hasta el punto en el que Dios nos pueda llevar al mundo del conocimiento.
Su propósito inmediato es ayudarnos a quitar los obstáculos
que nos impidan estar concientes de la presencia de Dios en nuestra
vida diaria, que es de lo único que trata el milagro. Cuando
comenzamos a reconocer y aceptar la presencia del amor de Dios en nuestras
vidas, muchas de las preguntas que nos planteamos simplemente desaparecen.
No parecen ya ser relevantes porque son preguntas que hace el ego a
partir de la percepción de un universo limitado.
NR: Otro concepto difícil de aceptar en el Curso es que cuando
reconocemos las ilusiones por lo que son podemos reírnos de ellas.
Bueno, ciertamente para la mayoría de la gente las crisis emocionales
como la muerte, el dolor, el hambre y demás son muy reales y
nada cómicas. ¿Cómo se acepta esto?
WT: El Curso sugiere que nos olvidamos de reírnos no bien comenzamos
a creer que las ilusiones eran reales. Quizá una manera de encontrar
el camino de regreso a nuestra verdadera naturaleza es empezar a reírnos
de la insensatez de muchas de nuestras creencias. Norman Cousins ya
ha demostrado la importancia de la risa en el proceso de sanación.
Por ejemplo, si queremos ayudar a alguien, ya sea en la psicoterapia
o en la vida diaria, no creo que debamos identificarnos con el problema.
Lo que tenemos que hacer es identificarnos con la Respuesta. Dado que
el problema constituye siempre alguna forma de miedo, culpa o separación,
nuestra responsabilidad es identificarnos con la única respuesta
que funciona. Al ofrecer el Amor de Dios en una forma que sea apropiada,
estamos ofreciendo la única respuesta que es posible dentro de
este mundo. Por supuesto esto no implica una falta de compasión,
todo lo contrario, Si me identifico con el problema que tienen usted
u otra persona simplemente significa que también yo voy a sufrir.
Y cuando me uno a usted en el sufrimiento nadie gana – por el
contrario ambos perdemos porque reforzamos el problema.
El curso dice que todos nuestros problemas surgen de la creencia de
que estamos separados de Dios, y la única salida de esta situación
es extender el milagro del amor, que es nuestra herencia natural.
NR: Algunas de las personas que empezaron a estudiar el Curso en un
principio están decepcionadas por el hecho de que no se refiere
en forma específica a algunos temas personales de suma importancia,
como por ejemplo el sexo. ¿Por qué no lo hace?
WT: Como usted sabe, el Curso se concentra en el entrenamiento de la
mente. El énfasis se pone en el desarrollo espiritual más
que en reforzar nuestra identificación con el ego- cuerpo. Pero
no hay nada en el Curso que prohíba el sexo. Lo que sí
dice es que el cuerpo es un vehículo neutral para comunicar amor.
Lo que creo que trata de subrayar el Curso es que la unión física
nunca puede resolver el problema de nuestro sentido de separación
de Dios. Sólo puede ser un sustituto para nuestra tentativa unión
con Dios. Por eso es que, como objetivo de una relación, la gratificación
física nunca es duradera y no une individuos en forma permanente.
Y eso también puede decirse de muchos otros impulsos físicos
y emocionales que tenemos que surgen del ego – cosas que hacemos
para tratar de unirnos de forma permanente a otros, y que siempre terminan
fracasando.
NR: Otro tema específico que el Curso no trata y que preocupa
a todos los que lo estudian es el asesinato - el hecho de tratarlo como
una ilusión o por medio del perdón.
WT: Quizá la dificultad proviene de percibir al otro sólo
como un cuerpo. Creo que esa es la ecuación esencial ego-cuerpo,
que es la fuente más importante de nuestra infelicidad, su verdadero
núcleo.
Sin ninguna duda, el asesinato es un tema que provoca una respuesta
muy emocional en todos nosotros. Pero la transformación interior
que nos ocupa aquí está relacionada con nuestro propio
cambio de percepción, con nuestra capacidad de reconocer que
el miedo es el problema que todos tenemos. Ya sea que tome la forma
de asesinato, ataque o pérdida, lo que queremos aprender es como
enseñar amor de tal manera que el miedo no sea más parte
de nuestra conciencia. A medida que cambiamos nuestra propia conciencia
y nuestro propio conocimiento estamos ayudando a que todos los demás
también lo hagan, y creo que es por medio de este proceso que
contribuimos a crear una sociedad y un mundo más sensatos.
NR: Otro asunto importante en nuestra vida es la muerte, el morir. ¿Por
qué es que el Curso no trata este tema para contribuir a nuestra
paz mental?
WT: Creo que lo hace. El Curso afirma muy claramente que “Ya no
habrá muerte. El Hijo de Dios es libre”
En un sentido, dado que fuimos creados eternos, literalmente nunca nacimos,
por lo que nunca podemos morir. Es decir, en el marco de la eternidad
siempre hemos existido como una extensión del Amor de Dios. Creo
que la noción de almas recién acuñadas viniendo
a este mundo material por unos pocos años y luego partiendo hacia
el más allá no es la lección que el Curso enseñaría.
El Curso afirma repetidas veces que permanecemos como Dios nos creó,
permanecemos como aspectos eternos del espíritu y nunca hemos
sido limitados por la forma. Cuando el cuerpo ya no está vivo
y animado, simplemente significa que ya no nos es útil. Nuestro
cuerpo no tiene nada que ver con el hecho de que estemos vivos o muertos
porque nuestro cuerpo no es nuestra verdadera identidad.
NR: ¿Qué hay de los animales, entonces? Ya que el Curso
tampoco los menciona, dónde encajan, al igual que los insectos
o las plantas y los árboles?
WT: A menudo el Curso usa la frase “toda cosa viviente”.
Una vez más, todo lo que tiene vida tiene vida eterna. Ya que
toda vida proviene de Dios y es una e inseparable, sin duda la fuerza
vital que anima a los animales y a las plantas es la misma que la fuerza
vital que nos anima a los seres humanos. Y siempre me asombra lo que
pueden enseñarnos los animales; cuán rápidamente
nos perdona un perro al que le pisamos una pata. No nos guarda rencor
sino que nos demuestra amor en el instante en que abrimos la puerta.
Cualquier queja que podría albergar no perdura en la mente de
un perro. Por eso creo que las mascotas son maravillosos maestros de
perdón para todos nosotros. Son extensiones del Amor de Dios
porque traen alegría y dimensiones adicionales de amor a nuestras
vidas.
NR: ¿Qué sucede con el hecho de matar cierto tipo de animales
y comerlos? ¿Como conciliar esto con la idea de abrazar la vida
y tratar de no estar separado de ella?
WT: Mucha gente elije ser vegetariana por muy buenas razones. Cualquier
cosa que aumente nuestro sentido de culpa no contribuye a nuestro propio
beneficio. Creo, por lo tanto, que los estudiantes del Curso determinarán
lo que es correcto para ellos prestando oídos a su guía
interna.
Jesús nos enseñó a no preocuparnos tanto por lo
que ponemos en nuestra boca sino por lo que permitimos que salga de
ella. Así que no es lo que comemos, sino nuestros pensamientos
y la forma en la que nos relacionamos con otros lo que da testimonio
de nuestro progreso espiritual. Lo que es importante es la oportunidad
que tenemos en cada momento de elegir entre expresar miedo y expresar
amor en nuestras vidas.
NR: A partir de esta premisa, entonces, uno podría concluir que
los cuerpos no son vida.
WT: El cuerpo es un vehículo para la comunicación y el
aprendizaje – la fuente de vida es siempre espiritual.
El Curso nos enseña que siempre que tenemos dudas acerca de cualquiera
de nuestras decisiones o elecciones de vida podemos pedir ayuda a nuestra
guía interior o, como el Curso la llama, el Espíritu Santo.
NR: Con respecto a la propia guía interior, el Curso nos advierte
respecto del riesgo de buscarla en el ego, no es así? ¿Cómo
distinguimos entre el ego y el Espíritu Santo? ¿Cómo
sabemos quién es el que habla?
WT: Bueno, el Curso dice que el ego siempre habla primero y que se equivoca.
Para poder oír a nuestra guía interior debemos aquietar
nuestra mente, estar dispuestos a renunciar a cualquier preferencia
respecto de la respuesta y escuchar a esa pequeña y tranquila
voz en nuestro interior. El hecho de que nuestra guía interior
nunca hable de forma estridente sino con una voz amorosa y tranquila
es algo que podemos considerar como una señal de su autenticidad,
y pienso que, con la práctica, todos nosotros hemos aprendido
a diferenciarlas.
NR: ¿Cómo maneja usted este problema en lo personal?
WT: Si no me siento en paz, se que estoy escuchando la estática
superficial que produce mi ego. Entonces vuelvo a elegir, y trato de
obviar la interferencia para poder oír la suave voz de mi guía
interior.
El Curso identifica la Voz con el Espíritu Santo. También
dice que Jesús esta igualmente disponible para ayudarnos en cualquier
momento. En este sentido, podemos considerar a Jesús nuestro
hermano mayor. Su mensaje no es diferente del mensaje del Espíritu
Santo, ya que todos los maestros de Dios transmiten el mismo mensaje.
NR: ¿No cree usted que referirse a Jesús y al Espíritu
Santo de esta forma no convencional, así como hacer referencia
a otras ideas “nuevas” con respecto al Cristianismo puede
ser contradictorio para los cristianos tradicionales?
WT: Bueno, creo que si uno se remonta a las enseñanzas de Jesús
como eran en su origen la respuesta es no.
Por ejemplo, el Curso aclara y amplifica las enseñanzas de Jesús
respecto de la importancia fundamental del amor y el perdón.
Creo que quizá la religión institucionalizada ha perdido
muchas veces de vista la esencia de ese mensaje al hacer hincapié
en la culpa.
NR: ¿Entonces usted no cree que el Curso cuestione el cristianismo
o alguna de las religiones actuales?
WT: Creo que el Curso está decididamente de acuerdo con la filosofía
perenne que subyace a todas las grandes religiones. Hay, sin embargo,
algunas diferencias fundamentales, como el énfasis que el Curso
pone en renunciar a la creencia de que la culpa y el pecado son reales.
La religión, según la experimenté cuando era joven,
parecía hacer hincapié en estos aspectos negativos.
El Curso, no obstante, continuamente nos dice que estamos libres de
culpa, que seguimos siendo como Dios nos creo, que podemos errar, pero
que los errores requieren corrección y no castigo. Conceptos
como la culpa, el pecado y el castigo son totalmente ajenos a la orientación
del Curso. El Curso afirma inequívocamente que el amor es nuestra
única realidad y que “el Amor no mata para salvar”.
Cualquier religión que haga hincapié en el miedo, la culpa
y la separación de Dios obviamente contradice la idea de total
unidad y amor del Curso. Sin embargo, el Curso no habla de la religión
institucionalizada, y no le aconseja a nadie que renuncie a ser miembro
de una iglesia. De hecho, creo que el material del Curso podría
ayudar mucho a las personas que quieren desarrollar una vida espiritual
más rica dentro de sus propias tradiciones; es ecuménico.
Sé que existen pastores, George McLaird de la iglesia Presbiteriana
de Sausalito, California es uno de ellos, que enseñan el Curso
en forma regular en sus iglesias. Y mucha gente en todo el país
asociada a la Iglesia de la Unidad también se involucra activamente
con las enseñanzas del Curso. Es el caso del Rev. Terry Cole-Whittaker,
que tiene un ministerio televisivo degran difusión.
NE: Usted dice que el Curso es ecuménico, pero sin embargo es
decididamente cristiano en su esencia, dado que usa el modelo cristiano
del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
WT: Es verdad. El Curso usa terminología cristiana pero a la
vez expresa verdades espirituales universales, lo que explica quizá
que gente de todos los credos puedan encontrarlo valioso. Creo que el
Curso lo expresa muy bien cuando dice: “Una teología universal
es imposible, mientras que una experiencia universal no sólo
es posible sino necesaria”.
Poco tiempo después de empezar a transcribir el material, comencé
a leer mucha de la literatura mística del mundo. Uno de los primeros
autores que me hizo una profunda impresión fue Vivekananda, en
su exposición sobre la filosofía Vedanta de la India.
Fue discípulo de Ramakrishna, quién en las postrimerías
del siglo XIX y a principios de este siglo fundó un numero de
ashrams Ramakrishna y centros de enseñanza en este país.
Asombrosamente, la filosofía Advanta vedaita tal como la explica
Vivekananda parece tener muchos puntos en común con las enseñanzas
del Curso, aunque el contexto y el lenguaje sean diferentes. En ese
momento recuerdo haber pensado que el Curso podía concebirse
como una forma de Vedanta cristiano.
Los estudiantes de budismo me dicen que las semejanzas entre el Curso
y las enseñanzas budistas son notables. Es también un
hecho interesante que muchas de las personas asociadas al Curso son
de origen judío, y éste les ha parecido extraordinariamente
significativo y de gran ayuda a pesar de la terminología cristiana.
Así pues, me ha impresionado lo ecuménico que puede ser
el Curso, y el hecho de que su propósito no sea aumentar nuestra
sensación de separación sino unir a la gente. Y lo veo
suceder en todas partes con cientos de grupos de estudio que están
compuestos de gente de todas las profesiones y religiones que se reúnen
regularmente a estudiar y hablar del Curso. Para mí esto demuestra
una confluencia espiritual y la voluntad de renunciar a una idea de
separación de los demás y de Dios. De eso es de lo que
realmente se trata el Curso.
Las experiencias que podemos obtener de seguir las enseñanzas
del Curso son mucho más importantes que la posibilidad de caer
en trampas semánticas sobre el uso específico de un término.
Por lo tanto estoy a favor del uso más amplio y ecuménico
de las ideas del Curso en diversos contextos, sé que es lo que
la gente está haciendo, y lo aplaudo.
NR: ¿Qué hay del uso exclusivo de términos masculinos
en el Curso, tales como Padre e Hijo, o Él? ¿Qué
piensan al respecto las estudiantes mujeres?
WT: Sé que a algunas mujeres les ha inquietado el empleo de términos
masculinos y han pensado en sustituirlos por términos femeninos.
Muchas de las que han pensado en la posibilidad de cambiar han llegado
a la conclusión de que Madre, Hija o Ella sólo crearían
una nueva polaridad. Otras han descubierto que usar el término
“Espíritu” – una palabra totalmente neutral
y andrógina – les resuelve el problema.
NR: ¿Cómo han reaccionado a todo este tema sus viejos
amigos y colegas? ¿Se han mostrado receptivos, comprensivos,
desentendidos, preocupados?
WT: No he estado en contacto con muchos de ellos, aunque los pocos a
los que he visto se muestran bien dispuestos con respecto a todo el
material. No tengo idea de cuál sería la reacción
generalizada entre mis antiguos colegas, ni he tratado de averiguarla.
Sin embargo, estoy seguro de que en esa época la mayoría
habría considerado que Helen y yo estábamos locos si hubieran
sabido lo que estábamos haciendo. Tenga en cuenta, no obstante,
que todo comenzó en 1965 y ahora estamos en 1984, cuando creo
que hay mucho más receptividad a las ideas espirituales que la
que había hace diecinueve años. Así que quizá
no es justo especular ahora sobre este tema.
NR: A su vez, usted y Helen no se lo mostraron a nadie en ese momento,
lo mantuvieron oculto y también mantuvieron lo que hacían
totalmente en secreto.
WT: Si, y sin duda no se lo hubiera mostrado a mis colegas. Hacerlo
no hubiera sido sensato. Mi misión tal como yo la concebía
era aprender yo mismo del material y no mezclar mis responsabilidades
en el Centro Médico con nuestra trascripción del Curso.
Pero como dije, ahora vivimos otro momento, mucho más luminoso.
NR: ¿Qué piensa ahora acerca de todo esto, del hecho de
que fue usted una parte integral y especial de Un Curso de Milagros,
al que alguna gente prominente se ha referido como el documento más
importante del siglo?
WT: Francamente, Helen y yo no teníamos intención de publicar
el Curso cuando lo estábamos transcribiendo. Muy por el contrario.
El material parecía estar destinado específicamente a
nuestra educación espiritual. Lo considerábamos nuestro
“secreto vergonzoso”, algo que estábamos entregados
a hacer, pero en esos días no había ningún indicio
de que debíamos compartirlo con otros.
Cuando finalmente aceptamos que se publicara en forma anónima
pensé que muy pocas personas estarían interesadas en cambiar
su percepción aplicando los métodos que el Curso proponía
– me parecía que era muy difícil. Sin duda nunca
esperé que viviría para ver que miles de personas vieran
el Curso como un mapa para volver a su hogar.
Agradezco el hecho de que Helen y yo pudiéramos cumplir con nuestra
parte para que el Curso estuviera disponible para todos, y estoy igualmente
agradecido al gran número de estudiantes que hoy están
haciendo sus propias contribuciones de muchas maneras. Con varias traducciones
en curso, parece que estas ideas van a seguir llegando a un número
cada vez mayor de lectores.
Es maravilloso saber que tanta gente a nivel mundial está usando
el Curso para ayudar a su propio despertar espiritual. Creo que el Curso
expresa lo que está sucediendo con poética claridad en
el siguiente pasaje: “La mente que duerme no puede sino despertar,
según ve su propia perfección reflejando al señor
de la Vida tan perfectamente que se funde con lo que allí se
ve reflejado. Y ahora ya no es un simple reflejo, sino que se convierte
en aquello que refleja y en la luz que hace que el reflejo sea posible.
La visión deja ahora de ser necesaria. Pues una mente despierta
es aquella que conoce su Fuente, su ser y su Santidad.”
NR: ¿Cuáles son sus planes de ahora en más?
WT: En este momento estoy trabajando en un libro con Jerry Jampolsky,
un psiquiatra, y Pat Hopkins, una escritora y editora, basado en ideas
relacionadas con el Curso. El libro será publicado por Bantam
en algún momento del año que viene. Acabo de completar
un capítulo con Roger Walsh, otro psiquiatra, para The Comprehensive
Textbook of Psychiatry, editado por Freedman y Kaplan, que puede que
también se publique a principios de 1985. Mis objetivos inmediatos
son seguir explorando distintas forma de aplicar las ideas del Curso
a mi vida y difundirlas para ayudar a otros.
¡Demos gracias a Jesús! ¡Gracias a ti, Bill! ¡Gracias,
Helen! Siempre les estaremos profundamente agradecidos por su aporte.
Hagamos ahora un momento de Silencio en agradecimiento a la Ayuda omnipresente
que se ofrece a todos por medio de Un Curso de Milagros y de muchos
otros símbolos en todo el cosmos.
Un post relacionado, donde (en el complemento al final del post) se comentan algunas anécdotas de la vida de Bill Thetford, así como su posible iluminación al final de su vida, es el siguiente post:
Perdonando a tu hermano:
http://jugandoalegremente.blogspot.com.es/2012/05/perdonando-tu-hermano.html
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