martes, 16 de diciembre de 2014

Cuando 2+2=5

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Este post es principalmente para los aficionados a Un Curso de Milagros (UCDM), ya que quienes no estén familiarizados con él podrían encontrar el siguiente texto un tanto descontextualizado. Por lo tanto:

AVISO: Es necesario estar familiarizados con los conceptos de UCDM para tener la seguridad de no malinterpretar completamente lo que se dice en el texto que voy a copiar. Si lo lee alguien no familiarizado con el Curso, convendría hacerlo con el corazón muy abierto y usando bien la intuición (tal vez ayude conocer algunos conceptos de advaita o de alguna tradición de no-dualidad). De lo contrario podría pasar como pasó con algunos que leyeron la Bhagavad Gita sin entender, y pensaron que era una obra terrible que justificaba la violencia, algo totalmente opuesto tanto a la Bhagavad Gita como a todo mensaje de enfoque no-dual.

Dicho esto, primero introduciré un poco el tema:

Como sabéis, Kenneth Wapnick es una de las principales referencias en la interpretación no-dualista de Un Curso de Milagros. Hasta su muerte, por cáncer, a finales de 2013, fue un autor muy prolífico sobre este tema. O más bien fue un orador, pues buena parte de sus libros son simplemente adaptaciones de sus charlas, publicadas por escrito.

Aparte de sus grandes obras aclaratorias sobre UCDM, como el extenso libro «El mensaje de Un Curso de Milagros», también se han publicado pequeños libritos suyos muy reveladores, como «Las preguntas más comunes en torno a Un Curso de Milagros» o la obra que voy a mencionar en este post: «Cuando 2+2=5». Los libros de Ken que ya han sido traducidos a nuestro idioma pueden encontrarse en la editorial El grano de mostaza: http://elgranodemostaza.com/

Este libro, «Cuando 2+2=5», es muy recomendable para aquellos que resuenen con UCDM y están familiarizados con él. Voy a copiar íntegro el capítulo 6, que consiste en unas pocas preguntas y sus respuestas. El resto del libro es igualmente interesante.

Citar este capítulo 6 en solitario supone presentarlo de manera un tanto descontextuada, por lo que se entiende mucho mejor leyendo el libro completo. Para paliar un poco esta descontextualización, voy a explicar brevemente una de las metáforas que aparecen: lo de los números. Esta explicación es ligera, simplemente por darle un poco más de sentido a lo que voy a copiar más abajo; la explicación sólida se capta al leer el libro en sí, pues ahí explica sin prisas, de manera inspiradora tanto en lo teórico como en los ejemplos.

Así que brevemente:

1+1=1 Ken usa en este libro esta metáfora para referirse a la Verdad Absoluta de la Unidad. Todos los seres son uno. Cristo y el Padre son Uno (1+1=1). O dicho de otro modo: nadie está separado de la Unidad del Ser. O sea: no existe la separación; la dualidad no es real. La Verdad Es. 1+1=1 sería equivalente, diría yo, al archiconocido "Soy lo que Soy".

1+1=2 Esto hace referencia a la dualidad, sobre todo en su principio metafísico: la creencia en la separación de la Plenitud. O con otro lenguaje: la creencia de que Cristo se separó de Su Padre (1+1=2). Es la creencia pura de separación, todavía sin necesidad de hacer referencia a las formas, pues se centra a nivel mental (la limitación a nivel abstracto). Lleva implícito el contexto de un concepto de UCDM muy repetido por Ken: el doble escudo (el doble velo) para ocultar la verdad, para ocultar a Dios, ocultar al Ser: el primer escudo es creer que uno se ha separado de la Totalidad (1+1=2), y el segundo escudo o nivel es la proyección del mundo de las formas (2+2=4), el universo de espacio/tiempo en el que se simboliza mediante formas y problemas la creencia del primer escudo. Ambos escudos son ilusorios.


2+2=4 Esto representa el nivel del mundo: los cuerpos, el universo de espacio, tiempo y formas, los problemas diarios en este mundo dual, etc. Simboliza el pensar del mundo (la creencia usual en la separación, al nivel humano de las formas). Representa la limitación a nivel concreto (simbolizada mediante formas). Es lo que Ken ha llamado, en este y en otros libros, el segundo escudo contra la verdad. El objetivo de este segundo escudo —el propósito de este universo espaciotemporal de las formas— es distraernos y olvidarnos del error de percepción inicial: la creencia en habernos separado de la Plenitud (1+1=2); esta creencia errónea en la separación (1+1=2) queda reprimida en nuestro inconsciente, tras el velo del mundo de las formas (2+2=4). O sea que 2+2=4 oculta el error principal de 1+1=2, el cual oculta la Verdad Absoluta de 1+1=1.

2+2=5 Esto representa el reflejo de la Verdad dentro del sueño. No es la Verdad Absoluta, pero sí su reflejo en el mundo dual, el cual señala hacia el despertar. 2+2=5 representa la percepción correcta o mentalidad correcta, la cual pasa de largo las falacias de 2+2=4 para así discernir sin inmutarse el error primordial de 1+1=2, el cual es corregido, aceptando así recordar la Verdad de 1+1=1. O sea, que podríamos decir que 2+2=5 es el reflejo de 1+1=1 dentro del mundo. En el lenguaje de Un Curso de Milagros, 2+2=5 es lo que se llama el mundo real (normalmente se usa como equivalente a lo que en otras tradiciones se llama iluminación). El que sabe que 2+2=5 puede vivir en el mundo aparente de 2+2=4 y parecer uno más que sigue las leyes del 2+2=4 (o sea: come, bebe, respira, hace lo que haga, etc), pero ningún acontecimiento de las formas (del 2+2=4) jamás podrá afectar a su constante paz interior, pues se vive en el 2+2=4 pero con la certeza de que 2+2=5 (vivir en el mundo sin ser del mundo). Esto conduce al reconocimiento del 1+1=1, en el cual el universo de las formas desaparece, o mejor dicho, nunca existió.

Las preguntas también están descontextualizadas, pues surgieron como una petición de que se aclarara algo que se había dicho anteriormente en la charla. A pesar de eso, lo esencial se entiende (la falta de contexto afecta mucho más al comienzo del texto que en el resto), pues los aficionados a UCDM ya están familiarizados con un contexto general que ayuda a entender la onda de las explicaciones. Y conforme se sigue leyendo, lo que al principio puede resultar extraño (debido a la falta de contexto) acaba cobrando más sentido a medida que las explicaciones avanzan y aparecen algunos ejemplos más. Aún así, al leer el libro completo es cuando todo se ve claramente.

Los ejemplos que aparecen en este capítulo (como lo de jugar al póker o matar una araña) pueden cambiarse por cualquier otro ejemplo que le interese al lector: por ejemplo si le preocupa algo sexual, o de comidas (vegetarianismo o lo que sea) o cualquier tema que le inquiete o de lo que se sienta culpable.

Y ahora vamos al punto. Aquí va este capítulo 6:

Capítulo 6 — PREGUNTAS

P: Dijiste que podríamos sublevarnos, pero implícito en la palabra «sublevarse» está «contra algo». ¿Cómo se va a la guerra y se remata a la gente, pero haciéndolo con la mentalidad correcta? 

R: No; lo que se hace es ir a la guerra y no rematar a la gente. Puedes ir a la guerra y saber que no estás en el sueño. Es un ejemplo extremo, sin duda; pero lo haces porque —por la razón que sea— esa es en cierto sentido la clase en la que te encuentras. La mayoría de la gente coincidiría en que decir una mentira piadosa a un niño por amor es algo apropiado, mientras que no lo sería asesinar a personas con una ametralladora Uzi. No obstante, las dos cosas solo parecen diferentes porque la gente cree que el cuerpo es real y que hay una jerarquía de ilusiones. Cuando dices una mentira piadosa a un niño o a cualquier otro, la intención puede ser amorosa. ¿Por qué no puedes ir a la guerra y seguir teniendo la intención de ser amoroso? En principio, se podría disparar un arma sin hacerlo por un espíritu de rabia o de satisfacción perversa. Pero solo puedes ir a la guerra con la mentalidad correcta cuando tu mente se ha sanado. 

En términos generales, no podemos evitar matar cosas vivientes en nuestro mundo. La idea es no hacerlo motivados por el odio o el miedo. No hay una manera que sea correcta o errada, pero es posible vivir la vida sin tratar intencionalmente de ocasionar daño a nada ni a nadie. También es posible que una persona se halle en un estado de mentalidad correcta y no mate una araña, por ejemplo, o que se halle en un estado de mentalidad correcta y la mate. No hay un comportamiento que sea correcto o errado, solo hay pensamientos de mentalidad correcta o de mentalidad errada. Un curso de milagros resulta muy difícil porque es totalmente radical. La palabra "radical" deriva de «raíz», 'ir a la raíz de algo'. La raíz del mundo del ego es 1+1=2, que se manifiesta al considerarnos separados de alguien, ya sea de una araña, de un enemigo en el campo de batalla o de una persona con quien vivimos o trabajamos. Esa percepción errónea es el problema. Una vez que nos damos cuenta de que 1+1=1, no tiene importancia lo que hagamos en cuanto al comportamiento. Simplemente, queremos tener claro que no creemos que 1+1=2. 

Así y todo, algo anda mal si sentimos culpa por matar una araña, pero no la sentimos por matar psicológicamente a una persona: ya sea a una persona de la familia, un amigo o una figura pública. Las personas suelen tener problemas al respecto. Recuerdo que, en nuestro Centro en Nueva York, una persona habló de cuánto le disgustaba ver a alguien matar insectos porque consideraba que los insectos eran seres vivientes. Sin embargo, no tenía reparo alguno en juzgar o utilizar a otros para satisfacer sus propias necesidades. Esto muestra que algo no está bien porque, si en verdad nos importara la araña, debería importarnos todo lo demás —animal o vegetal— que consideremos viviente, sin importar la posición que ocupe en la llamada cadena de los seres. Establecer condiciones nos muestra que algo anda mal en lo que estamos haciendo. Tener esta información es útil porque, con frecuencia, estos fuertes sentimientos respecto a matar una araña vienen acompañados de mucha rabia contra la gente que sí las mata. Es difícil asumir una posición como esa sin que de alguna manera se juzgue a la gente que no practica lo mismo que nosotros. Siendo así, estamos diciendo que hay algo sagrado en una araña, pero no tan sagrado en una persona que las mata. Así que la Filiación se ha fragmentado, y la Integridad de Cristo se ha destruido. 

Hay muchos otros ejemplos: nuestro coche no funciona y damos un portazo; somos jugadores de béisbol y la pifiamos al batear, regresamos al banquillo y damos una patada al bebedero; el jefe nos llama la atención y, al llegar a casa, nos desquitamos con el perro. En todos estos ejemplos, la cuestión no es si lo que hemos atacado tiene vida o no, o si ocupa una posición superior o inferior en la cadena evolutiva. Lo que importa es lo que está dentro de nosotros, y que estamos proyectando nuestra propia culpa en forma de enfado. La gente siempre juzga el comportamiento, motivo por el cual cree que 2+2=4. Lo que lo unifica todo es lo que está pasando en la mente. Dar una patada a un coche, a un bebedero, a un animal, a una radio que no funciona o atacar a una persona: todas estas acciones son iguales. Se derivan de la proyección de la culpabilidad; y la decisión de la mente de elegirla es el único problema. 

A menudo lo que la gente hace —un ejemplo de formación reactiva, donde se niega lo que está en la mente haciendo lo opuesto en el nivel del comportamiento— es anunciar que nunca matarán ciertas cosas vivientes, pero si eso no se generaliza para aplicarlo a todos y a todo, lo que están haciendo, entonces, es en realidad tratar de contener mágicamente su autodesprecio y sus tendencias asesinas. Esto no difiere de esas personas que siempre tienen que llevar el control y tenerlo todo perfectamente en su mundo externo. Es su reacción a sentirse fuera de control por dentro. Siempre que tenemos empeño en algo externo, estamos reaccionando a lo opuesto por dentro. La formación reactiva es una regla psicológica sin excepciones. Siempre que nos empeñamos en que las cosas sean de cierta manera y creemos que es importante hacer o no hacer algo, estamos afirmando que 2+2=4. Y es una reacción a nuestra creencia de que 1+1=2. Nos abruma la culpabilidad por el pensamiento que nos llevó a eso: yo destruí, traicioné, rechacé y abandoné el amor, lo cual dio por resultado que 1+1=1 se convirtiera en 1+1=2. La culpabilidad por motivo de este pecado percibido es tan enorme que, ahora, tratamos de ocultarnos de ella al proclamar que no somos así en absoluto. De hecho, lo amamos todo y amamos a todo el mundo. ¡Pero no es así! Solo amamos ciertas cosas y a ciertas personas. Otra vez, cuando se tiene una fuerte necesidad de no matar o de no comportarse de cierta manera, es solo porque se está tratando de mantener a raya la necesidad inconsciente de hacer todo lo contrario, con la esperanza mágica de evitar el castigo por el pecado percibido de haber rechazado el amor. 

Esto no quiere decir que la disciplina sea mala, pero no resolverá el verdadero problema. Actuar basándose en la idea mágica de que al controlar las cosas externas se controlan las internas jamás funciona. Lo que está dentro sigue estando dentro, y lo que permanece inconsciente se proyectará automática e inevitablemente. De modo que siempre estaremos luchando por dentro contra ese odio. Por eso, es prudente evitar a los fanáticos religiosos —para citar una de las formas que esta dinámica suele adoptar—, porque sus protestas de amor y argumentos a favor de la veracidad de su religión son una defensa para ocultar el hecho de que creen precisamente lo contrario (de nuevo la formación reactiva). El odio que hay dentro siempre necesita una salida; por eso, los devotos fanáticos están llenos de juicio. De hecho, los fanáticos de cualquier nivel —político, religioso, social— están proyectando hacia fuera lo que no quieren mirar adentro. 

Si somos de mentalidad correcta y vivimos en un mundo de 2+2=4, no nos alteramos, porque sabemos que 2+2=5. Por lo tanto, no damos poder a nada en este mundo para que nos quite la certeza de ese amor, la certeza de saber que aquí nada significa nada. Sin la culpabilidad ni sus proyecciones, nada interfiere con el amor que fluye de la mente. Siendo así, somos bondadosos con todo el mundo, y este es el caso matemos o no a una araña, comamos una vaca o lancemos una bomba. 

El punto aquí es querer utilizar los pensamientos y sentimientos de nuestro cuerpo para regresar a la mente. Una vez más, no hay nada de bueno ni de malo en un comportamiento. Después de todo, en este mundo hay que hacer algo con el cuerpo. Todos tenemos necesidades, preferencias, aversiones, etcétera. Sin embargo, no tenemos que darles poder para que afecten nuestra paz o nos aparten de nuestros hermanos. La idea es no juzgar nuestro comportamiento o pensamientos ni juzgar a otros por los suyos. 

P: Me gusta jugar al póquer con los amigos los lunes por la noche. Y siempre me siento culpable al terminar porque me parece que no debí haberlo hecho. Al final, mi corazón late deprisa, y decidir si debo ir o no se convierte en una obsesión. 

R: Eso es precisamente lo que el ego quiere, pues entonces se vuelve: jugar al póquer o no jugar al póquer... he ahí el dilema. Es un poco tonto, ¿cierto? ¿Qué clase de dilema es ese? ¿Crees que a Jesús le importa realmente si juegas o no juegas al póquer? En todo caso, Jesús sería un pésimo jugador de póquer, porque para él una mano ganadora sería una y la misma*

* Nota [copiada de la nota a pie de página]: De "Una mano" —one of a kind— es un juego de palabras con múltiples sentidos: 'una mano única en su género', 'ejemplar', 'del mismo palo', 'tal para cual' (N. del T.).

El jugar al póquer en sí no tiene importancia. Lo que sí importa es que al trasladarte al lugar estés en paz, que mientras juegas sigas en paz y que al regresar a casa estés en paz. El dilema no está en jugar al póquer o no. Todos caemos en esa trampa. ¿Hago esto? ¿O no lo hago? Está implícito en lo que estás diciendo que el póquer no es una actividad espiritual; por lo tanto, piensas que, en vez de jugar al póquer, deberías estudiar el Curso o escuchar uno de esos profundos discos compactos, meditar sobre las verdades eternas o hacer algo que consideras espiritual. Pero podrías tener el mismo instante santo jugando al póquer con los amigos que haciendo cualquier otra cosa. La lección para ti es que puedes jugar al póquer, pasarlo bien y no darle demasiada importancia. Si ganas, ganas; si pierdes, pierdes, pero han sido unas cuantas horas agradables con personas que te caen bien y a quienes no juzgas. El póquer se convierte, entonces, en una clase para aprender a no darle poder al mundo. El ego nos hace creer que hay una jerarquía de ilusiones y que el póquer ocupa un lugar bastante bajo en la escala; y los que lo juegan, aún más bajo. Pero ¿cómo va a ser posible eso si no hay ninguna jerarquía? Solo el contenido de amor es verdad en el mundo de la ilusión. 

P: Hay una película muy tierna acerca de los pingüinos, y a todos les molesta una escena donde el cuervo ataca a un pingüino bebé, pero nadie dice nada acerca de la escena donde los pingüinos se comen a los peces. 

R: ¡Por supuesto! Y nadie piensa realmente en el pobre cuervo. Eso es lo que hacen los cuervos; se comen a los pingüinos y ellos a su vez comen; y hay otras aves depredadoras de los cuervos. De eso se trata la vida: uno o el otro (mata o te matarán). Es lo que puede considerarse canibalismo: alimentarnos de algo externo para satisfacer nuestras necesidades. Todos hacen distinciones en un mundo donde 2+2=4. Decimos que hay versiones de esta ecuación que son mejores que otras. Por ejemplo, algunos animales son tiernos e inocentes y se les puede disculpar su canibalismo, mientras que otros son terribles y crueles. Todos aquí son terribles y crueles porque, para empezar, fue un pensamiento terrible y cruel el que nos trajo hasta aquí.

Fuente: «Cuando 2+2=5», de Ken Wapnick.
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3 comentarios:

  1. Fantástica labor divulgar esto :)

    Permíteme dar unas pinceladas como ejercicio retórico o juego :)
    …para empezar a "criticar" a Ken…
    …o para empezar a apuntar a lo que ocurre con el curso de milagros…
    … dirigiéndome un poco también hacia poder empezar a hacer un ejercicio "retórico" de justificación :) de lo siguiente: cómo es que nuestra querida "voz de la Unidad", voz para la Reconciliación (o Expiación)…, habría dado más cursos en nombre de Jesús.

    Extraigo del párrafo final, donde Ken ya termina su "banquete" humano, demasiado humano…, que tanto nos gusta a todos darnos, pegarnos… con el lenguaje.

    «Por ejemplo, algunos animales son tiernos e inocentes y se les puede disculpar su canibalismo, mientras que otros son terribles y crueles. Todos aquí son terribles y crueles porque, para empezar, fue un pensamiento terrible y cruel el que nos trajo hasta aquí.»

    Fíjate, pasarse media vida Ken, en torno al curso de milagros, el curso que nos dice que en realidad nunca hemos "venido" aquí…, para terminar diciendo "que nos trajo hasta aquí" :)

    Por mucho que hable "metafóricamente"… las palabras tienen mucha fuerza… y el hecho de haberlas querido seguir expresando así, e igual siempre… es algo que "pasa factura" —aunque supongo que eso fue elegido por él, plenamente, a sabiendas.

    Imagino que se ve hacia donde voy… —que es el "lugar" que yo me "debo" trabajar para mí mismo.

    Nunca se dio en Realidad ese pensamiento terrible, y eso sería lo que sentiremos, lo que habremos sentido cuando "con todas las células" sintamos que "no ha pasado nada", que "no había ningún lugar adonde ir".

    Creo que hay que tenerlo en cuenta… todo esto… tener en cuenta cómo el curso nos hace o hacía poner un último gesto de un cierto ensañamiento.

    Ya sabemos y sabía Ken que nadie es terrible ni cruel, ni siquiera esa unidad que se expresa como sujeto al final:
    "todos son terribles"…
    …pues nadie es la forma, nadie está aquí… y todos somos solo contenido…, nada más que contenido:
    esa pintura de "amor perfecto"…, en el bote de pintura llamado "Dios"… Hijo de Dios… esa pintura que luego distorsionamos en el juego de formas.

    El único problema del juego de formas sería pues nuestra interpretación, que solo depende de habernos identificado con nuestras "creaciones", con las energías-creencias que impregnan nuestro campo emocional-mental… a partir de las cuales "fabricamos".

    Entonces, nada dependería de nuestras creaciones, sino de habernos identificado con ellas, con la película. Que es lo que expresa tan bien el mismo Ken y el curso de milagros… cuando dicen que el problema no es el ego sino nuestro habernos identificado con esas creencias, energías, etc.

    Así que en definitiva, en el único Ahora que hay… todas estas "creaciones" solo serían "falsas" por nuestra identificación. No se podría atribuir nada a nada ni a nadie, ni siquiera de las cosas de la separación…

    Realmente quizá ningún animal, cuando está representando su papel de "presa", quizá, ninguno está identificándose con las energías-emociones-forma…, por mucho grito que dé :)

    feliz día

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  2. Los personajes ilusorios aparentan defectos, pero estos sólo responden a nuestra mirada, que es directamente proporcional a nuestras creencias . Las creencias son el programa que el ordenador (cerebro) proyecta´, y cuando son erróneas la proyección es errada. Cuando nuestra creencia es "la Inocencia del la Creación" el cerebro proyecta un mundo feliz y armónico , y nuestra mirada es la de Cristo pues ya no depende de nuestro miedo a perder la identidad con un cuerpo separado, ya que todo lo que vemos es Un Ser Hermoso en el que Somos. ¿Dónde queda entonces el mundo de terribles y crueles seres a que hace referencia Ken? Sólo responde a creencias falsas y , cuando éstas desaparecen de nuestra mente , directamente desaparece ese mundo de nuestra visión.
    Un post interesante que hace reflexionar
    Gracias Toni

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  3. Ha sido una grata sorpresa encontrar tu blog, el E. Santo me lo ha puesto delante.Gracias Toni.

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