domingo, 27 de noviembre de 2016

Advaita profundo

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Dada la costumbre en este mundo de distorsionar las enseñanzas y aligerarlas de profundidad y eficacia, da gusto encontrar enfoques profundos de los caminos espirituales. En este sentido, y dentro de la tradición del Advaita, me ha gustado el siguiente artículo de David Rodrigo (Acharya Jijñasu) que ha publicado la web de AdvaitaInfo. Es profundo, me resuena todo lo que dice y en mi opinión lo que se expresa está en concordancia con algunos de los puntos esenciales que otros maestros o enseñanzas han expresado, como Ramana Maharshi y Un Curso de Milagros.

Aquí copio solamente el comienzo, la parte final, y unos fragmentos sueltos del medio, separados por puntos suspensivos (...):

Lo que parece no es lo que es. Tú no eres un individuo.

Observa lo que aparece frente a tus sentidos como un manto de ilusión, de fantasía, de pesadilla, porque te oculta lo Real y lo Real es lo que todos más echamos siempre de menos, lo más deseado por todos: la Felicidad absoluta, la Belleza que no pasa, la Existencia que no muere, el Saber que no erra ni duda, el Amor siempre colmado que no decae, la Experiencia sin límites de ningún tipo (espacio, tiempo, objetos), la Libertad total, Ser infinito.


(...) 

Entonces, ¿cómo se es la satisfacción total?
―No hay que hacer nada para ser lo que es, lo que eres.
Entonces, ¿me quedo como estoy?
―¿Sientes la satisfacción total, siempre?
No.
―Entonces no puedes quedarte como estás. No renuncies a la satisfacción total. No renuncies a ti. No mueras en vida.
¿Qué hago pues cuando no se puede hacer nada para ser lo que eres?
―Tienes que cambiar total y conscientemente tus creencias radicales (de raíz) para levantar en tu entendimiento el velo de Maya y, por tanto, Ser directamente, inmediatamente, sin obstáculos, lo que eres: la satisfacción infinita.


Los obstáculos a Ser lo que verdaderamente eres no existen más que en tu entendimiento mental. Esos obstáculos se eliminan cambiando tu entendimiento mental para entender que lo conocido (percibido, experimentado) es apariencia que oculta lo que es, la Verdad tan anhelada. Y que lo que es no es percibido porque eres tú y no un objeto de percepción diferente a ti. Tú, lo que es, te conoces a ti mismo directamente, porque eres tú y tú eres un ser sensible, consciente.

Ahora mismo, como siempre, tú eres eso ya, un ser consciente, pero estás conociendo y conociéndote a través de tu mente y tus sentidos, que son los instrumentos que sólo ven el manto de Maya "la apariencia". Tu mente y tus sentidos, el cuerpo sutil que habita dentro de tu cuerpo físico, no son tu ser. En cuanto levantes con tu mente con creencias transformadas el velo de Maya, brillarás totalmente como tu propio Ser infinito, eterno, perfecto, pleno, libre.

(...)

Entonces, simplemente relájate, siente esa paz en ti, en tu interior (...)

(...)

Observa esa paz que existe en tu interior, donde no hay nada más que sí misma: Paz. Paz ―ausencia de objetos externos e internos y de movimientos, de agitación―, hallada en cuanto tu mente-corazón deja conscientemente de actuar. 

Siente tu paz interior, sin más. Es Felicidad en Paz. Dicha, Belleza en sí misma, sin otro, sin percepción de otro, sin acción, sin lucha, sin competencia, sin temor, sin apego. En Paz. Felicidad en Paz. Belleza y Amor en sí, sin otro, en ti siempre.

(...)

Esa Felicidad en Paz que experimentas en tu interior eres tú porque siempre está ahí, en tu ser más profundo. Cuando no la sientes es sólo porque tu mente-corazón está aferrada a lo que ésta percibe externa e internamente con la idea equivocada de realidad y de yo agente y experimentador de dicha realidad percibida. Estás atrapado en el manto de Maya, en la ignorancia radical.

Entonces lo único que tienes que hacer es estar muy atento, en cada percepción, en cada respiración, en cada palpitar, en cada emoción, en cada movimiento, en cada acto: ¿Dónde estás colocando tu mente-corazón?

(...)

¡Atento! ¿Dónde colocas tu mente-corazón? Negando todo lo aparente, al observar que viene y va, sin tú lanzar tu mente-corazón tras ello, ésta reposa conscientemente y conscientemente siente la Paz, la Dicha interior, el Amor sin otro por enamorar y gozar, la Belleza sin rostro, Dios sin nombre, la Plenitud en sí, lo infinito.

Entonces, recuerda que eso no es una experiencia más, sino la base permanente e inmutable, real, de toda experiencia cambiante de Maya "lo aparente". Eso, estando siempre en ti, eres tú, y no tus ideas-emociones-acciones-experiencias cambiantes, operaciones de los instrumentos de tu cuerpo-mente.

Eso es lo permanente no sólo en tu interior, sino bajo el manto de la diferenciación, el movimiento, la limitación y el conflicto que proyecta Maya en la perfección Real, una e inmutable.

Eso es la Verdad de todo esto. Eso es tu propio Ser.

¡Atento en tu divagar por el manto de Maya que llamamos mundo! Obsérvate: ¿Dónde estoy colocando mi mente-corazón?

Niega lo percibido externa e internamente, que tu mente repose en tu propia Paz infinita, colmada, auto-luminosa, sin otro, acción ni transformación, sin lucha, sin miedo, sin ganar, retener ni perder. 

Eso es la Verdad del mundo. Eso eres tú. Y no hay en verdad nada más.

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Animo a que, quien vea que le resuenan estas palabras, lea el artículo entero, que no tiene desperdicio y podéis encontrarlo completo aquí: http://www.advaitainfo.com/colaboraciones/levanta-el-manto-de-maya.html

El índice sobre David Rodrigo en la web de AdvaitaInfo: http://www.advaitainfo.com/maestros/david-rodrigo.html

Artículos de David Rodrigo en la web Yogaenred.com: http://www.yogaenred.com/tag/david-rodrigo/

Saludos
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viernes, 11 de noviembre de 2016

Mike Tyson: Esta vida, una ilusión

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A veces pienso que esta vida no es más que una ilusión. 

Mike Tyson
excampeón mundial de los pesos pesados de boxeo.

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Fuente: La pág. 466 de su autobiografía, «Toda la verdad». Si queréis leer algún comentario más sobre Mike Tyson, he escrito más extensamente sobre este tema en el foro Concordia y plenitud: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t56-mike-tyson-a-veces-pienso-que-esta-vida-no-es-mas-que-una-ilusion#249
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jueves, 13 de octubre de 2016

Nada existe en el universo material de espacio y tiempo

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Traduzco, con permiso del autor, un artículo del Doctor Ozodi Osuji sobre la no-dualidad. El original fue publicado el 15 de febrero de 2012 en inglés, aquí: http://chatafrik.com/articles/relationships/nothingness-exists-in-the-universe-of-matter-space-and-time

Nada existe en el universo material de espacio y tiempo

Por: Doctor Ozodi Osuji

En este día de San Valentín busco algún modo de expresar mi amor por todos los seres sensitivos; el Amor es lo que somos; el Amor es verdaderamente todo lo que hay; temporalmente hemos procurado vivir como lo opuesto del amor, de ahí nuestro aparente viaje sin distancia en el mundo de los sueños. Ama a todas las personas y ten un sueño feliz. Cuando te cansas de soñar te despiertas en el amor, también llamado Dios. ¡Bravo!

 Nada existe en el universo material de espacio y tiempo

(¿Es esta tu idea del amor?)

Ozodi Thomas Osuji

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El filósofo hindú del siglo VIII, Shankara, dijo que no existe nada donde nosotros vemos nuestro mundo de separación y multiplicidad; dijo que el mundo que vemos a nuestro alrededor es un sueño en una parte de la mente de Brahman (también la mente de Atman; en términos cristianos, Atman es el hijo de Dios; Brahman y Atman comparten un solo ser y una sola mente; Dios y su hijo comparten un solo ser y una sola mente).

Por así decirlo, en un 1% de la mente de Brahman está teniendo lugar el sueño del mundo de espacio, tiempo y materia, mientras que el 99% restante de la mente de Brahman está despierto. Shankara dijo que el universo de espacio, tiempo y materia no existe en realidad, existe del mismo modo que los sueños —los cuales no existen.

Cuando te acuestas en la cama y estás durmiendo y soñando, el mundo que ves parece real, pero cuando te despiertas te das cuenta de que el mundo soñado no era real. De la misma manera, nuestro mundo es un sueño y quienes están en él, al igual que en nuestros sueños nocturnos, toman el sueño como si fuera real, pero cuando se despiertan en el espíritu unificado, también conocido como Brahman, se dan cuenta de que no existía, de que el mundo no ha existido ni por un solo segundo, dijo Shankara.

La primera vez que escuché esta filosofía solipsista, me pareció extravagante; para mí el mundo parece real. Veo un mundo externo y me veo a mí mismo en él. Por consiguiente, en realidad no acepté el monismo idealista de Shankara, en el lenguaje hindú de la filosofía Advaita, pero esta idea seguía dando vueltas en mi mente para reevaluarla.

Recientemente he estado leyendo sobre el origen, la naturaleza y el futuro del universo ¡y vi un parecido con lo que Shankara estuvo diciendo!

De acuerdo con la cosmología existente, hace 13,7 miles de millones de años algo del tamaño de una partícula (si acaso tiene tamaño en absoluto) salió de la nada, se volvió extremadamente caliente y explotó (Fred Hoyle lo llamó Big Bang) y en un segundo se inventó el universo de espacio, tiempo y materia. Se inventaron los fotones, algunos de los cuales se transformaron en quarks, que a su vez se transformaron en partículas (protones, neutrones) y electrones, y en el espacio y el tiempo. En el primer minuto de vida del universo, las partículas se unieron en núcleos de hidrógeno, helio y litio.

Durante 400 000 años el universo fue un plasma de núcleos, electrones y fotones. A partir de ese momento, los núcleos atraparon electrones y fueron formados elementos (hidrógeno y helio). Durante millones de años, prácticamente lo único que existía en el universo naciente era una nube de hidrógeno.

A partir de entonces, surgieron espacios en la nube de hidrógeno y los grupos de hidrógeno se separaban los unos de los otros; los grupos de hidrógeno fueron absorbidos por la gravedad y nacieron las estrellas (en sus núcleos el hidrógeno se fusionaba en helio y producía calor y luz... No me extenderé sobre el proceso de formación de las estrellas; la nucleosíntesis y la termosíntesis es un mecanismo complejo; lo que es relevante para nuestro actual interés es que el núcleo de hidrógeno... el hidrógeno tiene un protón en su núcleo y un electrón orbitando en torno a él... se fusionó con otro núcleo de hidrógeno con su otro protón, formándose un elemento con dos protones y dos neutrones en su núcleo y dos electrones orbitando alrededor del núcleo: se había formado el elemento llamado helio).

Surgieron las galaxias, formadas por estrellas. Las estrellas originales eran de un tamaño descomunal (nuestro sol es una estrella de tamaño medio). Cuando las enormes estrellas originales agotaron su hidrógeno y ya no podían continuar con la fusión nuclear produciendo más elementos, murieron como supernovas (el hierro es el elemento más pesado que el calor relativamente pequeño de la estrella puede fusionar). El calor que había durante la explosión de la supernova produjo elementos que no podían ser producidos dentro de las estrellas (más pesados que el elemento hierro). Y dichos elementos se propagaron por el espacio.

Con el tiempo, los elementos propagados y las nubes de gas y residuos se unieron para formar nuevas estrellas y planetas.

Nuestra estrella y nuestro planeta se formaron a partir de este tipo de nube de gas y residuos procedentes de la muerte de estrellas de hace 4,5 miles de millones de años. Hay nueve planetas (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón) orbitando alrededor de nuestra estrella de tamaño mediano, el sol (del latín sola, un dios).

Hay más de 200 000 millones de galaxias; cada galaxia contiene más de 200 000 millones de estrellas. La luz, que viaja a la velocidad de unos 300000 kilómetros por segundo, tarda 100 000 años en llegar desde un extremo de nuestra galaxia al otro; tarda 2,5 millones de años en llegarnos desde la galaxia más cercana, la de Andrómeda. La luz que viene desde la estrella más cercana a la nuestra, Alfa Centauri, tarda alrededor de 2,5 años en llegar hasta nosotros. La luz de nuestro sol tarda un poco más de 8 minutos en llegar hasta nosotros (recorriendo los alrededor de 150 millones de kilómetros que separan el sol de la tierra); desde la luna (luz reflejada, puesto que la luna no produce su propia luz), la luz tarda un poco más de un segundo en llegar hasta nosotros en la tierra (la luna está a unos 384 000 kilómetros de la tierra). La luz recorre más de 9 trillones de kilómetros en un año. La luz ha estado viajando durante 13,7 miles de millones de años, es decir, desde el Big Bang (a partir de la información anterior puedes tratar de averiguar el diámetro del universo; tienes un cerebro, úsalo).

Tal como Edwin Hubble y su telescopio han demostrado, las galaxias se están expandiendo, alejándose unas de otras, presumiblemente debido a la energía oscura (la cual constituye el 73% del universo), mientras que la materia oscura (que constituye el 23% del universo) trata de mantenerlas juntas.

Dicho sea de paso, es interesante constatar que el 96% del universo está hecho de cosas oscuras de las que no tenemos ni idea. Si se me permite la pregunta, ¿Cómo determinan los científicos que es el 96%? ¿Por qué no 99%? Vengo a decir que nosotros entendemos solamente el 1% del universo, el universo onírico, mientras que el 99% que no es un sueño es desconocido para nosotros (por favor, observa que estoy mezclando deliberadamente la ciencia real con la meta-ciencia... que es mi función).

En última instancia, el universo podría expandirse tanto que, al cabo del tiempo, las galaxias estarían demasiado alejadas entre sí, por lo que sus estrellas perderían calor y morirían. Las estrellas acabarían como supernovas y destruirían los elementos que las constituyen. A su vez, las partículas quedarían destruidas al deshacerse en los fotones que las constituyen.

Por último, ¡los fotones se desmoronarían en la nada de la que surgieron! Por lo tanto, dentro de trillones de años (en el futuro) el universo retornaría a la nada de donde provino; sólo el frío espacio existiría; donde en la actualidad vemos nuestro universo de materia energía ¡ya no habría nada!

(La famosa ecuación de Einstein, E=mc2, dice que la energía es materia multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado; para nuestro propósito actual, la materia puede transformarse en energía y la energía puede transformarse en materia. Si se me permite la pregunta: ¿en qué pueden transformarse ambas, tanto la materia como la energía? ¡En nada!).

Si algo surgió de la nada, parece existir brevemente y retorna a la nada, ¿existe realmente? Únicamente si existe como un sueño; ¡cualquier cosa que venga de la nada, no puede tener existencia permanente!

Sabemos que un sueño no es real y no existe realmente. Si el universo existe como un sueño, se deduce que no existe en absoluto.

El universo de espacio, tiempo y materia consiste realmente en ilusiones que parecen existir pero que de hecho no existen. El universo de espacio, tiempo y materia tiene pasado, presente y futuro; pasado, presente y futuro son una ilusión ¡y en realidad no existen! (Existen únicamente en el sueño, nuestro mundo).

Dicho de otro modo, donde veo mi cuerpo (en el espacio y en el tiempo) no existe nada (excepto como en un sueño, que sigue siendo nada). Mi cuerpo no existe; el espacio, el tiempo y la materia no existen.

Yo no existo excepto como una figura onírica que no existe. Mi yo egoico, mi personalidad, mi cuerpo, parecen existir; parecen existir junto con el mundo, ¡pero en realidad nada de esto existe! Es todo una ilusión; nada existe, ¡Shankara está en lo cierto!

George Berkeley, el obispo católico de Irlanda (ver sus Diálogos) está en lo cierto al afirmar que el mundo existe únicamente en nuestra mente.

Si un árbol cae y no hay ningún ser humano que observe su caída, entonces el árbol no ha caído. Tiene que haber seres humanos para que el árbol y el aparente mundo externo existan.

El mundo existe como una idea en nuestra mente, idea que transformamos en imágenes, representaciones y proyecciones que nosotros vemos como si estuvieran fuera de nosotros. (Confróntese con Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación o idea).

Por así decirlo, un uno por ciento de mi mente produjo este universo en el que parezco vivir. Una parte minúscula de mi mente produjo el mundo que veo y proyectó algo —el cuerpo— que me invita a parecer vivir en él, y ese algo, una figura soñada, ahora cree que existe y que es real. Pero la figura soñada, el cuerpo, el yo egoico, el universo de espacio, tiempo y materia, no existen; no existe nada allí donde veo un universo de espacio, tiempo y materia.

El universo compuesto de materia, energía, espacio y tiempo no existe; es el 1% de la mente la que está soñando este universo.

El otro noventa y nueve por ciento de la mente (el cual la ciencia no entiende pero lo llama materia oscura y energía oscura) está compuesto por ese asunto del espíritu; que es la parte del ser que tiene existencia permanente.

Helen Schucman empleó este tipo de argumento en su libro, Un curso de milagros. Léelo; yo lo he leído. Sin embargo, no baso mis argumentos en eso ni en Shankara; estoy afirmando simplemente lo que parece evidente por sí mismo para mi mente.

Lo que ahora es evidente por sí mismo para mí es que mi ego, mi personalidad humana, tiene sus raíces en el cuerpo, en la materia, en el espacio y el tiempo, en el pasado, presente y futuro, y que ninguno de ellos existe.

El mundo es un sueño; las personas aparecieron de repente en el sueño (igual que las partículas aparecieron de repente de la nada, como nos enseña la mecánica cuántica), desempeñan sus roles oníricos, viven como esperan vivir, y mueren tal como el guión del sueño requiere que hagan.

No hay nada que yo pueda hacer para cambiar lo que hacen las personas, cómo entran o salen del sueño, pues cada uno está interpretando su papel en el drama universal, una obra cuyo guión todos nosotros escribimos.

Estoy desempeñando mi propio rol de explicar el drama universal (en prosa) y cuando ese rol, que nadie más puede desempeñar, se completa, entonces estoy fuera de aquí; me despierto en el ser espiritual unificado, en el 99% de la realidad que nuestra mente durmiente no puede entender.

El cuerpo y personalidad de cada persona, dónde nace y qué cosas hace, están todos predeterminados por el rol que esa persona eligió desempeñar (y que todos elegimos que desempeñara, pues lo que esa persona eligió nosotros lo elegimos también para ella, y lo que cada uno de nosotros elegimos para nosotros mismos, esa persona también lo eligió así para nosotros) en el gran drama onírico que estamos representando.

Algunos están representando el rol de científicos o físicos y se creen poseedores de la verdad mientras que desconocen que todo lo que están haciendo es demostrar que el mundo es un sueño; a algunos de nosotros, aunque bastante competentes en ciencias físicas, no nos parece que estas informaciones sean suficientes y nos lanzamos hacia la así llamada metafísica, usando la física únicamente para demostrar la tesis de la metafísica de que el mundo no existe.

(Lo que mucha gente no sabe es que mientras Isaac Newton escribió sus tres leyes del movimiento, la gravitación y su gran libro Principia Mathematica él escribió también miles de páginas sobre metafísica. Los escritos de Einstein sobre ciencia, los cinco artículos que escribió en 1905, la relatividad especial, la relatividad general en 1915, etc., podrían juntarse todos en un único libro de doscientas páginas; ¡el resto de su tiempo lo dedicó a meditar sobre Dios! La mayoría de los grandes científicos, Copérnico, Galileo, Newton, Kepler, Huygens, Tycho Brahe, Boyle, Dalton, Pasteur, Lavoisier, Thomson, James Clark Maxwell, Boltzmann, Max Planck, Marie and Pierre Curie, Einstein, Rutherford, Bohr, Eddington, Born, Broglie, Schrodinger, Heisenberg, Pauli, Dirac, Chadwick, Otto Hahn, Lise Meitner, Hubble, Friedman, Lemaitre, Gamow, Fred Hoyle, Watson and Crick, Fleming, Pauline, Wheeler, Murray Gell-Mann, Weinberg, Alan Guth, etc., se interesaron todos ellos en si Dios existe o no; ¡son los estúpidos ateos los que afirman desdeñosamente que Dios no existe!).

Pero en el sueño hacemos que nuestras actividades parezcan ser reales; nuestros cuerpos no existen pero los hacemos débiles, vulnerables, doloridos y enfermos y los defendemos; les hacemos sentir calor o frío y los protegemos dándoles comida, medicamentos, ropa, vivienda, etc. para que parezcan reales; tomamos café para estimular nuestros cuerpos y que parezcan reales; fumamos cigarrillos para que nuestros cuerpos se estimulen y por lo tanto parezcan reales; tomamos drogas para que nuestros cuerpos se exciten y por consiguiente parezcan reales; nos involucramos con el sexo para hacer que parezca que nuestros cuerpos obtienen placer y así que parezcan reales; comemos para darnos sensaciones placenteras y que así nuestros cuerpos parezcan reales.

Todo esto es un juego para hacer que nuestros cuerpos y por consiguiente lo que ellos alojan en su interior, seres egoicos separados, parezcan reales en nuestra conciencia. Si no defendiéramos nuestros cuerpos sabríamos que no existen; despertaríamos en el ser unificado espiritual, un ser que ninguna mente humana puede entender (así que ni siquiera trates de entenderlo con tus conceptos egoicos).

Si este mundo es un sueño, la única cuestión que queda es cómo convertirlo en un sueño feliz; ¿cómo hacemos de este sueño uno que sea bello?

Lo embellecemos cuando nos amamos a nosotros mismos. Ámate, en cualquier circunstancia; ama a las demás personas, sean quienes sean; no insistas en lo imposible: en que las personas cambien y se conviertan en tu ideal de ego antes de que decidas amarlas, pues ellas no pueden cambiar y tú no puedes cambiarlas  y convertirlas en ideales y perfectas, ellas serán siempre imperfectas; cada persona es un guión en el drama universal llamado este universo, y tienen que ser tal como tú las ves que son.

Tienes ser tal como eres; cada persona tiene que ser tal como tú la ves que es; cada persona tiene que estar haciendo lo que tú ves que ella está haciendo, bueno o malo, pues eso es lo que el guión universal, el sueño, reclama que esa persona (y tú) esté haciendo.

No hay casualidades en este universo soñado, pues es el sueño de una parte de la mente de Dios; estás donde necesitas estar y estás haciendo exactamente lo que el guión de tu sueño reclama que hagas, y lo mismo es válido para todas las personas.

Ten un sueño agradable amándote a ti mismo y a todas las personas, a todas las figuras soñadas. Las figuras soñadas no son otras personas sino las partes de la mente o ser de Dios; en términos cristológicos, ellas son los hijos de Dios que son uno con su padre. Por lo tanto, ama a todas las personas para amar a Dios, para amar a la totalidad del ser, y de este modo ámate y ten un sueño feliz; odia a un ser humano y habrás hecho infeliz tu sueño.

Lecturas adicionales:

Dado que este ensayo se basa en mis hallazgos desde el hinduismo, te insto a leer sobre hinduismo y expandir tu mente. Hay muchos buenos libros de hinduismo. Si eres de naturaleza filosófica, una persona al estilo jnana yogi [Nota del traductor: seguidor del yoga del conocimiento] como yo, recomiendo que leas filosofía Advaita, Vedanta. Shankara, Ramanuja, Guru Nanak. También deberías leer los Veda, las Upanishad, el Ramayana, el Mahabharata (especialmente la Bhagavad Gita); el yoga de Patanjali, etc. Los siguientes libros son lecturas esenciales:

- M. (Mahendranath Gupta): El Evangelio de Ramakrishna (1949). New York: The Vedanta Press. [Nota del traductor: se puede encontrar en español (3 tomos) en google en formato PDF, e incluso están disponibles en la Biblioteca de libros de este blog]

- Vivekananda (escribió muchos libros sobre la mayoría de los aspectos del hinduismo y el yoga).

- Swami Bhaskrananda (2000). Essential Hinduism. Seattle, WA: Vedanta Press.

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Reseña del Dr. Ozodi Osuji:


Ozodi Thomas Osuji es del estado de Imo, Nigeria. Obtuvo su doctorado en la UCLA. Enseñó en un par de universidades y decidió volver a la universidad y estudiar psicología. A partir de entonces trabajó en el área de la salud mental y fue el director ejecutivo de dos organismos dedicados a la salud mental. Posteriormente abandonó el ámbito de la salud mental con el objetivo de estar menos influido por otros puntos de vista, para poder pensar por sí mismo y sintetizar los puntos de vista de Occidente, Asia y África con respecto a los fenómenos. El objetivo del doctor Osuji es ofrecernos una perspectiva única, una que no sea estrictamente occidental ni africana, sino una síntesis de ambas. El Dr. Osuji enseña, escribe y ofrece asesoramiento sobre liderazgo, gestión, política, psicología y religiones. El Dr. Osuji está casado y tiene tres hijos; vive en Anchorage, Alaska, USA.

Se le puede contactar (en inglés) en: ozodiosuji@gmail.com

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El anterior artículo ha sido traducido a partir de la siguiente fuente: Chatafrik.com
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jueves, 29 de septiembre de 2016

Emoción dolorosa que desaparece y reaparece

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Copio un intercambio de e-mails sobre el tema del dolor emocional en el contexto de la práctica espiritual. De ambos e-mails elimino solamente unas palabras sueltas que se refieren a datos personales de la persona que me escribió. En el mío añado también algunas líneas que aclaran un poco mejor lo que había escrito en el e-mail original.

Hola Toni. (...) He seguido por rachas algunos de tus interesantes blogs. Lo que expresas en ellos me lleva a escribirte. Quiero contarte mi situación personal por si tu respuesta me hace ver algo de luz.

Te podría hablar y extenderme sobre un pasado infernal, pero tras llegar a la no-dualidad a través de gente como Jeff Foster, Byron Katie, Jorge Lomar, el Curso de Milagros... empecé a creer que era posible llegar a ser feliz a pesar de cualquier pasado por muy oscuro que haya sido. Comencé a practicar la meditación, y a día de hoy, la situación es esta: cada pocas semanas tengo rachas de varios días en los que siento un sufrimiento considerable, independientemente de las circunstancias externas. Llámese trauma del pasado, culpa inconsciente, lo que sea. La cuestión es que llega, se queda unos días, y se va.

Mi perspectiva a la hora de enfocar el sufrimiento ha cambiado. Hace años el pensamiento que acompañaba a la emoción era totalmente destructivo y eso alejaba la salida. Ahora llega el sufrimiento y el abordaje consiste en respirar y sentirlo, permitirlo, sin añadir pensamiento, y repetir mentalmente de vez en cuando afirmaciones como: soy Mente, Todo está en orden, Permito este momento, Descanso en Dios, etc. Es decir, centrarme en la sensación y dejar fuera el pensamiento en la medida de lo posible. Llevo desde febrero, y la emoción, tarde o temprano, termina menguando y desaparece.

Y cuando desaparece, sigo adelante. No pienso en que puede que vuelva. Quizás, cuando pasa algo más de tiempo, inconscientemente piense que ya ha quedado atrás... pero la realidad es que, a día de hoy, vuelve.

Quién sabe, quizás es solo cuestión de tiempo, de seguir pasando por estas dolorosas rachas, hasta que llegue un momento en que, simplemente, no vuelvan. No lo sé. Solo sé que cuando llega ese sufrimiento no trato de justificarlo, no lo alimento con el pensamiento, no intento buscar soluciones... lo permito y lo respiro y lo siento, es lo único y lo máximo que sé hacer... pero es duro, es duro.

Bueno, Toni. Gracias por estar ahí, y por compartir lo que te brota en tus blogs.

Un abrazo.

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Respuesta: Hola, XXX. Te comento lo que intuyo con respecto al asunto que mencionas.

La actitud que indicas estar adoptando es correcta (observar sin juzgar, simplemente sentir, sin alimentar la situación con más pensamientos/juicios/interpretaciones).

Es un paso en la dirección correcta; y en este sentido, vas bien.

Otro modo de exponer ese proceso, que puede que también hayas leído en alguna parte, es la metáfora de las nubes: consideras los problemas o molestias como nubes pasajeras, recordando que tú no eres las nubes, sino el cielo. Es decir, recordando que no eres lo pasajero, sino el fondo inmutable que nunca está afectado por nada. Las nubes abundantes y densas pueden parecer ocultar el cielo, desde el punto de vista de un testigo que mire hacia arriba desde abajo de las nubes. Pero desde el punto de vista del cielo mismo, el cielo nunca se ve afectado por las nubes, ni ocultado, ni desaparece en ningún momento. Incluso si "llueve", el cielo no se moja porque está por encima de las nubes, las transciende. En cambio, el testigo individual cuyo punto de vista está debajo de las nubes, sí parece mojarse y sí parece haber perdido de vista la tranquila visión del cielo.

Entonces, procuras ir tomando conciencia de que no eres lo nuboso, lo pasajero, sino que eres lo permanente. No eres el sufrimiento que percibes, el cual es pasajero, sino la paz de fondo. La paz es permanente, aunque para nosotros hay dudas sobre la permanencia de la paz, debido a que frecuentemente parecemos perderla de vista, como nos sucede también con el sufrimiento, que unas veces está y otras no. El sufrimiento se asemeja a las nubes pasajeras. Pero la paz se asemeja al cielo: en realidad es siempre la misma. El cielo, incluso si lo perdemos de vista ante el velo de las nubes, cuando reaparece sigue siendo el mismo cielo de siempre, tan ilimitado como siempre, e incluso mientras no lo veíamos, el cielo seguía ahí, aunque nosotros nos concentrábamos en el velo de nubes que nos impedía ver el cielo.

Por lo tanto, procurar identificarnos con la paz permanente, en lugar de con las pasajeras circunstancias cambiantes, es un paso en la buena dirección, y nos ayuda a ir sintonizando poco a poco con la paz y a sentirnos más relajados. Esto es una práctica que se menciona en muchos libros de Advaita.

Pero si practicas eso el tiempo suficiente, puede que llegues a darte cuenta de que aunque esa actitud ayuda a relajarte, lo que sin duda es favorable, aún así no es suficiente.

Puesto que mencionas que Un Curso de Milagros no te resulta desconocido, aprovechémoslo para profundizar en una actitud que nos lleve todavía más cerca de deshacer el error de percepción que produce las molestias/problemas.

No sé cuán familiarizado estés con el Curso. Hay quienes tratan de interpretar (malinterpretar) su enseñanza, considerándola desde un punto de vista dualista. Tales malinterpretaciones no son sorprendentes dado el lenguaje metafórico que usa el Curso (por ejemplo con términos religiosos tales como Padre, Hijo, Espíritu Santo, etc.). Pero el modo correcto de interpretar el Curso es mediante un enfoque no-dualista. Este enfoque, además de en el propio Curso, lo puedes encontrar explicado de manera más coloquial y lineal en las obras de Gary Renard y de Kenneth Wapnick. En especial, a mí me fue muy útil leer el primer libro de Gary Renard, «La Desaparición del Universo», como una magnífica forma de introducirme al Curso con un enfoque idóneo, no-dualista. Si no lo has leído, y te resuena el Curso, puede ser una lectura muy útil. Es un libro que en mi caso lo he releído en varias ocasiones, sintiéndome inspirado cada vez.

Desde la perspectiva del Curso y su proceso principal para deshacer el ego, el llamado proceso del perdón no-dual, el sufrimiento que sientes, no solo en este caso concreto sino en cualquier situación dolorosa en general, no se debe a lo que a primera vista pudiera parecer su causa ("Nunca estoy disgustado por la razón que creo"; puedes sustituir la palabra "disgustado" por cualquier sinónimo: sufriendo, triste, irritado, dolorido, enfadado, etc.). La situación externa es simplemente un símbolo que refleja lo que se está cociendo en una parte más profunda de tu mente, de la cual eres inconsciente. A nivel de la mente inconsciente, una parte de ti sigue eligiendo creer en la separación, debido a un apego a la individualidad. Cuando tomas conciencia de esto, puedes practicar el proceso del perdón, entregando el problema aparentemente externo al Maestro interior o Espíritu Santo, reconociendo al mismo tiempo que es el reflejo de la creencia errónea en la separación, que es una creencia sepultada y escondida en lo más profundo de tu mente y por eso en gran medida es inconsciente (hablo de "tú", pero esto es así para todos, excepto para los iluminados). Al entregar tanto el problema reflejado (esto quiere decir no aferrarte a los resultados "externos", lo cual ya haces correctamente en alguna medida) como la decisión interna (elegir creer en la separación) que eliges a nivel inconsciente, el error de percepción se va deshaciendo, el iceberg de la culpa/separación se va derritiendo, y cada paso dado en esta dirección es un paso en favor del despertar. Es un proceso gradual, pero seguro, que finalmente nos conduce a experimentar (no intelectualmente, sino vitalmente) la última de las ilusiones: el despertar o iluminación completa.

Nuestra mente inconsciente cree haberse separado de la Unidad (o como queramos llamarla: Dios, Plenitud, Totalidad, etc.), por lo que la mente (inconsciente) se percibe a sí misma sintiéndose fatal y sintiendo culpa por "haberlo estropeado todo" (por haber roto el Cielo, es decir, por haber salido del estado natural de Plenitud no-dual). Y proyecta este error de percepción sobre un imaginario mundo físico de formas, lleno de cuerpos-mentes, entre ellos los humanos, que se ven inmersos en problemas, tanto "externos" (roces con otros cuerpos o con la carencia del mundo de las formas) como "internos" (pensamientos y sentimientos de depresión, tristeza, miedo, culpa, malestar, dolor, ira, etc.). Mediante el proceso del perdón permitimos que el Maestro interior nos recuerde que en realidad todo esto es un reflejo de un problema que no es tal: el "problema" a nivel de la mente profunda, de creer en la separación y en haber "roto" el Cielo, es una idea ilusoria y es algo que jamás ha ocurrido ni podría ocurrir. Al dejar que el Maestro interior (que es una manera de nombrar el recuerdo de la Verdad en nuestra mente) elija por nosotros dejar de apoyar esa creencia en la separación, el ilusorio problema original se debilita, y si este proceso del perdón se practica con constancia finalmente conduce al deshacimiento total del ego, y con ello la plenitud constante, que es lo único verdadero, vuelve a ser nuestra experiencia para siempre. En realidad el ego no existe, pero puesto que nos parece que existiera, hablamos de su deshacimiento, que es lo que nosotros percibimos en la práctica (y cuando hablamos del ego, nos referimos más bien al "sistema de pensamiento del ego", que no es algo separado de nosotros sino las creencias erróneas que hemos aceptado a nivel inconsciente en nuestra propia mente, aun siendo todo eso ilusorio).

Este proceso se explica en detalle en el libro que mencioné antes («La Desaparición del Universo»), también en el propio Curso (ahí de manera menos lineal y requiere más trabajo por nuestra parte ir captando las diversas capas de significados) y de manera muy amplia y detallada (aunque tal vez de un modo un tanto formal o académico) en el libro «El mensaje de Un Curso de Milagros», de Kenneth Wapnick. Aquí, en un simple e-mail, obviamente no podemos entrar en tantos detalles tratando de resumir muy escuetamente lo que otros han explicado con más precisión a lo largo de decenas o incluso cientos de páginas. El proceso del perdón, bien entendido, es un modo muy eficaz de volver la mente hacia dentro, deshacer el ego y aceptar la iluminación. Entonces finalmente experimentamos lo que ya habíamos averiguado intelectualmente leyéndolo en decenas de libros: que el Ser siempre es y nunca ha cambiado. El Ser nunca se ha dormido, así que en realidad no necesita despertar, pero puesto que nuestra experiencia es la de sentirnos en carencia habiendo perdido de vista la plenitud, entonces lo más benigno es sacar un clavo (la dualidad, con todo su sufrimiento, carencia y dolor) con otro clavo (el proceso del despertar, con su punto final: la iluminación). Una vez despiertos ya no será necesario ninguno de los clavos (incluso la iluminación es algo ilusorio, metafórico, pues el Ser siempre es). Pero antes de que hayamos experimentado el despertar (y no de un modo meramente intelectual) estamos como soñando, y no sirve de nada fingir que ya estamos despiertos (independientemente de que nuestro verdadero Ser sí lo esté).

Si no llegamos hasta el final del proceso del despertar, nos conformaremos con menos. Y eso es como conformarse con nada. Algunos se consideran a sí mismos iluminados, pasando por alto las señales en sentido contrario (por ejemplo, siendo capaces todavía de sentir dolor físico, aunque lo justifican diciendo que lo sienten pero no lo sufren porque no se identifican con el dolor de manera personal; sin embargo, cuando se está realmente iluminado, ninguna ilusión puede afectar en modo alguno, y el dolor físico se reconoce como que en realidad es lo mismo que el sufrimiento mental; de hecho, no hay cosas físicas, todo es mente; incluso el cuerpo "físico" no es más que una idea, una percepción errónea en la mente). Un verdadero iluminado es incapaz de sentir sufrimiento ni dolor físico; no puede tampoco enfadarse, irritarse, ni sentir la más mínima molestia o incertidumbre. Todos los demás sí estamos expuestos a estos factores, ilusorios pero aparentemente molestos en nuestra experiencia, hasta que finalmente nos libramos de todo esto cuando el proceso del despertar se completa, librándonos al mismo tiempo de la noción de ser un individuo. Tener la humildad de reconocer que todavía estamos apegados (en un grado u otro) a la ilusión, nos permite abrirnos a todas las fases del proceso del despertar.

Finalmente, todos despertaremos (como Uno). Practicar alguna de las modalidades del proceso del despertar simplemente hace que nuestro despertar suceda "antes". Decir esto es también metaforico, puesto que en realidad el tiempo no existe, pero hablamos de un modo lineal que refleja lo que parece ser nuestra experiencia durante el proceso del despertar. Una vez acabado el proceso, una vez despierto, sin embargo, se reconoce que nunca hubo caída en la dualidad, ni dormir, ni despertar (este reconocimiento ha sido ilustrado por diversos sabios orientales con el relato de quien va buscando su collar pues cree haberlo perdido, hasta que finalmente surge el reconocimiento de que se lleva el collar puesto encima, colgado a nuestro propio cuello, y que nunca se había perdido: siempre estuvo ahí con nosotros). Pero esto ha de reconocerse experiencialmente como Plenitud total y ausencia total de cualquier otra cosa (ausencia total y permanente de miedo, de dolor, de carencia, de tristeza, de ira, de limitación, etc.). El proceso de despertar nos conduce de manera acelerada a este reconocimiento.

Como desde nuestra perspectiva parece ser un proceso gradual, debemos practicar con paciencia. Cada vez que practicamos el proceso del perdón, hemos dado un paso en la dirección correcta y se deshace para siempre un trocito del iceberg del ego. Cuando el iceberg quede completamente derretido, se produce la iluminación y se experimenta paz y plenitud permanente. Mientras tanto, durante el proceso, a partir de cierto punto iremos sintiendo cada vez mayor paz, o las faltas de paz serán cada vez más breves. Pero mientras no se complete el proceso, el sistema de pensamiento del ego seguirá activo y ocasionalmente puede producir momentos amargos, que bien afrontados podemos abordarlos como nuevas oportunidades para practicar el perdón no-dual y así resintonizar la paz.

Todos despertaremos finalmente, la meta está garantizada puesto que el Ser siempre Es. Y las nubes ilusorias nunca pueden tapar el Cielo de lo eterno, excepto en nuestra imaginación cuando nos apegamos a la efímera individualidad.

En este proceso es beneficioso que tengamos paciencia y procuremos permanecer en paz. En uno de mis blogs copié unas citas de uno de los libros de Gary, sobre "la metáfora de la cebolla", una metáfora que a mí me ha resultado inspiradora. Si quieres leerla, puedes encontrarla aquí:

http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/09/la-metafora-de-la-cebolla-aplicada-al.html

Todo va bien, excepto que pensamos lo contrario. Y este pensar erróneo se origina incluso en lo inconsciente, a nivel profundo de nuestra mente. Afortunadamente, el proceso del perdón no-dual llega hasta la parte profunda de la mente y permite "limpiarla", despejando el camino para que se revele la Verdad que siempre ha estado ahí y de la que nunca nos hemos separado realmente. Con el proceso del perdón se acelera la disolución de las nubes y, finalmente, se experimenta la iluminación y nuestro reencuentro con el Cielo, con nuestro verdadero Ser, del cual nunca hemos salido y el cual nunca ha cambiado.

Todos los problemas ("externos" o "internos") son imaginarios, y el perdón no-dual los deshace todos. Quien aprende a practicar el perdón, ya no necesita nada más. Paciencia y práctica, intuición y tranquilidad. Estamos a salvo, pues parezca lo que parezca ocurrir, nada puede impedirnos aplicar el perdón que nos despierta. Por eso el Curso dice que "el perdón es la llave de la felicidad".

¡Un abrazo!

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sábado, 23 de julio de 2016

Advaita, Neo-Advaita, Pseudo-Advaita

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En la web AdvaitaInfo han publicado un interesante artículo de Timothy Conway, titulado:

Neo-Advaita o Pseudo-Advaita y el Verdadero Advaita-Nodualidad

El artículo original es en inglés (puede leerse aquí: http://www.enlightened-spirituality.org/neo-advaita.html), pero podéis leer la traducción publicada en AdvaitaInfo, aquí: http://www.advaitainfo.com/articulos/neo-pseudo-advaita.html

El artículo comenta diversos aspectos de las enseñanzas espirituales, por ejemplo los diversos niveles en que se expresan las enseñanzas (la "verdad absoluta" es solo uno de estos niveles, pero hablar solamente de este nivel sería muy poco práctico, de ahí que los maestros se expresen en niveles que tengan más sentido para nosotros y que sirvan para ayudar a revelar más rápidamente —aunque de todos modos gradualmente— la verdad que hay más allá). También se habla de la confusión de niveles, de ciertas inclinaciones a utilizar las enseñanzas para justificaciones egoicas (por ejemplo usando afirmaciones del nivel absoluto para enmascarar actitudes egoicas), o de la tentación de considerarse más avanzado de lo que uno está realmente (incluso considerarse iluminado, justificándolo con la verdad absoluta de que "el Ser ya ES", etc., un obvio ejemplo de confusión de niveles entre el nivel absoluto de verdad y nuestra realización práctica de esta verdad).

El artículo en inglés es mucho más largo, pues es un compendio de diversos artículos complementarios entre sí, por lo que quien sepa inglés puede leer ahí el tema completo. En español, en AdvaitaInfo, tenemos el artículo inicial que es lo esencial, exponiendo de manera general el tema. El resto de artículos (en inglés) son más concretos, con ejemplos y comentarios respecto a algunos maestros.

En cualquier caso, lo útil es reflexionar sobre diversos tipos de actitudes, y no sobre maestros en concreto, por lo que el artículo inicial, que es el que está traducido a nuestro idioma, es el más jugoso para proponernos algunos temas de reflexión. 

La web del autor del artículo (sitio en inglés) es: http://www.nondualitymagazine.org/

Saludos
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jueves, 31 de marzo de 2016

El que busca, encuentra

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Aquel que busca, encuentra. 
Y si busca bien, 
entonces lo que encuentra es la disolución del buscador. 
Más que disolución... es el reconocimiento
de que el buscador siempre fue ilusorio. 
Y este reconocimiento de la ilusoriedad del buscador
es la puerta de la más enorme felicidad. 

La búsqueda la comienza el ilusorio buscador, 
pero el "fruto" final de la búsqueda es la desaparición del buscador.
El tesoro no lo goza el buscador, 
sino la felicidad pura, 
reconociéndose a Sí Misma. 

Nunca hubo buscador, ni búsqueda. 
Solamente Paz-Felicidad-Plenitud.
El intemporal Momento eterno.
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jueves, 24 de marzo de 2016

La verdadera felicidad

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El siguiente mensaje en formato de imagen, puede leerse mejor haciendo click sobre la imagen, o abriendo la imagen en otra pestaña/ventana y luego aumentarla. 


Transcripción:

De repente todo se vuelve tan simple que asusta. Perdemos las necesidades, se reduce el equipaje. Las opiniones de los demás, son realmente de los demás, incluso si son sobre nosotros; no importa. Abandonamos las certezas porque ya no estamos seguros de nada. Y no nos hace falta. Vivimos de acuerdo a lo que sentimos. Dejamos de juzgar, porque ya no hay bien o mal, sino más bien la vida que eligió cada uno. Finalmente entendemos que todo lo que importa es tener paz y tranquilidad, es vivir sin miedo, es hacer lo que alegra el corazón en ese momento. Y nada más. Cuando descubrimos todo eso es cuando llega la satisfacción plena. La verdadera felicidad. 

El autor no lo firma, pero procede de la cuenta de Twitter del jugador del Fútbol Club Barcelona Gerard Piqué.
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sábado, 5 de marzo de 2016

El arte de la paz y la felicidad (Rupert Spira)

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Un libro que puede ser recomendable y agradable de leer es «Presencia: El arte de la paz y la felicidad», de Rupert Spira. Las explicaciones de Rupert Spira son tan sencillas y atinadas que da la impresión de que este libro podría entenderlo sin problema cualquier persona, incluso si no ha leído previamente nada sobre Advaita. Ya se han visto otros libros sobre esta temática (algunos de ellos mencionados alguna vez en este blog), y el aporte de este nuevo libro de Rupert Spira es su sencillez y el hecho de que es casi como practicar la autoindagación junto con él, de la mano de sus sencillas explicaciones, con gran suavidad y sin conceptos complicados ni terminología oriental. Me ha parecido que desde este punto de vista, este libro aporta matices interesantes.

Voy a copiar más abajo la introducción del libro, pero antes de eso voy a mencionar algunas citas; primero tres breves citas de la segunda parte (el libro tiene 6 partes o capítulos) sobre la paz y la felicidad:

La paz no es una cualidad o un atributo de nuestro yo. Es nuestro yo. (Pág. 63)

La felicidad es la innata falta de resistencia, la ausencia de insastisfacción que es el estado natural de nuestro yo. No puede separarse de nuestro yo. Es lo que somos. (Pág. 65)

Así pues, la felicidad, como la paz, es inherente a nuestro yo. Es nuestro yo. (Pág. 66)

Y otra cita un poco más adelante en el libro, en la tercera sección:

La paz, la felicidad y el amor tan solo son otros nombres para la conciencia, esto es, otros nombres para nuestro yo. (Pág. 102)

En estas 4 citas, la palabra "yo" podría intercambiarse por la más frecuentemente usada en este contexto, por la palabra "ser" (no sé cuál será la palabra usada en el original en inglés, pero no me extrañaría que fuese "self" que suele traducirse tanto por "yo" como por "ser").

En realidad no importa el nombre que usemos, sea paz, felicidad, o cualquier otro de los nombres frecuentes (plenitud, unidad, amor, inmutabilidad, puro ser, etc.). Lo importante es distinguir cuándo alguien se refiere a la falsa felicidad o paz dual, basada en sujeto/objeto, y cuándo se está hablando de la auténtica felicidad o paz no-dual, que es nuestro verdadero Ser.

Puesto que esta paz o felicidad es algo tan esencial y revelador, de hecho Rupert Spira la considera como la confirmación de la realidad, voy a copiar aún otros tres breves fragmentos sobre esto, del último capítulo de este libro (antes de pasar a copiar la introducción, más abajo), dado que es relevante, de hecho el subtítulo del libro es "El arte de la paz y la felicidad". El siguiente fragmento está en la sección titulada "Soy algo, nada o todo":

¿De qué manera llega esta confirmación? ¿De qué manera puede convencernos realmente la experiencia de que la posición en la que nos encontramos está alineada con la realidad? ¿Consiste en una comprensión intelectual de la no dualidad? 

¡No! 

La experiencia que pueda convencernos de que nuestra comprensión, posición o actitud es verdadera tiene que ser la experiencia que más valoramos en la vida. Y ¿qué es lo que más valoramos en la vida? La experiencia de la felicidad. Esta es la manera en que el universo nos confirma que nuestra comprensión es verdadera. La felicidad o cualquiera de sus sinónimos, como paz, amor o belleza, es la confirmación más elevada que podemos recibir. 

La felicidad es la manera como la experiencia se dice «sí» a sí misma cuando ha sido despojada de todas las creencias y sensaciones erróneas. (Págs. 206 y 207)

Un poco más adelante, en la sección titulada "La felicidad es la práctica espiritual más elevada", se dice:

Existe una felicidad absoluta que no se mezcla con el más mínimo matiz de ninguna otra cosa. Esta felicidad es nuestro yo. (Pág. 219)

Y un poco más adelante en esa misma sección, en el último fragmento que voy a citar antes de pasar a copiar la introducción del libro, Rupert Spira comenta que:

No hay nada que la presencia tenga que evitar, ni existe ningún estado que pueda añadirle nada a su plenitud. Como tal, es la simple experiencia de la felicidad. 

La felicidad es tan solo el conocimiento de nuestro propio ser —su conocimiento de sí mismo— tal como es. Permanecer conscientemente en este estado es pura meditación; al fin y al cabo, es la vida misma. 

En otras palabras, la felicidad es la práctica espiritual más elevada. (Pág. 227)

Y ahora sí, paso a copiar aquí la introducción del libro. Son unos párrafos que me han parecido claros e inspiradores, y que nos dan una idea aproximada de lo inspirador que es también el resto del libro. Copio la introducción incluyendo las notas a pie de página, las cuales señalizo en su momento y las incluyo al final.

Introducción

Si realizásemos una encuesta entre los siete mil millones de habitantes del planeta y les preguntásemos qué es lo que más desean en la vida, casi todos responderían: «Ser feliz»1. Algunas personas podrían no formularlo tan directamente y dirían, por ejemplo, que quieren una pareja, una familia o más dinero, pero todo esto es solamente deseado por la felicidad que produce. De hecho, la mayor parte de las actividades que llevamos a cabo las realizamos con la perspectiva de obtener felicidad.

En nuestra búsqueda de la felicidad empezamos explorando las posibilidades que se hallan disponibles en los ámbitos convencionales del cuerpo, la mente y el mundo. Desde una edad temprana descubrimos que la adquisición del objeto2 de nuestro deseo parece producir la felicidad que anhelamos. Como resultado, queda establecido en nuestras vidas un hecho fundamental: la correlación entre la adquisición de objetos, actividades y relaciones y la experiencia de la felicidad. 

Sin embargo, después de un tiempo, y aunque puede ser que sigamos en posesión del objeto deseado —ya se trate de un objeto físico, una relación, una actividad o un estado mental—, la experiencia de felicidad que parecía producir se va desvaneciendo. Esto debería bastar para que nos diésemos cuenta de que la felicidad no es el resultado de la adquisición de objetos, relaciones o estados alterados. Si la felicidad guardara relación con los objetos, debería seguir mientras estos continuasen presentes. 

En vez de asumir este mensaje tan sencillo, nos limitamos a descartar el objeto que una vez pareció darnos felicidad y buscamos otro en su lugar, con la esperanza de que nos devolverá la felicidad que de nuevo nos falta. De hecho, este patrón de perseguir un objeto tras otro constituye un intento de obtener la felicidad, la paz o el amor. Y es el patrón básico con el que la mayoría de las personas rigen sus vidas. 

Tras el repetido fracaso de los objetos habituales de deseo a la hora de darnos felicidad, empezamos a explorar otras opciones. Entonces pueden ocurrir dos cosas: o bien nos sumergimos en los ámbitos convencionales del trabajo y el dinero, la comida y las sustancias, o el sexo y las relaciones —cada vez más, hasta llegar a la obsesión, lo cual acaba con un nivel u otro de adicción—, o bien retiramos nuestra atención del campo de las posibilidades convencionales y emprendemos una búsqueda espiritual. 

La búsqueda espiritual se emprende normalmente después de que los ámbitos convencionales de la experiencia han fallado a la hora de conducirnos a obtener la felicidad, la paz y el amor. Ya no perseguimos la felicidad, de la cual parece que solo podemos percibir atisbos fugaces, sino que ahora buscamos un estado de iluminación permanente. No obstante, nuestra búsqueda de la iluminación no es más que una reorientación de la búsqueda convencional de la felicidad. 

Esta búsqueda nos lleva a nuevos ámbitos de experiencia. Ahora tendemos a centrarnos en la adquisición de estados mentales más que en la de objetos o relaciones mundanos. Y así como la obtención de un objeto o relación pone fin, temporalmente, a esa búsqueda convencional, dándonos una breve degustación de la felicidad, estos estados mentales recientemente adquiridos suponen el final temporal de la búsqueda espiritual. Nos proporcionan una vez más un atisbo de la misma felicidad, que ahora denominamos iluminación o despertar. Sin embargo, así como previamente habíamos confundido la adquisición de objetos y relaciones con la fuente de la felicidad, confundimos ahora estos nuevos estados mentales con la iluminación. 

Ocurre que los breves atisbos de felicidad que tenemos ahora son pronto eclipsados, como sucedía con los atisbos de felicidad de antes, por los viejos patrones que nos llevan a buscar la felicidad, la paz y el amor en los objetos, las relaciones y los estados alterados. El resultado es que nos hallamos de nuevo confrontados con el fracaso de nuestra búsqueda, solo que esta vez no nos quedan más ámbitos en los que explorar. Como el hijo pródigo, nos hemos aventurado dentro de un país lejano persiguiendo la felicidad, y ahora ya hemos agotado todas las posibilidades que teníamos de hallarla. 

Algunos experimentan este fracaso como un tiempo de crisis o desesperación. Ya no hay más direcciones en las que dirigirse, y aun así la búsqueda no ha llegado a buen puerto. Los medios habituales de llevar la búsqueda a su fin, o al menos de evitar la incomodidad que provoca —sustancias, actividades, relaciones o estados mentales más sutiles, meditativos—, pueden haberla entumecido temporalmente, pero aún está ardiendo en nuestros corazones. ¡No queda donde buscar, y aun así no podemos dejar de hacerlo! 

Pero no todos tenemos que llegar a estos extremos. En algunos casos la inteligencia, y no la desesperación, es lo que precipita la comprensión de que aquello que realmente anhelamos no puede encontrarse en ningún estado del cuerpo, de la mente o del mundo. De hecho, es siempre nuestra propia inteligencia innata la que está operando. En el caso de algunas personas, adopta la forma de una crisis que golpea el núcleo de sus vidas; en el caso de otras, esta crisis puede ser menos acentuada. 

Sea como sea, en cualquiera de los dos casos puede abrirse una nueva puerta, la única que aún no ha sido explorada. Se abre en el momento en que nos planteamos quién es este yo que se halla en una búsqueda casi constante de la felicidad y cuál es la naturaleza de esta felicidad. Este es el momento en el que el hijo pródigo se da la vuelta para emprender el regreso. Este libro empieza en dicho momento. Ofrece una profunda exploración de la naturaleza de nuestro yo y de la felicidad que buscamos.

Notas:

1. En este libro, felicidad es sinónimo de paz, amor, belleza y comprensión. 
2. En este libro, objetos se refiere a cualquier cosa que es experimentada en el ámbito mental, emocional o físico; incluye todos los pensamientos, imágenes, sentimientos, sensaciones y percepciones.

El libro ha sido publicado en español por la Editorial SIRIO: http://www.editorialsirio.com/index.php?mod=colecciones&tag=spira-rupert&id=809
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martes, 19 de enero de 2016

¡Tengo un problema! ¿Y? (Humor)

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Como "decía" (o casi) Michael Langford: "¿Dónde estará ese problema dentro de un millón de años? ¿O dónde estaba hace un millón de años?".

Y como "dijo", o casi, Ramana: "Ahí vuela ese problema, pero el asunto no es el problema, el asunto soy yo que percibo el problema, así que lo interesante es, ¿y quién soy yo?". (¿Soy la figura que aparece en el sueño? ¿O soy el soñador: la conciencia que sueña el sueño?).

Y como dicen que decía a veces Nisargadatta: "¡Vete de aquí!".

¿Se lo decimos al problema?: "¡Problema, vete de aquí, pues sé que no existes! O no te vayas si no quieres, ya ni me importa siquiera, pues no eres real y no importa si pareces que estás o no".

O como "dijo" Gary Renard, o casi: "Creo que vi algo parecido en una peli".

Y como "dijo", o casi, la peli que vio Gary Renard: "En ocasiones veo muertos".

Y lo que esa peli quería decir es: "En ocasiones veo ilusiones".

Y lo que dice el Espíritu Santo, el Sad-Guru, el Maestro interior: "Son ilusiones, así que si las ves no te asustes, pues no importan. Respira tranquilamente y descansa en paz. Pues ya estamos llegando adonde siempre hemos estado".

Y como dijo quien dijo lo que dijo: "¡Aquí hace falta que alguien diga que ya no queda nada por decir!".

:-)
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