viernes, 7 de octubre de 2011

Tres mini-fragmentos de Ramesh Balsekar

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Tomo los fragmentos del libro «Habla la Consciencia», de Ramesh Balsekar.

Resalto en negrita... lo que me da la gana jejeje ;-)

Primer fragmento:

Ramesh Balsekar: (...) ¿Cuántos millones de organismos humanos han sido creados y destruidos? ¿Por qué se aferra a la importancia de un organismo?

Interlocutor: Porque soy yo.

Ramesh Balsekar: Pero si observa todo con objetividad, se dará cuenta de que los organismos cuerpo-mente se han creado y destruido durante miles de años. ¿Qué tiene de especial que se destruya un organismo cuerpo-mente? Toda la ilusión subjetiva de la que estoy hablando es que «tú» piensas que «tú» eres este cuerpo-mente y «tú» estás preocupado por lo que va a pasar a este «yo» cuando el cuerpo muera. Cuando comprenda que el «yo» no es más que un concepto, aceptará que un concepto no puede estar preocupado con lo que sucede cuando el cuerpo-mente ha muerto.

Interlocutor: Entonces, si esto es así, al final el «yo» desaparecerá.

Ramesh Balsekar:
Correcto.


Interlocutor: Pero hasta entonces hay un «yo».

Ramesh Balsekar: Sí, pero si comprendemos que el «yo» no es más que un concepto, que ni siquiera es un objeto, entonces ¿dónde está el «yo»? ¿Dónde está el «yo» que se considera tan importante?

(El fragmento anterior ha sido tomado de las páginas 128 y 129)

Segundo fragmento:

Interlocutor: Tras la experiencia y la comprensión de la unidad de todas las cosas, algunas personas parecen estar embriagadas de Dios o vivir en un estado de beatitud. Algunos maestros parecen estar en ese estado de embriaguez divina. ¿Es eso una etapa? ¿Puede decirnos algo al respecto?

Ramesh Balsekar: Sí. Eso es justamente lo que estaba diciendo. Cuando se produce el hecho impersonal de la iluminación, el resultado de ese acontecimiento, el comportamiento del organismo cuerpo-mente tras ese acontecimiento, puede ser muy diferente, tener muchas variaciones. Puede que los que hablaban y escribían dejen de hacerlo. Los que nunca lo habían hecho, puede que empiecen a hacerlo. Y algunos no hacen nada en absoluto. Otros dejan de hacer lo que hacían y se recluyen.

Interlocutor: Lo que quiero decir es que parecen estar en un estado de rapto.

Ramesh Balsekar: Tengo la sensación de que esa especie de rapto probablemente dure muy poco. Pero, de nuevo, estas palabras conllevan un gran malentendido. Puede haber un sentimiento de rapto, pero no perdura, se va calmando. Una droga también puede provocar ese estado, pero luego va desapareciendo. Francamente, beatitud es una palabra que no me gusta mucho porque crea confusión. La verdadera beatitud es la ausencia de deseo de beatitud. Ésa es la verdadera beatitud. Paz y tranquilidad son las palabras que prefiero. De hecho, el estado de iluminación es no querer ni beatitud ni ninguna otra cosa. Es aceptación total. Ése es el estado.

Interlocutor: De modo que, si tuviéramos que tener un mantra de una palabra, ¿ésta sería «confianza»?

Ramesh Balsekar: Podría ser. Pero mis dos palabras preferidas son aceptación y entrega, que significan lo mismo. Pero usted puede usar «confianza» si lo desea.

(El anterior fragmento ha sido tomado de las páginas 161 y 162)

Tercer fragmento:

Interlocutor: Si le he entendido bien, cuando hay un estímulo, lo presencias. Si no hay ninguno, ¿entras en un estado de no-testigo?

Ramesh Balsekar: Sí.

Interlocutor: ¿Es lo mismo que lo que llamamos samadhi?

Ramesh Balsekar: No, es lo que yo llamo estado del no-testigo, que Ramana Maharshi llama estado natural. El estado de samadhi es un estado anormal. (...)

Interlocutor: Cuando usted dice que el samadhi es anormal, ¿quiere decir con ello que no es deseable?

Ramesh Balsekar: No. Sólo que no es normal. Samadhi es anormal en el sentido de que es un estado más profundo que el estado natural. El estado de samadhi puede suceder.

Interlocutor: ¿Tiene algún valor un samadhi forzado?

Ramesh Balsekar: No lo sé. Los que entran en él así lo creen. Te metes en el mar, sales y te secas. Vuelves al mar, sales y te secas. Es algo que se repite.

Lo que Maharaj solía decir es: «Si entras en samadhi durante dos horas, dos días, dos años o dos mil años y sales, ¡habrás regresado a lo fenoménico!». ¿Qué sentido tiene?

(Tomado de las páginas 404 y 405)

Respecto a lo último, como diría UG: todas esas fruslerías son sólo experiencias, sin ningún valor.

Mientras algo orbita en torno a un «yo», forma parte del escenario de los espejismos ilusorios.

Saludos
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