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Somos un mismo espíritu inmutable, completo y eternamente inocente y bienaventurado. Todo (lo ilusorio) está perdonado y olvidado.
Somos Amor Unido. [Somos el Amor perfectamente unido Consigo Mismo]
No estoy aquí / No estamos aquí.
No estoy aquí, sino en el Cielo. (El Cielo no es un lugar, sino un "estado de ser", por decirlo así. O más bien el "(re)conocimiento de lo que siempre es", pues lo que nunca cambia no tiene estados que se alternen entre sí, sino que permanece eternamente inmutable como lo que es. No importa cómo lo llamemos: estado de ser, estado natural, pura consciencia, amor, Cielo, Eso, etc.)
Dios es Amor y siempre estamos donde Él quiere que estemos: en el Cielo, perfectamente cuidados, dulcemente envueltos en Su inmensamente Feliz Abrazo, en constante bienestar, gozando de una eterna y dulcísima Paz y Plenitud.
El Cielo es Amor en Unión, plenamente compartido, unido en Un Mismo y Único Ser eterno e inmutablemente feliz.
No nos hemos separado de Dios. No nos hemos separado de la Plenitud, del Uno, del infinito y pleno Ser. No hemos salido ni saldremos nunca del Cielo, donde todo es uno, todo es amor, todo ES.
Lo que Dios ha unido no puede ser separado de ninguna manera. Dios es Uno y Él ha unido a todos Sus Hijos entre sí y Consigo Mismo como Su Propio Ser, perfectamente protegidos, nutridos, cuidados e infinitamente asistidos en Su Propio Corazón, todos felices y unidos como un solo SER plenamente gozoso.
«Al Hijo de la Vida no se le puede destruir. Es inmortal como su Padre. Lo que él es no puede ser alterado» (T.29.VI.2.3-5) (Pág. 694)
No somos cuerpos. Somos libres. Pues aún somos tal como Dios nos creó.
No hay más voluntad que la de Dios.
Este momento es tan bueno como cualquier momento de la eternidad.
No somos cuerpos. Somos libres. Pues aún somos tal como Dios nos creó.
Soy/Somos espíritu libre e inmortal. Somos Amor Unido.
Pongo el futuro en Manos de Dios. Lo dejo todo en Manos de Dios. Descanso en Dios.
Y libre de todo, me relajo en el ahora, perfectamente amado, cuidado y protegido en el Corazón de Dios.
El Hijo del Cielo vive eternamente (desde siempre y para siempre) en el Cielo, el cual es su propio Ser.
«Soy un solo Ser, unido a mi Creador, uno con cada aspecto de la creación, y dotado de una paz y un poder infinitos» (L.95.11.2) (Pág. 179)
Somos inseparables. Soy/Somos lo inseparable.
Somos un Mismo Espíritu inmutablemente feliz, compartiendo un completo y constante Bienestar eterno e inmortal.
Inmensa Paz... Felicidad... Amor... Bienestar... Otra manera de nombrarlo es... Dulzura.
El puro Ser es inmutable; es Dulzura completa, constante, plenamente compartida e ilimitada.
Dedicado a papá... que en paz descansas. Te quiero. Eres espíritu inmortal. Eres el Ser, el Uno inmutable y eterno. La pura Dulzura en constante Bienestar.
Dedicado también a mamá. Te quiero.
En realidad, dedicado también a todos, pues todos somos uno y compartimos plenamente una Misma Vida inmortal, la cual reconocemos cuando nos desidentificamos del espejismo del sueño ilusorio, y así despertamos felizmente a la Verdad que es nuestro infinito Ser.
Os quiero y me quiero, lo cual es lo mismo porque somos lo mismo, somos el Uno inmutable que se ama eternamente a Sí Mismo, gozando así de una ilimitada e intemporal paz amorosa que nunca se detiene. Soy/Somos Amor Unido.
Papá, acuérdate del Oasis interior, nuestro Ser Profundo y Verdadero que todos compartimos, adonde no llegan los problemas ni los dolores, y donde tú, yo, mamá y todos somos felizmente Uno desde siempre y para siempre.
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Hermosìsimo Toni, gracias por compartir.
ResponderEliminarUn abrazo gigante
Bonita dedicatoria a tu padre.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias a ambos, Mariela y Anónimo, y gracias anticipadas a cualquiera que pueda llegar a comentar en el futuro, o simplemente a quienes pasen a leer silenciosamente un ratito por aquí.
ResponderEliminarAbrazos, paz, felicidad