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Mi maestro zen me retó: — ¿Cómo suena el aplauso de una sola mano?
¡Buena bofetada le di!
Aunque me parece que no se lo tomó muy bien... a pesar de que no se atrevió a decirme que no había dado con la solución del koan. Se puso todo colorado, le salía humo por las orejas...
En la siguiente reunión personal, me lanzó la siguiente misteriosa pregunta:
— ¿Qué es aquello que resuena desde más allá de las palabras?
Desgraciadamente en ese momento se me escapó un pequeño pedo (juro que no lo hice adrede), lo suficientemente audible como para que el maestro me acribillara con su mirada. Estaba muy seriote.
Aún me soportó una siguiente y última reunión. Esa vez me dijo:
— Estás iluminado. No vuelvas más, nunca más, por aquí.
Entonces, ¡qué remedio!, para matar el aburrimiento tuve que abrir un blog...
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Ja!, muy bueno Tony.
ResponderEliminarGracias por estas buenas risas, abrazos!!