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Copio íntegramente el breve capítulo 16 del libro La Danza del Vacío, de Adyashanti:16
Relajación
El secreto de la felicidad es muy sencillo. Deja de pedirle cosas a este momento. Cada vez que le pides algo, o que te libre de algo, sufres. Tus peticiones te mantienen encadenado al estado de ensoñación de la mente condicionada. El problema estriba en que, cuando pides algo, pierdes por completo lo que es en este preciso momento.
Debemos deshacernos de cualquier solicitud, incluso de la más sagrada, incluyendo nuestra demanda de amor. Si estás exigiendo amor sutilmente, aunque lo obtengas nunca será suficiente. En cuanto pase ese momento, la exigencia se reafirmará y necesitarás amor otra vez. Pero cuando te relajas, en ese instante sabes que el amor ya está ahí. La mente tiene miedo de dejar de pedir porque piensa que no hacerlo implicaría no conseguir lo que desea, como si el hecho de pedirlo sirviese de algo. Las cosas no funcionan así. Deja de perseguir la paz y el amor, y tu corazón se llenará. Deja de intentar ser mejor persona y serás mejor persona. Deja de intentar perdonar, y el perdón surgirá. Detente y quédate quieto.
La realización súbita consiste en abandonar cualquier tipo de exigencia, tanto hacia ti como hacia los demás, en este preciso instante. Lo único que hay que hacer es dejar de pedir durante una décima de segundo. Si lo haces indefinidamente será muy sencillo. Pero si experimentas un momento trascendente y después empiezas a pedirte cosas, y a pedirle cosas al mundo, la verdadera naturaleza del ser se oscurecerá y regresarás a la confusión. Es como si estuvieras buscando la joya de tu bolsillo y siguieras insistiendo en ser un mendigo. Cuando dejas de insistir y te vuelves a meter la mano en el bolsillo, te das cuenta de que el ahora te proporciona una plenitud tremenda, y que esta plenitud no es el resultado de nada.
La belleza del Ser reside en que no depende de ninguna adquisición, ni de tenerlo en alta estima, ni de verlo o percibirlo. Se trata de la belleza intrínseca de lo que eres, de esa dicha interior. Si quieres experimentar esto profundamente, deja que cale en ti, no como respuesta sino como pregunta.
«¿Es posible que yo sea ya esta dicha? ¿Es posible que lleve tanto tiempo confundido, definiendo mi valía en función del papel social que interpreto en la vida? ¿Me he equivocado y he pasado por alto la dicha oculta que está presente en la naturaleza de todos los seres?»
Como no la podemos tocar, creemos que está oculta, pero en realidad esta dicha no está escondida. Sólo vemos la estructura de la mente, así que la pasamos por alto y no vemos qué es lo que posibilita esta estructura. Nuestras estructuras de creencias, de incredulidades, de emociones... todas nuestras estructuras internas y externas surgen y desaparecen. Lo único que permanece es el espacio que está despierto. Y tú tienes mucho más espacio que estructura.
Lo único que no se puede adquirir es lo que tú eres. En eso reside su belleza. Puedes conseguirlo todo, excepto a Dios. No puedes adquirir a Dios. Lo único que puedes hacer es dejar de mentir y darte cuenta de que tú eres Dios. A esto lo hemos llamado la muerte del ego, pero esta dramatización sólo le confiere cierta ridiculez al asunto. El ego no es más que el movimiento de la mente, que está intentando adquirir algo continuamente: amor o Dios, dinero o un juguete nuevo. La mente siempre piensa que existe algo que puede hacerla más feliz.
Lo único inalcanzable para el ego es tu verdadera naturaleza. Aunque obtenga un centenar de experiencias espirituales, no podrá adquirir lo que en verdad eres. No podrá adquirir la esencia de este momento, pues es lo único que permanece. La realización consiste en darse cuenta de esto. Nos hacemos conscientes de lo que es, lo que fue y lo que siempre será. Cualquiera que haya tenido un vislumbre de iluminación se sorprende con esto, pues se da cuenta de que siempre ha tenido lo que llevaba buscando toda la vida.
Es como si un mendigo se encontrase una joya en el bolsillo. Tal vez no se había tomado la molestia de meterse la mano en él porque se pasaba el tiempo metiéndola en el bolsillo de otro. Esto es lo que sucede a nivel espiritual cuando ponemos la mente o la mano en el bolsillo del gurú. Descubrimos el diamante que tiene en su bolsillo y nos encanta estar con él. Pero esto no sirve de nada si después no eres capaz de escuchar cuando te diga: «Mira también en tu bolsillo. Busca en su interior y descubrirás la misma gema».
Debes estar preparado. Tienes que estar dispuesto a dejar de meter la mano en el bolsillo de los demás. Si no, aunque estés mirando directamente esa parte de tu ser en este instante y digas «vaya, qué agradable», seguirás buscando el diamante de alguna otra persona. He conocido muchos casos de personas que son incapaces de detenerse a pesar de haber comprendido, hasta cierto punto, quiénes son. Tienes que estar dispuesto a dejar de interpretar tu papel consabido. Independientemente de lo que persigas (amor, dinero o la iluminación), tu identidad se transforma en eso y conoces el mundo así. Aunque encuentres la joya más preciada del ser, si no estás dispuesto a liberarte de tu identidad seguirás sacrificando esta joya preciosa a cambio de tus sensaciones.
¿Cuántas personas han permanecido demasiado tiempo en una mala relación, a pesar de que no funcionara, debido a que no sabían qué sería de ellos si la abandonaban? Esta tendencia funciona por todas partes con pensamientos del tipo «voy a quedarme en este trabajo: lo odio, pero me voy a quedar»; o «yo soy el que está persiguiendo algo, ¿qué sería si dejase de hacerlo?». Este juego está muy extendido, y los seres humanos lo utilizan para evitar entrar en contacto con su ser verdadero. Tú eres un misterio increíble, y nunca podrás entenderlo. La alegría más grande reside en ser este misterio de un modo consciente.
Estar dispuesto a salir de la rueda de convertirse en algo es tan importante como darse cuenta de quién y qué eres. Serás feliz y libre, pero tu partida habrá terminado. Durante algún tiempo tal vez no sepas hablar con la gente ni qué hacer, y tu vida probablemente deje de parecerte familiar. Es una forma de ser muy misteriosa. Mi maestro decía que cuando te das cuenta de lo que eres, te conviertes en una especie de Buda bebé. Cuando has estado tan ocupado siendo otra persona, no sales del útero sabiendo quién eres. Es como si hubieras dado unos primeros pasos tambaleantes, pero tienes que estar dispuesto a tambalearte y a sentir alguna inseguridad, pues si no estás dispuesto a sentirte inseguro volverás a los viejos patrones de autoprotección y de búsqueda.
Amar lo que es resulta raro. Lo habitual es amar unas cosas y no otras. Pero cuando experimentas el amor hacia lo que es, sin más, la experiencia es también extrañamente familiar. Es como si supieras que había sido así siempre. Parece una sensación muy antigua y, sin embargo, acaba de nacer.
Antes había monasterios, instituciones socialmente reconocidas donde los bebés Buda podían descubrir sus piernas. Eran lugares protegidos donde había personas que sabían lo que sucedía. Hoy en día muchos seres están despertando, más de los que pueden albergar los monasterios. Se nos está yendo de las manos. En parte porque no tenemos una comunidad bien tejida, protegida y sagrada, que sostenga esa novedad y te diga que no te preocupes porque todo se aclarará al cabo del tiempo. En nuestras sociedades, poco tiempo después de que el recién nacido ser sagrado despierte, suena el despertador a las siete de la mañana y llega la hora de irse a trabajar. Es un poco desorientador. Y, sin embargo, es lo que hay. Es lo que tenemos. Por consiguiente, debemos estar dispuestos a dejar que sea como sea. El intento de comprender la realización es lo que más la oculta.
Experimentar la realización de nuestro ser y seguir experimentándola después, cada vez más profundamente, es algo poderoso. Esta realización sigue una maduración natural en relación a su funcionamiento en el mundo del tiempo y el espacio, pero no se hace presente de golpe. Debemos confiar en su maduración, de la misma forma en que confiamos en la transformación de los bebés en niños, de los niños en adolescentes y de los adolescentes en adultos.
Adyashanti
Como guinda final, copio un párrafo del capítulo 21 del mismo libro:
Cuando nos sentamos sin pedirle nada al momento presente, sin esperar el siguiente, sin esperar obtener algo (sea lo que sea), cuando dejamos de esperar la iluminación, el amor, la paz o una mente tranquila y dejamos de pedirnos nada, lo sagrado surge sin más, pues no tiene que responder a ninguna exigencia. La verdadera relación sagrada con este momento florece cuando no esperamos que sea ninguna otra cosa. Es entonces cuando la belleza hace explosión. Pero si esperamos lo más mínimo del momento, empezamos a perdernos la belleza. Nuestra petición distorsiona lo que podemos ver y experimentar en nosotros mismos.
Adyashanti
Post relacionado: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/la-no-meditacion-reflexiones-sobre-la.html
¡Saludos!
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Hola, soy pradotranquilo, te dejo este link como aportación a tu biblioteca de esta página web de un Maestro realizado, español que tuve la gran suerte de conocer en Madrid. Verás que sigue la línea Advaita y tiene un apartado con una biblioteca donde puedes descargarte libros retraducidos por él ya que al estar realizado hila más fino en su traducción. También tiene libros escritos por él. Su nombre es Pedro Rodea o también se le conoce como Ativarnashrami, (el no nacido)
ResponderEliminarhttp://www.ativarnashram.com/biblioteca.htm
Un Abrazo.
Esto me gusta mucho Toni, gracias
ResponderEliminarHola pradotranquilo, muchas gracias por tu comentario. Es muy oportuno, y además la biblioteca que comparte Pedro Rodea es abundante y espléndida.
ResponderEliminarUn abrazo :-)
Hola Mariela, me gusta que te guste jejeje...
ResponderEliminarUn abrazo ;-)
Otro texto luminoso!
ResponderEliminarGracias Toni.
Feliz día.
Un abrazo.
¡Un abrazo, Sina! :-)
ResponderEliminarTambien me gusta que te guste que me guste!jeje
ResponderEliminarAbrazo
Muchas gracias, un texto extraordinario. ¿Sabeis de algún enlace para descargar algún libro de Adyashanti?.
ResponderEliminarMuchas gracias de nuevo
Hola Alfonso. No recuerdo haber visto libros de Adyashanti para descargar. Los libros suyos que he leído ha sido en publicaciones en libros de papel.
ResponderEliminarDe otros autores sí hay libros en internet, puse algunos en la biblioteca del blog:
http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/03/biblioteca.html
Saludos
Soy practicante de la enseñanza gnostica y estoy de acuerdo con estas enseñanzas aunque utilicemos palabras muy difetentes.El Ego es deseo si no hay deseos egoicos no hay sufrimiento.
ResponderEliminarAnoche me he acostado desesperanzada, llena del ilusorio sufrimiento y hoy al leer este blog siento que estoy en el "camino", no necesito nada, estuve más de 50 años desconectada y eso que me creia "espiritual", gracias Toni, he venido escuchando vídeos de Adyasshanti pero al leerlo en tu blog, he entendido ...
ResponderEliminarGracias por escribir :-) Me alegra que la inspiración te haya llegado. Nunca estamos desconectados de la eterna plenitud, pero cargamos con tantos conceptos ilusorios que hasta que no los soltamos, sentimos una especie de "peso" o "tapón" en nuestro corazón, una especie de oscuridad en nuestro sentir. Pero una vez soltadas las creencias ilusorias (y soltarlas puede suceder rápida o lentamente, generalmente es un proceso que dura años y años) entonces estamos quitando ese "tapón" y la felicidad que inmediatamente fluye, esa paz y relajación espontánea, nos abrazan como un río que nos baña en su frescor y pureza. A medida que soltamos más y más de nuestras creencias ilusorias, más fuerza cobra este "río de vida y paz". Finalmente, todos sin excepción acabamos por cansarnos del todo de esta vida ilusoria, y terminamos por soltar todas las ilusiones y dejarnos sumergir completamente en el Cielo, en nuestro verdadero Ser.
ResponderEliminarEl Cielo ya ES. Simplemente tenemos que reconocer lo que ya es así, eternamente así. Nadie nos puede alejar de Esto porque ES nuestro verdadero Ser. Simplemente lo reconocemos cuando dejamos de apegarnos a nuestros conceptos mundanos. Y así haremos, todos, tarde o temprano. La verdad es nuestra herencia, nuestro destino, porque es nuestro propio Ser y nada puede separarnos de lo que Somos.
Un abrazo.